Fragmentos de 'Memorias del segundo exilio español 1954 - 2010'

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I
 

Estoy en la Biblioteca Nacional en Madrid, ocupándome del tema del segundo exilio en el que yo mismo salí, salimos tantos, entre 1940 y mediados de los 50, y algunos más

después, pero que no tiene ningún cartel. Leo uno de los poemas del "Asilo poético" de uno de nosotros, López Pacheco, y tropiezo con estos versos: "¿Y que haces en Canadá Jesús López Pacheco? / En Canadá hace nieve, y a veces os pregunto: / José Valente, ¿qué haces en Suiza? / ¿Qué haces en Albuquerque, Ángel González? / Juan Goytisolo, y tú en París, ¿qué haces? / ¿Qué hacía en Chicago Antonio Ferres? ¿Y en Canadá, también, José María Valverde / ¡Qué haces, Ángel Crespo..." A la inversa, yo me pregunto, "Y tú, Víctor, que haces en Madrid", en tu pueblo, en el que ahora te suelen confundir con uno más de los sin rostro, anónimos emigrantes hispanoamericanos. En alguna tienda o Bar cuando entro con Sara, mexicano-chicana --y no digamos antes con Beverly, afroamericana-- nos atienden con recelo cuando no nos desatienden: "dos sudacas más", maligna palabra y que me molestaba mucho leer a Umbral regocijarse con el idiota e injurioso epíteto...

 

 

 

 

Víctor Fuentes salió prófugo de la España franquista en 1954, y se considera parte del segundo exilio español. Anduvo por varios países europeos, con una permanencia de dos años en Inglaterra y, posteriormente, varios meses en Venezuela. Vive en Estados Unidos desde el otoño de 1956. En la Universidad de Nueva York, retomó sus estudios y se doctoró en lenguas romances en 1964. Desde 1965 ha sido profesor en la Universidad de California, Santa Bárbara, donde continua como profesor emérito, desde el 2003. Ha publicado números estudios sobre literatura española del siglo XIX y XX y sobre cine, y cine y literatura. Entre sus libros destacan: La marcha al pueblo en las letras españolas 1917-1936 (1980 y 2006), Buñuel en México (1993) y La mirada de Buñuel: cine, literatura y vida (2005). Ha publicado ediciones críticas de La Regenta y Misericordia (Akal). Bajo el heterónimo Floreal Hernández es personaje la novela Morir en Isla Vista, parte de una trilogía memorialista, cuyos otros dos libros, ya bajo su nombre, son: Bio-Grafia americana (publicado en el 2008, por la Fundación Jorge Guillén) y (en preparación) Toda una vida... Entre el exilio y el transtierro, del cual forman parte los fragmentos que publicamos.

II


En un Café de la Plaza de la Cebada de Madrid, en el verano del 2002 o 2203, antes de ver una reposición de Las bicicletas son para el verano, me encuentro con una anciana de 90 años, ciega, Victoria Gómez, acompañada de su hija. La invito a una copa de jerez y me cuenta su vida. Resulta ser una hija de la Fortunata galdosiana: A los 10 años empezó a trabajar de camisera y pronto comenzó a ir a los bailes del barrio tocados por organilleros. Se acuerda como si fuera hoy del día en que se proclamó la República, y del bullicio en la Puerta del Sol. Uno de los coches que pasaban, llenos hasta los topes, la recogió, "Sube muñeca". Ella misma se hacía sus vestidos como los de moda que veía en los escaparates, y vestida en ellos se iba al "baile de los cursis" y se casó con uno de los tales, al que le mataron al acabar la guerra, aunque su familia era de derechas, por haber estado en el frente republicano. Se sabía casi todas las canciones anarquistas y republicanas de la guerra y, animada por la copa de jerez, me tatareó varias de ellas, despotricando, entre canto y canto, contra Aznar y el PP, "los cursis que mandan ahora".
A pesar de su valor testimonial, la obra de Fernando Fernán Gómez palideció frente al testimonio vivo de Victoria Gómez, aquella vetusta, nueva, maja de Lavapies (Memorias del segundo exilio 1954-2006).

III


Y, ahora, este otro, algo más largo de Memorias del segundo exilio español, un episodio de activismo universitario en Madrid, protagonizado a fines de enero de 1954, tras una visita de la reina de Inglaterra a Gibraltar, contra la cual el SEU azuzó a sus integrantes a que protestaran ante la embajada, y en la que resultaron varios estudiantes aporreados por los "grises". Con la excusa de tal dureza represiva, y por aquello de "tras cornudos apaleados" nuestro grupo contestatario organizó una manifestación de protesta y :
El rector salió al balcón para tratar de apaciguar a la rugiente multitud que llenábamos la calle de San Bernardo, quitando troles a los tranvías, y le gritábamos, todos a una, "Fuera, cabrón, fuera". Luego, aquella demostración, primera protesta masiva contre el régimen vista en las calles del Madrid de la posguerra, bajamos por la Gran Vía, deteniendo el tráfico y quemando periódicos, Arriba, ABC... Finalmente, llegamos al coso de la Puerta del Sol, voceando frente a Gobernación: "Que salga el toro, que salga el toro". Claro que no salió y cuando empezaron a llegar los guardias y la policía, totalmente tomados de sorpresa, la multitud estudiantil se dispersó por las calles y callejuelas aledañas.
fuentes_victor_caratula_001En aquella demostración estudiantil --continuaba-- viví por primera vez lo que nos dice Alan Badiou, considerando el siglo XX como el siglo de las demostraciones: en el nombre de un cuerpo colectivo que usa el espacio público (la calle, la plaza) para desplegar su poder; la demostración es el sujeto colectivo, dotado de cuerpo. "Estamos aquí, podemos cambiar todo -escribe-celebrando en el cuerpo colectivo, el sujeto nosotros, en una acción de fraternidad como son las manifestaciones". Eso es lo que sentí aquella mañana, mi delgado cuerpo fundido en aquel mucho más robusto y una gran alegría que todavía hoy guardo y vuelco en esta páginas, y la cual he vuelto a sentir cada vez que se han vivido en nuestra época esas grandes Manifestaciones, varias de las cuales han cambiado la Historia.
Escribía esto en el 2010, lo vivido en las plazas públicas de Tunez y Egipto en el 2011 y, todavía mas reciente en las de España con el 15-M, refrenda con creces mis palabras (Memorias del segundo exilio español 1954-2010).

Fragmentos de Memorias del segundo exilio español 1954-2010 enviados a Aurora Boreal® por el escritor Víctor Fuentes. Foto de Víctor Fuentes © Isaac Hernández http://www.isaachernandez.com/

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