Jorge Ariel Madrazo - Domingos de poesía

Jorge Ariel Madrazo (Argentina, 1931-2016). Poeta, narrador, traductor y crítico literario. La Biblioteca Nacional de la República Argentina lo distinguió en 2014 con el premio Rosa de Cobre a la Trayectoria en Poesía. Como traductor obtuvo el premio IBBY y el premio Paulo Ronai, ambos en 2005. Su poesía dialógica, el empleo de un lenguaje desbordante y el uso de ciertos elementos como arcaísmos, neologismos, enclíticos, adjetivos sustantivados, sustantivos verbalizados y diminutivos que aplica incluso en algunos verbos, caracterizan su voz y la hacen inconfundible. En sus textos el poeta amalgama recuerdos, experiencias y algunos acontecimientos vitales, a veces con cierta ternura, en los que están presentes los amigos, los amores, unos cuantos gatos y personajes reconocibles. Las fuentes a las que recurre son infinitas y están ligadas a la experiencia poética como conciencia de la condición humana.

 

 

 

UN CORTE DE
                                      luz
generalizado
entonces: se
             ve
(todo)
por la primera
            vez
(todo y
el silencio)
            y
Ella, la mujer
cruzada de brazos
frente a      la negra
           luna

la luna       llena
que navega
sobre gatos
llorosos     sobre
árboles.

 

 

JURAN LOS MALPENSADOS
que ella flamea
alas
y no brazos,
nada ortodoxas alas
es verdad
pero de tal levísima sustancia
que al correr a estrechar con
dulzura a mi amiga y
rogarle: «Ven, fiel mensajera
de la delicadeza», tintineó ella
sus manitas —¿sus alas, acaso?— y
                                               se elevó
hasta disolverse más luego en
la lluvia.

Jamás diré cuánto la extraño.
Desorientado, en la alta noche
ya no sé qué es peor:
si oír que no me ama
o saber que ahora pertenece al aire.

 

 

¿SE HABRÁN PREVISTO DESCARNADOS,

sombras vivientes de un film mudo, los actores
(hoy muertos) de un film mudo?
Es decir: ¿soñaría louise brooks
la lujuria la sal de pasión
de algún voyeur de hoy deseando a su lulú
y tal voyeur el deseo
             adivine
del hijo que mañana deseará a su
louise brooks?

Y así, siguiendo el hilo, dudarás:
Los mitos griegos     las perséfones perversas
¿sospecharon, un acaso, un talvez, su mítico
linaje? ¿Habrán quizás pensado: «Mito somos
y así debemos comportarnos»? ¿O:
«triste es el mito que no se presiente»?

Y ¿cómo en la foto tremolar tal gesto, convertirte
en el mítico ancestro de un futuro álbum familiar?
¿Susurrar cheeseee y tu obediente
                            sonrisa («mirar al pajarito»)?
Pajarito gorjea, viajero
de los flashes del Tiempo.

 

 

OSOS O BANDIDOS, NO SABÉS

quién te asaltará     desde lo oscuro
en esta carretera hacia el más puro
                           olvido
la peor del universo, poblada
             por tus seres queridos,
poblada por muñones y caballos congelados
que claman al cielo bajo la eterna nieve, esta
carretera tendida hacia el verso
imposible que anhelás.
Y su piedra caliza vuelta lodazal.
Y el temporal
que nada deja ver
     por lo cual

la pistola extraés
los cartuchos extraés de la gelinita de tu alma
y los bandidos, sus gruesas pieles polares:
observás cómo atraviesan la carretera, la peor
que cualquier luna pueda
iluminar
y transpirás como un condenado
a mil grados
bajo cero.
Bultos blancos invaden tus pupilas,
disparás sin mirar hacia adelante, hacia el pasado,
con deseo con sales marinas con furia loca
con ambos brazos disparás.

(Sólo logras herir a tus seres queridos.
La carretera renace de sí misma.
Los bandidos reparten tus pedazos). 

 

 

ANOCHE VISITÉ AMIGOS MUERTOS.

