Resolviendo el enigma

cajambre 071La narrativa colombiana es una cantera inagotable de muy buenos escritores. Entre ellos tenemos al poeta, ensayista y profesor universitario, Armando Romero, que con su novela Cajambre (2012) nos lanza a la selva americana, al Pacífico colombiano, donde se asienta una población afro-descendiente, en Buenaventura. En esta región hay un río, Cajambre, un poblado, Playitas, y una muerte, la de la pingüera Ruperta, que, según las mujeres que la conocieron, no era como los otras, por tener muchas cualidades, como la valentía y la solidaridad. La novela, en efecto, comienza, así: "fue la noche la que mató a Ruperta". Contra la sospecha de que tenemos que ver con una nueva versión de realismo mágico, tenemos a un joven escritor que, desde su posición de omnisciente observador, nos revela las interioridades de un mundo que oscila entre la realidad de una muerte y lo mágico de las creencias y representaciones sincréticas de los afro-descendientes. No obstante, no importa cuál es el punto de partida, una cosa es clara: los participantes quieren saber e intervienen en el esclarecimiento de la muerte de Ruperta. No es un policíaco en el sentido clásico (no hay detectives), aunque tampoco es un anti-policíaco, pues es la comunidad es la que actúa para saber quién mató a Ruperta, muerte que, efectivamente, es resuelta por la comunidad, yendo así más allá del enigma de crímenes y muerte irresueltas (la impunidad) tan propio de nuestros países. En un país marcado por las guerras y conflictos políticos viscerales, la comunidad en Cajambre funciona a condición de administrarse a sí misma. En este espacio cuasi-autónomo, aunque no anárquico, pues tiene sus jerarquías y su orden, nos encontramos todavía con un mundo con fronteras bien delimitadas, ya sea por clases o razas. En efecto, en la comunidad que se describe conviven los negros de la región (con sus economías de subsistencia), los colombianos blancos (propietarios de las aserrías), los intermediarios (igualmente blancos) y los extranjeros. La muerte de Ruperta revela, detrás de la aparente armonía de la comunidad, que hay quienes sacan provecho explotando a los negros que, como ella, habían venido organizándose en la defensa de sus intereses como piangüeras, trabajo que consiste en extraer conchas de los manglares.


En un mundo donde se afirmaba que la tierra era de nadie, la novela Cajambre nos lleva por las resonancias más íntimas de la novelística latinoamericana, donde la selva tiene su lugar en la cosmogonía narrativa. Son resonancias que nos llevan hasta Nostromo, novela de Joseph Conrad donde la selva y el río están presentes en la vorágine del paisaje americano. En efecto, si en la primera la mina es el polo de atracción de los personajes blancos, la madera lo es en la novela de Romero, donde el río desemboca en el mar Pacífico. Es un mundo que se nos revela a través del narrador que, según parece, es fiel a los hechos que re-construye, y donde lo mágico interviene por la presencia misma de los negros con sus cosmogonías que, paradójicamente, no terminan encumbriendo al mundo en una sombra de misterio y enigmas, pero sí ayudan a aclararlo con su intervención en el mundo de Cajambre.

 

 

 

 

 

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Luis Pulido Ritter es doctor en Sociología y Filosofía por la Universidad Libre de Berlín. Ha escrito Matamoscas (poesía 1997), Recuerdo Panamá (novela 1998; 2005), Sueño Americano (novela 1999), ¿De qué mundo vienes? (novela 2010). Actualmente vive en Berlín. Escribe para el periódico La Estrella de Panamá y Aurora Boreal®.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sobre el autor

armando romero 070ARMANDO ROMERO (Cali, Colombia, 1944) perteneció al grupo inicial del nadaísmo —movimiento colombiano de vanguardia de la década de los 60—. Viajó y residió en varios países de América, Europa y Asia, entre ellos México y Venezuela; también en Grecia donde escribió su primera novela, Un día entre las cruces (1993) y varios libros de poemas. Actualmente vive en los Estados Unidos. Entre sus libros figuran los poemarios Los móviles del sueño (Premio Mérida de Poesía, 1975), El poeta de vidrio (Caracas, 1979), A rienda suelta (Buenos Aires, 1991), Agion Oros- El Monte santo (Caracas, 2001), De noche el sol (Medellín, 2004) y Versos libre por Venecia (Venecia, 2010); los libros de cuentos El demonio y su mano (Caracas, 1975), La casa de los vespertilios (Caracas, 1982), La esquina del movimiento (Caracas, 1992) y La raíz de las bestias (México, 2005); y las novelas Un día entre las cruces (Bogotá, 1993) ; La piel por la piel (Caracas, 1997) y La rueda de Chicago (Bogotá, 2004), que recibió el Premio a la mejor novela de aventura en el Latino Book Festival (Nueva York, 2005) y fue finalista del Premio Rómulo Gallegos. Es también el antólogo del libro Una gravedad alegre. Antología de poesía latinoamericana al siglo XXI (DIFÁCIL, 2007). Su obra ha sido traducida al inglés, italiano, francés, portugués, griego, árabe, rumano, hindi y alemán. Ha sido distinguido con el título de Charles Phelps Taft Professor de la Universidad de Cincinnati. En 2008 la Universidad de Atenas le nombró Doctor Honoris Causa. La revista literaria Aleph (Colombia) le dedicó un número crítico completo (160) a su obra. Lo puede leer pulsando el siguiente enlace aquí.

Reseña sobre la novela Cajambre enviada a Aurora Boreal® por Luis Pulido Ritter. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Luis Pulido Ritter. Foto Luis Pulido Ritter © Christian Olguín.

 

 


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