Una pasión mortal

sergio_ramirez_002Entrevista a Sergio Ramírez Mercado

En esta ocasión el escritor Luis Pulido Ritter conversa con el escritor, abogado, periodista y político nicaragüense Sergio Ramírez Mercado.

 

1. En tu última novela La Fugitiva hay un epígrafe de Marcel Proust que dice: "los verdaderos paraísos son los paraísos que hemos perdido". ¿No será esta novela una búsqueda del paraíso perdido si es que alguna vez lo hubo?

 

Todos llevamos dentro un paraíso perdido del cual nos han expulsado sin que sepamos exactamente las razones. Más allá de sus límites, sólo nos toca vivir de la nostalgia de lo que pudo haber sido y no fue, como escribe Darío: el reino de este mundo que estaba para mí, que es lo mismo que decir el paraíso de este mundo que estaba para mí. Amanda Solano perdió su paraíso desde que se enfrentó a los guardianes ceñudos de la manzana del árbol del bien y el mal, y quien la escribe, que soy yo, también ha perdido de alguna manera el suyo. Todos perdemos en algún momento la inocencia, y desde la infancia siempre nos están amenazando con la perfidia de la serpiente.

 

2. El mismo nombre del personaje principal Amanda que se deriva del latín "amare" y de
"amar" del castellano nos lleva a pensar que la novela, más que una biografía novelada o una novela biográfica, es la radiografía polifónica del amor imposible del ser amado, ¿no es cierto?

 

Amanda es un nombre que siempre me ha fascinado, por eso de amor amar amando, y Solano es también un apellido evocativo de la soledad: campos de soledad, tristes collados... Ella se pone siendo adolescente unas alas esplendorosas, hechas de la materia de los sueños, pero que en el mundo real no le sirven para volar. Quiere ser ella misma en el amor, en la escritura, quiere elegir, no ser elegida. Pero el cielo está lleno de gavilanes, de cuervos, de buitres, dispuestos a desgarrar el frágil tejido de esas alas, y por eso es que Amanda fracasa en la vida, que siempre le es hostil, fracasa en el matrimonio, fracasa en la búsqueda de un verdadero sentido para su vida, y aún fracasa en la muerte, porque su tumba lo que tiene, donde quiera que esté enterrada, es un número.

 

3. Son tres ancianas las que nos cuentan en tres capítulos la "pasión de Amanda". ¿No habrá quizás aquí una descripción insconciente de una crucifixión, si bien no del hijo de Dios, pero sí la hija de una nuevo tipo de mujer con todas sus contradicciones?

Frente a tu pregunta me viene a la mente que todo el drama de Cristo, desde su prendimiento hasta su crucifixión, se llama, en efecto, pasión. Pasión es, en efecto, la acción de padecer. La suya es una pasión mortal, no una pasión divina, porque sufre como ser humano, no como Dios. Amanda vive su propia pasión apasionada, ultraje, abandono, soledad, miseria, muerte, porque es el camino que ella ha escogido, y sabe que el cáliz que habrá de beber es amargo, pero no lo aparta de sus labios. Padece la tentación del dolor. Y también ella es víctima de los sumos sacerdotes, que dictan las reglas sociales, y de los fariseos, que las aplican a los demás pero no a sí mismos. La pasión dolorosa de ser mujer en tiempos provincianos y patriarcales, cuando el dedo de fuego te señala el camino fuera del paraíso adocenado, que es el camino de la soledad y del exilio. Si no quieres la vida que desde tu nacimiento te está señalada, la cárcel de tu hogar, la obediencia a tu marido, coser, cocinar, lavar, planchar, no puedes vivir entre nosotros, estás condenada al ostracismo, y sino te parece, vete.

4. ¿Se podría afirmar que vivimos todavía en sociedades mojigatas y pacatas en la región; donde todavía es sancionado el sueño de ser uno mismo y el amor entre seres humanos del mismo sexo entre otras cosas?

fugitiva_001Aquí en Centroamérica, y en los Estados Unidos, vivimos en un país patriarcal y puritano. Mira sino la que se ha armado cuando el presidente Obama se declara a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, al grado que la revista Newsweek le ha endilgado en la portada el título de homosexual. La intolerancia cambia de objeto, pero sigue siendo la misma, fruto del fundamentalismo social o religioso. La ablación, la burka, la lapidación en el oriente, tienen sus contrapartes represivas en el occidente. La libertad del ser humano significa elegir y ser respetado por la escogencia de sus opciones. Todo lo contrario significa humillación.

5. ¿Podrías imaginarte una antología de cuentos gays para toda la región?

Hace muchos años escribí un cuento que se llama "El Asedio", que trata del acoso a que es sometida una pareja de homosexuales que viven en la soledad de una casa semi-abandonada en las afueras de un pueblo. Fue una experiencia de mi infancia porque había en mi pueblo natal una pareja similar, a la que perseguíamos con insultos y hacíamos huir a pedradas. La crueldad infantil no es más que una herencia cultural. No sé si habrá cuentos suficientes en Centroamérica para una antología de ese tipo pero si alguien tomara la iniciativa de hacerla, sería una alegría que ese cuento mío estuviera allí.

 

 

 

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Luis Pulido Ritter
Es doctor en Sociología y Filosofía por la Universidad Libre de Berlín. Ha escrito Matamoscas (poesía 1997), Recuerdo Panamá (novela 1998; 2005), Sueño Americano (novela 1999), ¿De qué mundo vienes? (novela 2010). Actualmente vive en Berlín. Escribe para el periódico La Estrella de Panamá y colabora con Aurora Boreal®

 

 

 

 

Entrevista enviada a Aurora Boreal® por cortesía del escritor Luis Pulido Ritter. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Luis Pulido Ritter. Foto de Luis Pulido©Christian Olguín. Foto Sergio Ramírez©Daniel Mordzinsky. Entrevista para Aurora Boreal® y La Estrella de Panamá.

 

 

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