Descansan, quién diría, todo su no­tiempo
en jardines cuyos ramos cobijan poemas
y citrus de ignota acidez.     Los descubrí
trajeados y alegres, tanto que me hallé
confesando: —No hubiera jamás creído
Edgar, Francisco, Antonio,
              jamás pensé
Gianni, Joaquín, Enrique, Alberto,
Horacio, Celia, hallarlos tan contentos
como si fuese un suspirito vuestro
transcurrir.

Conversamos sobre bares y dragones,
              sobre amores frutecidos en hoteles y
parques con dedos de niebla. Mateando,
sonreídos, me despidieron con un fulgor
que no olvidaré.

Se escondía en sus miradas el color de una
verdad. Y había en sus labios
una revelación.

A Edgar Bayley, Francisco Madariaga, Antonio Ali­berti,
Gianni Siccardi, Joaquín Giannuzzi, Enrique Puccia,
Enrique Molina, Alberto Vanasco, Horacio Castillo,
Celia Gourinski

 

 

ESA TARDE O MAÑANA ¿ACASO

anochecer?    javier sologuren acogió
en sus pupilas el geranio
de párpados de nácar y tan
lento paseaba bajo el
sol su íntima soledad
sologuren
tan geranio hablaban aquellas
sus
pupilas
dulce tan su mujer en la tarde o
mañana (¿anochecer acaso?) que la
indolente o cavilosa orgía de nácar del
geranio fue tal vez el
poema mejor
que sologuren balbuceó en esa hora y en
la hora
de nuestra muerte cuando
nácares del geranio (de sologuren ojos)
serían un temblor entibiando la tarde

(¿la noche acaso la mañana?) un poema
serían, la idea del «geranio»
su perfume sería
esa mañana (o tarde)
en medellín.

                                            [Con el poeta Javier Sologuren, en
                                           «el patio de los geranios», Medellín, 1993]

 

 

TRAS ACUCIOSAS INVESTIGACIONES

se ha podido comprobar
que el diclofenaco provoca cierta
casi inevitable falla renal
en los acaso poco tratables
buitres asiáticos.      También
(para estupor de los científicos de
              avanzada edad)
comprobóse idéntica renal
              fragilidad
en los ancianos de la así llamada
especie humana, cuyo
metabolismo se asemeja, en
más de un aspecto, al de esos buitres
con dolor en los riñones.

Nadie, ciertamente, debería
sentirse ofendido por la revelación
de que, allá en el fondo, sólo somos
depredadores angurrientos
buitres
con picos
              garras
                             alas,
cuello        camisa     corbata
a rayas
                saco azul.

 

 

ÁNGEL HALLÓSE (ALADO) FRENTE AL VENTANAL

en la casa del hombre que fue,
junto a la rueca donde hila dudas el oráculo.
Nunca se sintió ángel él, el expatriado
del fragor de las esferas las alas
ángel batía tonto contra el techo,
consternose asexuado (solitario).

Mas obró alguien el error
la torpe
decisión: el ventanal se abrió
             bien ancho hacia la noche:
ángel hoy vuela en
sótanos
             pistilos
                           entrepiernas
ráscase en la plaza      insulta
tiene novia                   va al fútbol
                se emborracha cavila.

 

 

AL ATARDECER EN LA

mañana
quien diga

que esa mujer
ha
muerto
es ciego torpe no
            imagina
rojas embajadas
de la renaciente

en la mañana en el
atardecer o
cobaltos de
la noche
ella amamanta mi
costillar
              escoltada por un perro
de caza
                            y un ramo
de nomeolvides

por el día en
las vísperas
de la cacería de oscuro dolor
no llega ella ni
                         parte
quédase fervorosa y
desnuda
              se alza
con la luna
se acuesta con el sol

cuando ella ríe
la palabra mujer
ilumina diademas
de infinito

 

 

UN GATO MUERTO, PRESCINDIBLE


carece en apariencia de co­-
                                                 razón
(de ser) su ser es la gatedad:
el espejo del espejo de un gato

(igual a un poeta o gato vivo
en tal diverso maullido o melodía).

