Luis Caballero - Políptico sobre piel y madera

Concepción general y dirección: Humberto Canessa.
Inspirado en la vida y obra del pintor colombiano Luis Caballero
(2)


A manera de introducción

El amor como metáfora de desgarro del corazón y del alma,

el amor como consumación de un deseo insatisfecho, insaciable, ligado con la profunda intensidad de un grito en el abismo del placer.
El cuerpo, como objeto, como medio para imprimir en él los más intensos deseos y descubrir sus infinitas posibilidades eróticas. Es como un ahogarse en líquidos que desafían la normalidad y la cordura.
El movimiento, como translación de sudores, gemidos, gestos, como pulgadas de piel dentro de pulgadas de piel, como diálogos entrecortados que amordazan a la pasión para contenerla y después desencadenarla con la violencia y la furia que sugiere un muslo, un seno descubierto, un torso desnudo, un sexo libre de velos, una boca hecha para el beso debajo de la piel.

 

El erotismo supremo perfeccionado a lo largo de tantos siglos de prohibiciones, de una iglesia vigilante, de un castigo tácito si se transgrede la adoración, hace que la vida y la obra de este pintor de torsos desnudos desgarrados adquieran otra vida dentro de los textos que pueden surgir cuando en el escenario se fija una bola de cristal, una cuerda, unas telas que aparecen y desaparecen tras bambalinas y, por supuesto, cuatro hombres y dos mujeres re-descubriendo el origen.
En este momento me surge la curiosidad de encontrar ese origen de torsos desnudos y de esa vida al margen puesta en escena donde lo único que se dice es el cuerpo.

 


A propósito de la obra

 

"En mis cuadros se ignora si las figuras están gozando o agonizando".
Luis Caballero


luis_caballero_002Justo antes de empezar a escribir sobre esta obra de danza contemporánea el aire es quebrado por unos tremendos aullidos. Trato de no perder el contacto de los dedos con el teclado y de los ojos con mis pensamientos y con la multitud de sensaciones que dejó la obra en mí.
Pensando en el artífice inspirador de esta obra se imponen, pues, las preguntas obvias: cómo trabaja el coreógrafo? De qué modo el bailarín sigue la antigua tradición de la danza contemporánea y haya las formas por una parte apropiadas al montaje y por otra dignas de ser continuadoras de un espacio vital presente en cada uno de los cuadros y en la vida misma de Caballero? Humberto Canessa, en la única e interrumpida charla que tuvimos durante el Festival Iberoamericano de teatro, contestó: "A diferencia de los griegos que veneraban dioses creados a su propia imagen, el proceso creador nuestro se aparta conscientemente de la imagen naturalista. Ya Anna Pávlova lo sugirió en sus puestas en escena de sus ballets y luego Alvin Ayley lo hizo aún más evidente en sus montajes contemporáneos. Mediante la abstracción o la exageración de la forma del cuadro original intentamos crear algo absolutamente nuevo, tan irreal como sea posible. Para conseguirlo nos servimos de todos aquellos elementos que nos sugieren poder, pasión, violencia y de aquellos seres que han estado presentes sexualmente en la vida de cada uno de nosotros".

 

