Entrevista a Juan Manuel Villalobos

juan_manuel_villalobos_002El arte tiende a prosperar frente a las situaciones más adversas. Así lo ha demostrado el escritor mexicano Juan Manuel Villalobos al escribir su primera novela, titulada La vida frágil de Annette Blanche. La obra nació a raíz de un desengaño profesional de su autor, que como periodista fue contratado, sin saberlo para trabajar con cámara oculta para una productora de televisión en España. El novelista conversó con Luis Pulido Ritter acerca de este libro, que fue publicado bajo el sello de la editorial Losada.

 

1. En tu novela el protagonista Juan afirma que no tiene mapas. Pero él hace una perfecta cartografía de su universo: la fragilidad del amor, la corrupción de los intelectuales en México y del mundo editorial, ¿no es cierto?

El protagonista no tiene una ruta; con lo que le depara la vida, se va construyendo una ruta; va reconociendo una cartografía: la del desamparo, la del desencanto; pero es gracias a ese mapa, a esa construcción, que encontrará el sentido de muchas cosas de las que se cree falto; digamos, de su pasado; de sus ausencias y carencias. Esa fragilidad del amor, ese entorno "corrompido", le descubre de alguna manera el mapa que no conoce. En algún sentido, el protagonista va en busca, casi permanentemente y con cierta angustia e impaciencia, de sí mismo.

 

2. Juan, a pesar de haber nacido en el Caribe mexicano, está muy lejos de brindarnos un mundo mágico. Él habla de "triste modernidad". ¿Qué quiere decir?

En el contexto de la novela, se refiere a cómo la modernidad, las costumbres citadinas, de las grandes megalópolis, invaden a los pueblos. No se trata de hablar aquí de la "contaminación" de las raíces, sino de cómo desde el poder del dinero se hace una lectura de lo que debe ser, sin que esta se ajuste a las necesidades reales. Hay un momento que el protagonista repara en cómo nuestra vida está llena de pantallas: en los autobuses, en los aeropuertos, en los aviones, en las farmacias, en la calle, todo está contaminado de pantallas y voces exteriores. No dejan opción a la elección: está ahí, y hay que verlas, oírlas. Se habla mucho de la contaminación ambiental, de la contaminación acústica, pero casi nada de la contaminación visual. Ya no se puede ir a un café, tranquilo, en donde no esté la televisión encendida. Ya no se puede pasear en la calle sin que interrumpa el paseo un letrero electrónico que informa del último atentado en no sé donde. Esa es la triste modernidad a la que se refiere el protagonista. Y uno se pregunta: ¿por qué si se ha prohibido el cigarro, no se han prohibido las pantallas?: son exactamente igual de peligrosas para la salud.

Luis Pulido Ritter es doctor en Sociología y Filosofía por la Universidad Libre de Berlín. Ha escrito Matamoscas (poesía 1997), Recuerdo Panamá (novela 1998; 2005), Sueño Americano (novela 1999), ¿De qué mundo vienes? (novela 2010). Actualmente vive en Berlín. Escribe para el periódico La Estrella de Panamá.

luis_pulido_0023. "Etranger de Merde", "extranjero de mierda", escucha Juan en Francia y en España. ¿Es esta la lectura que hace Juan de Europa por su condición de ser extranjero?

No necesariamente; sí, es la manera más extrema con la que cualquiera preserva su territorio; con la que cualquiera quiere "defenderlo"; es la forma con la que la gente aísla a los otros. Es quizá por eso que el insulto le resulta a Juan, no un acto de barbarie, sino de derrota; la forma en la que se ejercita la distancia y destruye la convivencia, la armonía, la mezcla. Es la manera más extrema para mostrar que tú y yo no somos iguales, pero no es del todo la lectura que el protagonista tiene de Europa; muy al contrario: en un momento, se pasea por la plaza de Colón, en Madrid, y reconoce que ahí podría haber una bandera de otro país, del "suyo", o de otro "extranjero", justo cuando antes, después de ser despedido y de que un viejo portero le pregunta si volverá a su país, él responde: no, mi país es este. La identidad se construye gracias a los sitios en los que vivimos; no sólo gracias a de donde venimos.

vida_fragil_0014. El escritor estrella/best seller en la figura de Pierre Bignon. ¿No representa éste la estafa del mundo literario contemporáneo como figura mediática?

Sin lugar a dudas; cuando se conoce cómo funciona el mercado de los libros, cómo los escritores, buenos y malos, se han convertido en estrellas del pop o, cómo, en todo caso, se les quiere hacer pasar por tales, entonces la literatura, que no es otra cosa que el mundo de las ideas, de las sensaciones, de los sentimientos, pierde su razón de ser. La lectura es un acto íntimo, como lo es la escritura; cuando se le quiere hacer pasar por un acto masivo, y se le vende como se vendería un automóvil o un paquete de cigarros, entonces hemos perdido el sentido de una actividad que ha sido durante siglos, sagrada, casi privada. En cualquier caso, sigue habiendo lectores que creen en la buena literatura, sigue habiendo librerías (pocas) y sigue habiendo, afortunadamente, escritores serios que trabajan sus textos como se trabajaría una obra de arte, con paciencia y empeño y talento; lo otro, la venta de un libro como un producto cualquiera, la comercialización de una persona, nada tiene que ver con sentarse en silencio, y escribir durante horas y horas de dolor y sufrimiento, una línea o una página, o un capítulo o un cuento, o una novela.


5. La vida es frágil reconoce Juan en su amante Annette Blanche. ¿No será también esta "historia desesperada de amor" una narrativa de un amor entre dos marginales?

Se trata de dos seres perdidos en su propios mundos; sí, que viven el amor como algo marginal; como algo que los aísla, en vez de que los integre a la sociedad. Del amor puede haber miles de lecturas, pero en el caso de La vida frágil..., el amor es la necesidad de la entrega total, como una manera de evadir un mundo que a los dos personajes les resulta ajeno e incomprensible.

 

 

Entrevista enviada a Aurora Boreal™ por cortesía del escritor Luis Pulido Ritter. Publicado originalmente en La Estrella - Panamá.  Foto de Luis Pulido  Ritter©Christian Olguín. Foto de Juan Manuel Villalobos © Daniel Gil enviada a Aurora Boreal™ por Luis Pulido Ritter.

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