 

 

EL GATO DEL POETA

william carlos williams
adelanta una pata sin hueso y
otro mundo danza    simultáneo
al visible mundo irreal. En lo invisible
de lo visible danza otro mundo
             danzan
soles o arcángeles de la locura. Y mirás
la araña milimétrica, cerámica negra,
pornográfica muñeca,     souvenirs
de chile o tombuctú,
papeles travestidos en lánguido orden,
tu hueso que plañe cuando hay
                          humedad.

En un susurro de louis jouvet o un dístico
              del dante:
otro mundo danza simultáneo. El alud de
las nubes te fuerza a aceptar
la índole humana, cortázar y sus erres:
¿Si de repente renacieras hormiga?

Otro mundo danza y danzará y
              sucede cada cosa
(si sucede) en otro mundo donde
crucial humanito degollás
tu carótida tu párpado
en el viento.

 

 

IGUAL A CABEZA GATUNA

que sobresáltase / atisba /
reflejados ojos orejas sobre vivaz
superficie o azogue
donde brota la otra bestia / el
                                        platónico símil
(Idea felina / rengueando pilosas /
abigarradas distorsiones /
tan necesarias sin embargo para dar vida
al Arquetipo / cuando esa réplica viviente
(¿de qué matriz primordial?)
bufa / rasguña a su imperfecta sombra
                                         en el espejo.

Gato ¿o qué? /
mentirosamente real / despavorido ante aquel
                                         sosías o fantasmón
(igual o casi ¿ pueden ver?
a cualquier / craso mortal de
humanosa / bellaca condición o
             urdimbre).

 

 

RATA DE LA DICHA, PERVERSO

colibrí de la desdicha: ¿a qué tañir,
precisamente ahora, nuestra
parla mortal evocando
ilusorio goce ñiñeril? ¿A qué voltearse
             del revés
como aviesa cinta de Moebius?

¿a qué la rata de la dicha
mascaría
precisamente ahora
tu huecesillo íntimo?

Ah, mi diosito, protestás
en tu huidiza torre de arena
ah mi diosito mío, mi colibrí
de la desdicha
perversa rata de la dicha ¿a qué tan
luego ahora y
                           tanta pena?
¿A qué la vana pretensión: discernir
como quien quiere conocer su nombre:
agua de tinieblas, tierra firme de luz?

 

 

PEDÍAS A GARDEL

un cantar despojado de inútiles
ornatos: parís la viril apostura la sonrisa
aquélla sórdidos neones     galas
             de revancha
calcinando el abasto intransferibles
letras erres donde arrastrara dejos
impostaciones que al jilguear surcaban
esa mar océano.
Un cantar pedías sin vanos
atributos: sólo la voz danzante
entre los astros sólo
             su nonato vagido
de niño al borde de morir

(sólo esa voz con pujos de
silencio sólo
su crucial lloro en mito transmutado)

 

 

CÓMO EXPLICAR TAL DERROCHE:

tus brazos
de blancura de ave tus pechos
circundados de astros.
             Nadie sabe
que ser mirado por tus ojos es
fatales desembarcos
                           alhucemas
claror del alma sobre el mar

sin embargo
este amor llega y huye
a cada instante huye no
se está quieto el bueno para nada
el tonto de capa y capirote
descubierto a tres trancos de
la muerte. Cómo explicar

tal tardía circunstancia del viento
              tal conjura
de mínimos aires nonatos:
piernas las tuyas rodeando el
              mundo
voz tuya ruego de canela
cabellos tuyos
donde nada el sol

 

 

RUÉGALE ELLA: BESA MIS VELOS

pliegues míos te ruego me beses
sutura suscitadora de abandono
o   quemazón.
Le dice él: he de besar
tus simétricos sintagmas levantiscos
tus postreras
                        estribaciones
                                        húmedas
deleitosas catáforas hundiéndose
en el mar.
Ella: sus rojísimos
quiasmos pezonados cuando
los felinos del
«cómo cómo estás»
eleven filológicas turgencias
y acaricien dedos de él saliva
de femenino labio
(pasional metonimia
                           penetraciones en tropel)

Ruégale Ella luego y se enciende
olas ruedan sobre sus hombros
sobre aquél su hombre transterrado
le dice Ella plegaria íntima
«te quiero» dice y vuela sobre
todos los tejados       del mundo.