ctorres_001Sigo en mi trabajo y los aullidos son cada vez más feroces. Parece como si a un bebé le estuvieran rasgando el alma. Me asomo intranquilo por la ventana y no logro aún descifrar el misterio.
Canessa continúa: "Las fuerzas estereométricas se utilizan para expresar la fuerza: zig-zags, ángulos, atrevidas curvas en el escenario que sugieren energía o la sombra de hechos oscuros que claramente develo". En este momento recuerdo la escena del primer desnudo masculino que aparece para ser venerado por los otros tres bailarines y dos bailarinas. Es el hombre que empieza a descubrir las infinitas posibilidades de su cuerpo y que comparte naturalmente su virilidad con el espacio y que elige otro cuerpo y otros cuerpos masculinos para consumar un deseo insatisfecho, insaciable, ligado con la profunda intensidad de un grito en el abismo puro del placer.
"El bailarín se concede un amplio margen de creación en su cuerpo que ha de albergar el imaginario espíritu de Caballero y que ha de parecer, cuando se mueve, extrañamente sobrenatural y profundamente erótico. Tras un proceso lento de creación se fue engendrando esta obra que constituye una unidad nueva, un nuevo ser emergido de sus plumillas, serigrafías y aguafuertes en las que nos basamos junto con la realidad colombiana presente". Reparo un poco en estos argumentos y encuentro ese erotismo perfeccionado, a pesar del pecado, en esta vida y obra recreadas para hacer que este pintor de torsos desgarrados adquiera otra existencia dentro del escenario; escenario con una cuerda fija, una bola de cristal, unas telas, cuatro hombres y dos mujeres.
luis_caballero_003Y dos mujeres. Ceso de escribir y un silencio acuciante se hace presente. Es como si el aire estuviera cargado de matices mudos que acentúan una pátina de tensión por los contrastes.
"Es una obra inclinada por la emotividad. Respetando la forma orgánica de los cuadros en los que nos basamos, las acentuamos para expresar lo sobrenatural y poner todo el énfasis en el torso, en los ojos, en las manos". Pasados cuarenta minutos de la obra, el aliento se contrae. Los torsos femeninos aparecen con todo su esplendor de otra galaxia y alguna mano cae suavemente sobre el muslo de canela. La otra mano se posa sobre la curva de la cadera y aparecen unos senos desnudos, perfectos y acostumbrados a la belleza. Todas las formas se entrelazan y, para desconcierto, las texturas de los hombres se hipotecan a su varonil duda y las mujeres continúan a pesar de la traición. La soledad y la violencia de esas bellezas jóvenes se presentan con unas telas rojas y blancas que se desgarran desde los rincones. "Trato de encontrar ese sentido innato de la armonía de las formas, de los ritmos que pueden dar más vida a sus aguafuertes". Aquí hace referencia a esa violencia descarnadamente erótica que se aparta de las proporciones naturales para tratar de expresar lo invisible y esencial de la vida y obra de Luis Caballero.
luis_caballero_004Sigo sin escuchar nada. El viento acaricia mis cortinas por las dos ventanas que se apartan para recibir el aire nuevo. Me paro. Miro hacia la carrilera del tren. Pita muy fuerte y hace su aparición esa locomotora negra repleta de sudor y arrastrando ocho vagones-cuerpos con sus muslos rodantes.
Ha pasado una hora y veinte minutos. Los torsos y los miembros ya no se pueden alargar más. Algunos se acortan y otros se redondean. Los pies apenas se apuntan. "La calidad de una obra depende en última instancia del talento personal del artista que es lo único que puede elevarla por encima de lo vulgar", fueron sus últimas palabras.
Se fue el último rumor del tren y un breve pero profundo aullido, tal vez el que estaba esperando, resuena como un quejido final. Un gato cruza veloz por el tejado y una sombra jadeante lo persigue hasta perderse en la oscuridad. Como un presagio, este romance de gatos, nos retorna al origen, a la sensación primigenia, a la nostalgia del paraíso perdido. Como un presagio, estos seis bailarines nos muestran al ser humano en toda su dimensión y belleza. -Lo que queremos decir es el cuerpo- dicen jadeantes desde su desnudez valiente frente a mi respiración desigual.
Se apagan las luces. Apago mi computador. Aplaudo con mis temblorosas manos y recorro esas hermosas pecas bronceadas que se descuelgan sobre el pecho y los senos, sobre el cuello y la espalda de esa bailarina que aún permanece sobre mis párpados.

luis_caballero_005Notas:
1. Esta obra fue presentada en el XII Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá por la compañía Corpus Érigo Danza Contemporánea, Compañía Humberto Canessa. Los fragmentos de la entrevista que aparecen en este texto fueron tomados de una rueda de prensa a la que asistí y en la que tuve la oportunidad de participar como escritor y periodista.
2. Luis Caballero (Bogotá, 27 de agosto de 1943 - 19 de junio de 1996).

Políptico sobre piel y madera enviado a Aurora Boreal® por el escritor Carlos G. Torres-Rodríguez. Foto de Carlos G. Torres-Rodríguez©Will Stackable. Las obras de Luis Caballero pertenencen a la Colección Banco de la República de Colombia y fueron enviadas a Aurora Boreal® por el escritor Carlos G. Torres-Rodríguez. Las obras en orden de aparición: 1) Luis Caballero. Sin título. Carboncillo sobre papel. 1978.  2) Luis Caballero. Sin título. Carboncillo sobre papel guarro. 105 x 75 cms. 1991. 3) Luis Caballero. Sin título. Litografía sobre papel. 1979. 4) Luis Caballero. Sin título. Sanguina sobre papel. 1977. 5) Luis Caballero. Sin título. Sanguina sobre papel. 1983. 6) Luis Caballero. Pintura anecdótica. Pintura, óleo sobre papel.1973.

pluis_caballero_006

Carlos G.Torres-Rodríguez
Colombia, 1964. Escritor y pedagogo. Ha enseñado literatura, arte y cine en varios colegios y universidades en Colombia. Además ha desarrollado diferentes proyectos creativos con comunidades de escasos recursos económicos en Brasil, República Dominicana y Colombia. Fue colaborador del diario La República y la Revista Número en las áreas de cine y literatura respectivamente. Co-creador del primer cine-club del Museo de Arte Moderno de Bogotá, bailarín de la Compañía de Danza Contemporánea Triknia Kabhelioz bajo la dirección del coreógrafo Carlos Jaramillo y asistente de dirección del Segundo Festival Internacional de Cine Ciudad de Bogotá. En el año 2002, publica su primer libro de relatos Un solo círculo un solo recorrido y desarrolla una propuesta donde integra a los estudiantes de secundaria en un proyecto editorial. Tiene dos libros inéditos para niños y un libro de poesía y fotografía en busca de editor. Actualmente es candidato del doctorado en literatura con especialización en crítica literaria y estudios de cine y video de la Universidad de Oklahoma en Estados Unidos. Su disertación, en proceso, es sobre la obra del maestro colombiano Álvaro Mutis.

Suscríbete

Suscríbete a nuestro boletín y mantente informado de nuestras actividades
Estoy de acuerdo con el Términos y Condiciones