De la nueva era: las virtudes del caos

alba_001En nuestro planeta estamos vivendo momentos extraordinarios de cambio en todos los niveles. Es por esta razón que nosotros los seres humanos deberíamos preocuparnos por encontrar el equilibrio necesario para adaptarnos a esas importantes transformaciones. Somos seres integrales, con cuerpo físico, mente, emociones, libre albedrío y un alma que está conectada con el Cosmos. Los invitamos a leer el artículo de nuestro invitado especial,

LAUREANO ALBA

 

Buena parte del malestar de nuestro tiempo está relacionado con los estados emocionales. El más conocido ahora y frecuente es el que hemos llamado,de común acuerdo "el estrés". Este nos conduce a estados de angustia,que pueden desencadenar al peor de todos los estados de angustia: la ira.

El estrés, es la más grande epidemia de la era moderna. No es otra cosa que la falta de acomodación a nuestra realidad. En el estrés están fallando nuestros mecanismos de adaptación a las dificultades, a las situaciones novedosas, a las transformaciones que son una característica de nuestra época.

Laureano Alba, colombiano,padre de familia. Estudios de Medicina Alopática, investigador, profesor de ética, estudios de Medicina Bioenergética, poeta y pintor.Los principios de adaptación comienzan a fallar cuando estamos desacomodados a una realidad de la cual estamos esperando más de lo que ella nos puede dar. Fallan esos mecanismos de adaptación cuando entramos en una situación límite en la que estamos a la expectativa de una realidad que se escapa a nuestra forma de concebir esa realidad.
La idea que nosotros -interpretando mal al universo de los fenómenos fisicos, a las leyes que gobiernan a la naturaleza- hemos tenido la tendencia a considerar que debemos aspirar a la perfección, a la exactitud de las fórmulas matemáticas. Pero la vida no es una fórmula matemática. La vida no está relacionada con la fórmula de la elipse, por ejemplo.
Esa es una aspiración que tiene que ver con la educación que damos a nuestros hijos, esa es la idea que traen al colegio algunos maestros formados en un rigor de pensamiento exigente y rígido. Esa es la regla con la que deseamos medir nuestro propio horizonte.
Creemos, influenciados por las exigencias que vienen de la ciencia y la tecnología, esas bondades y perversiones de nuestra época, que podemos aspirar a la exactitud y al órden en la naturaleza y en nosotros mismos.

Igor Prigoyin, obtuvo el Premio Nóbel, gracias a la teoría que describe las leyes del caos. Esta teoría plantea que los fenómenos fisicos, energéticos, la vida misma funcionan de acuerdo al principio elemental, de que un estado de desorden evoluciona, si se dan ciertas condiciones, a un estado de orden superior al inicial.
Mediante esta teoría, comprobada inclusive por modelos matemáticos, se ha podido llegar a descubrimientos de naturaleza muy particular. Estos fundamentos probados de la existencia en el universo de una ambigüedad permanente entre el orden y el desorden, acrecientan nuestras posibilidades para la aceptación de ciertas verdades que antes nos parecían inadmisibles. Muchas de esas verdades, que están en el terreno casi de la fantasía, o de algo más sutil, pero esencial como la poesía, pueden contribuír a crear en nosotros unas vertientes de sensibilidad, que nos permitan la aceptación de nuevos valores para nuestra forma de pensar,de sentir.
Estas nuevas premisas en el conocimiento, hacen la percepción y el conocimiento de la realidad más generoso y nos permite fluir hacia el cambio permanente de nosotros mismos.
Esta teoría, la Teoría del Caos, está regida por los siguientes principios que pueden ser incluídos en nuestras nuevas percepciones hacia un mundo interior más quilibrado, menos tenso, menos angustiado.

1.- El control. Expresa cosas tan sencillas como el principio, de que la ilusión de poder dominar la naturaleza en forma total es eso: sólo una ilusión, un imposible. Con este principio debemos aceptar, humildemente, la incertidumbre que rodea nuestras vidas.
2.-La creatividad. Este es el principio que más me gusta a mí personalmente. Si aceptamos que el mundo está en un permanente concierto de imperfección y desorden, pero que tiende a un orden superior, debemos exigirnos, ser creativos.
3.-La sutileza. Si aceptamos que estamos en un mundo de realidad en el que existe la ambigüedad, debemos estar atentos a los cambios mínimos, a la delicada influencia que pueden tener procesos que se dan en la naturaleza y en nosotros mismos. Estos cambios por elementales, sencillos, sutiles que sean, pueden producir una transformación personal o un cataclismo.

Es posible pensar en una relación con algo que está en el centro de mi interés: La poesía. La poesía como decía Pound, es esa cierta armonía sutil que acompaña el  pensamiento. Puede ser por supuesto esa armonía o esa desarmonía que fluye a niveles de comprension esenciales.

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