¿Y quién dijo que jamás —jamás—
he de retrovar
tu rajita     tu allegretto
                                 para
clavecín tu bucle
tu pezón
             (el pezón pecador
                           por lealtad a sí mismo)?

 

 

[Sólo un niño de Surrey…]

                        Al gran sexólogo Havelock Ellis que, según propia confesión,
                        sólo conoció el amor en la alta edad.

SÓLO UN NIÑO DE SURREY / ACUNADO EN EL OSCURO PÁNICO
de la reina Victoria / robando huracanes
en la proa del velero Empress / Ese era el Havelock
de celestes lagunas / es decir: ojos iguanas /
que alumbraban sus bífidas lenguas / sus ominosas
poluciones nocturnas / tan nocturnas como el sol
del puerto delirado por / el velero de su padre y por /
             raros fantasmas sudamericanos.

Pero cuando Havelock adolesció y / se adultó / sin
jamás jamás / adulterar la lluvia de sus ojos /
danzó platónicos amoríos llamados agnes olive may /
Mirábanse bellos y desnudos / como aves /
              incapaces de volar.
Y así Havelock se casó sin casi / saber del sexo más
que el niñito del velero Empress / y conoció /
a Hilda Doolittle quien era «un gran pájaro blanco
al borde / de un acantilado». /
Y cuando Havelock fue ya un viejo y lo amaban
todas las mujeres del mundo / Françoise Delisle le
reveló / un mundo / jadeante entre sus piernas /
Y Havelock Ellis escribió los más bellos tratados sobre
                                                                   el amor /
con el estremecido júbilo tardío del / hombre que /
a punto de morir / desde su ventana descubre / llorando /
la última estrella del universo.

 

 

MIENTRAS ÉL DUERME      PUTAMUERTE

hurga sus papeles     su poema mejor
desbarata a hurtadillas     mastúrbase por
razones de delirio o
                                                  ansiedad
Putamuerte     incantata donna deliziosa
              le concede (y él lo ignora)
tres años más de vida: el poema
deberá ser concluso     Putamuerte
anhela develarlo      masturbarse anhela
en esas entrelíneas                    (o entre-
                                                                    telas)

¿Para qué serviría el poema si no alcanza
a derrumbar de goces a la muerte?

 

 

ADVIERTE EL ESCRIBA AL LECTOR:

el poeta (creámelo) no existe, pero acaso
pueda nacer el torpe mago
si usted, hacedor de palabras
las echa a palabrear, gatear
como los hombres de muy antes
en pinturas rupestres, en grutas.
El poeta son todos ellos que alzan sus
fuegos por orden de ardor
             Ni afán de expresión ni arte
sólo amundarte en seres
únicos irremplazables.
Un monstruo imaginario en la caverna.
Una revelación rota en tu boca.

 

 

EL HOMBRE («SU ALMA») SUEÑA

demonios o arcángeles columpiando
en la raíz barroca
              («pie»)
cuando el cielo, atmósfera cercana
se quiebra en portentosa juguetería
              («ventana»)
y un vellón
              («pájaro o saeta»)
surca el sol
              («la mañana»)

El hombre, pues, evoca
aquellas exigentes suavidades
              («mujer»)
Cierta despedida definitiva
              («el instante en que lo arrojan
              a un destino una llama»)
Y así la soledad
              («el sexo, nadamente»)
ese botón del desespero. Otra
causa no existe. Él lo ha dicho
              («la muerte»).
La falaz disolución de aquel Extraño
              («la apariencia»).

 

Come back buenos aires
(1983)

Y desandé calles espesas
como la barba del abuelo en el grabado oval
(salón en brumas inexistente ya)
Transité abismos cuajados en raras alimañas
                                                                   allí
donde la vista ni se atreve
y el siempreidéntico quiosquero
joven anciano, escultura de cera bajo
focos de mortecina luz, y las
relaciones de querer y poder:
todo ello permanece
más allá de palabra o silencio

y los vastos jardines humeantes de los que no
                                                                  te hablo aquí
más vertiginosos que una autopista más
             venenosos que el dolor
son esa sombra o permanencia
obstinación sin vegetal variedad
(clandestino pecado de familia)
al que he de volver
                          no para decirle
mi buenos aires querido
sólo hola
y a ver cómo nos va.

