Un panameño en Hamburgo: Frank McClean

frank mcclean 001Llego a Hamburgo con un libro entre las manos. Es de un autor guatemalteco, de origen italiano, que narra las vicisitudes de unos amigos italianos en aquella tierra de volcanes. Tengo la misión de participar en un homenaje a un amigo, Frank Roberto McClean, que la comunidad alemana, caribeña y latinoamericana quiere hacerle a este cantante panameño

que llegó a la ciudad hanseática en 1987. Digo unas palabras en su honor, le entrego una placa, y no dejo de admirar el temple de su voz, el dominio del escenario, y su amplísimo repertorio musical, basado en una sólida educación musical que inició con su abuela jamaicana, de origen alemán, quien le introdujo en lo que sería su pasión y vida, una vida musical que comenzó con la orquesta del músico panameño Armando Bouza en 1947, compartiendo asi escenarios con Benny Moré y Daniel Santos, entre otros.

 

Al día siguiente, nos citamos en la estación principal. "Frank, nosotros somos de ciudad (le dije pensando en Panamá), así que llévame a un lugar concurrido, donde vea gente ir y venir". "Perfecto", dijo él, llevándome a un restaurante céntrico. "Siéntate aquí que es como ver una película pero sin títulos ni doblada". Sin querer pretender nada aquí, me siento verdaderamente a mis anchas, porque estoy frente a un panameño que ha visto y vivido el mundo, que ha viajado, y no me parece nada casual que haya eligido Hamburgo para vivir: puerto de entrada y salida de barcos. Frank nació en 1931, de padres panameños, cuyos abuelos emigraron de la pequeña isla de Jamaica. Su conocimiento del inglés provino de la familia, una lengua que, junto con el español, es su lengua materna, y, por lo tanto, no resulta nada extraño verlo con el New York Times o The Guardian entre sus largos dedos. Mientras estudiaba en el Instituto Nacional, escuela de donde egresó, estaba eximido de las clases de inglés, y trabó muy buena amistad con algunos de sus compañeros de clases que se convertirían en relevantes figuras políticas del país.

 

Este señor nació con la elegancia puesta. Verlo caminar es todo un placer con su estatura de un metro noventa. Como antiguo jugador de basketball y entrenador de varios equipos del Chorrillo, ha conservado su delgadez y su elasticidad a su edad, 82 años bien cumplidos, y me habla de su querido y bien recordado barrio popular, de sus músicos, deportistas y escritores: "de allí, tú ves, ha salido gente con mucho talento". Es el Chorrillo que lleva en su corazón, es el Panamá cosmopolita y vibrante que une el Pacífico y el Atlántico. Y antes de despedirnos, le hice una última pregunta que me inquietaba: "Frank, de las mujeres que has amado, ¿cuál se te ha quedado en el corazón?". Aquí, querido (a) lector (a) me quedo con la respuesta de este músico, un Panameño en Hamburgo, admirador de Frank Sinatra, Sammy Davis Junior y Harry Belafonte, quien ha sido (y es) un excelente embajador de nuestro país en todos los escenarios del mundo que le ha tocado vivir y cantar,

Gracias, Maestro.

 

Luis Pulido Ritter es doctor en Sociología y Filosofía por la Universidad Libre de Berlín. Ha escrito Matamoscas (poesía 1997), Recuerdo Panamá (novela 1998; 2005), Sueño Americano (novela 1999), ¿De qué mundo vienes? (novela 2010). Actualmente vive en Berlín. Escribe para el periódico La Estrella de Panamá.

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Un panameño en Hamburgo: Frank McClean enviado a Aurora Boreal® por Luis Pulido Ritter. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Luis Pulido Ritter. Foto Luis Pulido Ritter © Christian Olguín. Foto Frank McClean© Nagel 2009.

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