               (Algunas escenas del mundo [antología personal, 1966-2012], inédito)

 

 

[Acudieron los gatos de todos]*

               Para Diego Viniarsky i.m.
               y Flor, niña no-niña

ACUDIERON LOS GATOS DE TODOS
los colores, al llamado
en la puerta del ya ido
acudieron los gatos, erizada
metonimia de la
               ausencia
orejas con filo y un frío que dolía
más allá
de galaxia conocida

Fosforecidos ojos gatunos chillaban: ya
no más,
no está, partió en rara excursión
el alquimista de los dolores
el mago de la indescifrada fórmula del
         revivir
así chillaron, huyendo a la carrera
(es que presentían a
la Oscura)

y se quedó sin gatos la niña verdegris
de zapatitos como oreja de gato
sin padre se quedó
para un siempre muy largo
la niña menos niña del planeta
tragó toda su
lágrima

ante la puerta
puro hueco
clamando por padre, por gatos
al cielo solo, demudado,
           mudo

               *(Gatimonio: poemas de gatos de autores hispanoamericanos.
               Sergio Laignelet [ed.]. Madrid: Lebas, 2013)

 

 

LOS INDESEABLES

como el pingüino bebé forzado a
zambullirse de pico y cabeza en helada bahía
por la falta de maternal menú
y brinca entre
poliedros de hielo en busca del dichoso
mar abierto
(o salvación)
y de pronto lo engulle una gran fauce
brotada de las turgentes aguas

así mismito
ellas y ellos
señorasseñores bebés
del Africa de Siria de Irak de
Afganistán
soñarían con posar sus pies sus almas en la playa
en Italia o
Cantabria o Salónica o
en los acantilados de Calais
y el agujero negro de aquel salado cosmos los engulló
pasándose luego la lengua
con fruición
por oceánico labio

Como los normandos del rey Guillermo II
El Conquistador
caprichoso pretendiente al trono inglés
gran vencedor en las colinas de Hastings en 1066
y todo fue normando
y la lengua pasó a ser
anglo-normanda
y todo sería normando
y hasta la niebla inglesa fue ya niebla normanda

siglos más tarde
(exactamente hoy)
decenas de miles de refugiados
(se dicen que desbordan el millón)
a quienes robots todos de blanco fumigan por las dudas
decenas de miles de no-vivientes
contrahechos en el fondo de sus gomones
como boyas flotantes sus vísceras llenas
de mar sus ropas
que un día se bebieron su propio pis
otro día comieron insectos
encerrados en jaulas como criminales
encerrados en containers como perros amarillos
divididos hombre de mujer
algunos de ellos manejarán acaso taxis en un futuro mejor
otros ven pintados de rojo sus umbrales
«aquí habita un invasor»

otras en fin son putas en las frías strasse de Berlin
y sobre toda humana cosa
tendrán algún dominio
y la anciana Europa habrá de ser
una montaña de refugiados famélicos
una montaña de aullidos en la noche
de skinheads pateando niñitos
de gentes que los insultan y escupen
de buenas gentes pidiendo piedad

Y el incendio (por supuesto, intencional) arrasa
los bosques
la reserva color esmeralda que tamaño celo reclamó
todo es y será negro aquí
las aves caen sobre el fuego
no bien iniciado el seráfico vuelo
los ciervos: pira de cenizas
el ser humano se divierte

pero los refugiados mueren de a millares
palestinos mueren de a millares
en cayucos en balsas desde el África y Oriente
huyen y mueren los indeseables de a millares
niños con sus pantaloncitos mueren de a millares
mueren ahogados como moscas
púdrense al sol
mueren como hormigas bajo la luna azul
y todo está muy bien en todo el planeta
y esto es la ultimísima guerra mundial
y Jesús nos increpa en su madero
igual, los mandatarios sonríen a la cámara.

los años pasan y
los rerfugiados se arrastran por los túneles
son guiñapos penden de alambres de púas
platican con corales medusas caballos de mar
mandan misivas a la iglesia
se van al más allá con sus risas sin dientes.

Y al que no le guste, pues, que se aguante
Si no, todo sería realmente muy triste.

 

 

LOS ABANDONADOS

Veinte veces mil acaso más (ponga la cifra usted)
niñitos solos solos
deambulan absurdamente como peones de mudanza
que acarreen tremendo espejo de pared
hacia el planeta de los ciegos
o derramen aguas con un jarro
en el lago Baikal

Niñitos se te ríen en la cara en rara jerigonza
te miran con ojos asesinos
bueno sería pedirles bellos modales
pónganse la servilleta laven los cubiertos besen a la
abuela la mejilla encofrada de polvos

Niños desarrapados jamás habrán de aprender, pues?
Miren los otros enanitos tan educados
eh diminutos refugiados
ustedes aquí estorban busquen a sus padres,
o invéntenlos
ya hay demasiados niños aquí
la verdad: en europa

de niños estamos
hasta en la sopa

              (Revista digital Iris News, s/f)

 

jorge ariel madrazo 375Jorge Ariel Madrazo (Argentina, 1931-2016). Poeta, narrador, traductor y crítico literario. La Biblioteca Nacional de la República Argentina lo distinguió en 2014 con el premio Rosa de Cobre a la Trayectoria en Poesía. Como traductor obtuvo el premio IBBY y el premio Paulo Ronai, ambos en 2005. Su poesía dialógica, el empleo de un lenguaje desbordante y el uso de ciertos elementos como arcaísmos, neologismos, enclíticos, adjetivos sustantivados, sustantivos verbalizados y diminutivos que aplica incluso en algunos verbos, caracterizan su voz y la hacen inconfundible. En sus textos el poeta amalgama recuerdos, experiencias y algunos acontecimientos vitales, a veces con cierta ternura, en los que están presentes los amigos, los amores, unos cuantos gatos y personajes reconocibles. Las fuentes a las que recurre son infinitas y están ligadas a la experiencia poética como conciencia de la condición humana.

 

Fuentes bibliográficas y de consulta:
Algunas escenas del mundo: antología personal, 1966-2012. Prólogo de Marta Brair (libro inédito); Algunas escenas del mundo. Toluca de Lerdo: La hoja Murmurante, separata Arte Libertario No. 448; La tinta de Alcatráz / UAEMéx, 2016; Gatimonio: poemas de gatos de autores hispanoamericanos. Sergio Laignelet (ed.). Madrid: Lebas, 2013 (incluye tres poemas inéditos de J. A. M.); Revista digital Iris News.

 

"Domingos de poesía" es una idea original del poeta Sergio Laignelet, colaborador de Aurora Boreal®. Se publica semanalmente. Toda la selección y cura de los materiales por Sergio Laignelet.

sergio laignelet 250

Sobre Sergio Laignelet
Bogotá, 1969. Poeta colombiano residente en Madrid, editor, corrector de estilo y ortotipográfico de publicaciones educativas y culturales. Libros publicados: That's all Folks! (poemas animados). Madrid, 2017; Cuentos sin hadas. Canarias, 2010; Carnaval (plaquette). Bogotá, 2007; Malas Lenguas. Bogotá, 2005. Ediciones bilingües de CSH: Danés: Omvendte eventyr. H. Krarup trad. Copenhague, 2017; Francés: Contes á l’envers. R. Durand trad. Toulon, 2015, y Colomiers, 2017 (además, poemas suyos han sido traducidos al inglés, portugués, italiano, sueco, finés, polaco y japonés). Antología editada: Gatimonio: poemas de gatos de autores hispanoamericanos. Madrid, 2013.

Poemas de Jorge Ariel Madrazo. Selección de poemas: Sergio Laignelet. Material enviado a Aurora Boreal® por Sergio Laignelet. Publicado con autorización de Herederos de Jorge Ariel Madrazo. Fotografías Jorge Ariel Madrazo aportadas por Herederos de J. A. M. Archivo familiar. Fotografía Sergio Laignelet © Lorenzo Hernández.

Para leer más Domingos de poesía pulse aquí.

Suscríbete

Suscríbete a nuestro boletín y mantente informado de nuestras actividades
Estoy de acuerdo con el Términos y Condiciones