Maria Giacobbe a medio siglo de la aparición de Diario di una Maestrina

maria_giacobbe_001El pasado mes de agosto, la escritora ítalo-danesa Maria Giacobbe recibió a AURORABOREAL en su apartamento del clásico barrio de Frederiksberg en la ciudad de Copenhague.

Maria Giacobbe es una mujer cálida, inteligente, de ágil y amena conversación. A medio siglo de la aparición de su primer libro, Diario di una Maestrina (Laterza 1957), un testimonio único de un período crucial de la historia italiana del siglo XX que le mereció el Premio Viareggio y que le valió el pase para consagrarla como una escritora y periodista sólida con más de una veintena de libros publicados y traducidos a numerosas lenguas, nos permite entrar en la intimidad de su estudio mientras nos sirve un licor de su Cerdeña querida, y mientras nos regala uno de los primeros ejemplares de su última novela Chiamalo pure amore (Edizione Il Maestrale) que aparecerá al mercado en el otoño de 2008.

maria_giacobbe_chiamalo_pure-amoreLe preguntamos cómo empezó todo y mientras se ríe contagiosamente nos dice:
Son tantas historias en una vida larga. Nací en Nuoro, Cerdeña, un 14 de agosto de 1928, en el seno de una familia de intelectuales antifascistas donde oía hablar de libertad y justicia. De niña tuve que vivir la Italia fascista, con un padre exiliado y perseguido por motivos políticos mientras la pobreza y la miseria de la guerra marcaban a Cerdeña como tal vez nunca antes. Dejé los estudios escolares porque mi mente volaba. Si por ejemplo el maestro hablaba de las olivas, mi imaginación viaja a la recogida de la oliva y a los cuentos de la abuela. Soy una autodidacta. Estudié y me preparé sola para convertirme en profesora, en "maestrina" de niños y adultos analfabetos en Cerdeña. Empecé a trabajar como "maestrina" a los 19 años en los pueblos de las montañas sardas. En los siguientes 4-5 años descubrí una Italia de una pobreza increíble. Tenía necesidad de contar toda aquella injusticia, de plasmar aquella sinrazón en el papel, aunque fuera sólo para mí porque yo en aquel entonces me avergonzaba de mostrar mis escritos. Además, eso de escribir se asociaba más con una "grafomanía" y como todas las manías era algo visto negativamente.

maria_giacobbe_arcipelaghiUn verano me encontré en la Cala de Gonone en Cerdeña con una milanesa, Adriana Gherardi. Ella me contó de la miseria deplorable que había visto en una Nápoles semidestruída. Yo le hablé de la pobreza e injusticia que era mi pan de cada día como profesora de niños pobres y adultos analfabetos, de una Cerdeña ahogada en una situación verdaderamente desesperada de emergencia económico social y lejana de cualquier esperanza del modelo cultural y económico del nuevo Estado. Adriana Gherardi me dijo: "Maria tu cuentas muy bien ¿por casualidad no tendrías algo escrito para mostrárselo a un amigo mío en Milán?." Y yo sin pensarlo dos veces le di mi única copia de aquellos escritos. En aquella época yo escribía en una Olivetti Lettera 32 que mi padre le había regalado a mi madre pero yo no hacía copias en papel carbón. De tal manera que Adriana Gherardi se llevó mi único original y yo me fui a Paris a encontrarme con el poeta danés Uffe Harder quien años más tarde se convertiría en mi marido. Durante un mes estuve recorriendo Francia en autostop con el poeta danés. Luego seguí para Milano a visitar a Adriana Gherardi. Sorpresa la mía al llegar a Milano y descubrir que Adriana era la amiga del crítico literario Francesco Flora que había hecho publicar mis escritos en el semanario "Il Mundo di Pannunzio". Pero quiso además el destino que Vito Laterza, el editor de Editori Laterza, leyera mi artículo en "Il Mundo" a donde escribió una carta solicitando conocer a la autora. Me encargó un libro denuncia. El resultado fue Diario de una maestrina, que no sólo fue Premio Viareggio sino además Palma D´oro de la Unione Donne Italiana en el 1957. Sobra decir que firmé un contrato con Vito Laterza en el que le daba la exclusiva de todo lo que escribiera y empecé a colaborar con "Il Mondo" (1956-1963).

maria_giacobbe_diariomaestrinaLe preguntamos a Maria Giacobbe si nos quiere revelar algún secreto del oficio.
No se me ocurre nada, nos dice. Yo procuro, en la medida de lo posible, escribir con un lenguaje preciso y transparente pero con la menor cantidad de adjetivos. Una vez que todo está escrito, como con las flores, me pongo a quitar las impurezas, a sacar la maleza y las hojas marchitas. El otro gran secreto es la constancia.

Con ojos de picardía Maria Giacobbe nos confiesa que conoció a su marido, el famoso poeta danés Uffe Harder, en la cama de su casa de Nuoro en Cerdeña. Una vez que su abuela había muerto heredó con su hermana el derecho de mudarse a la habitación más grande de la casa: la de la "nona".
¡Imagínese las habitaciones de una casa del 1800!. La habíamos dividido y con una tela separábamos los sectores. Además teníamos un sofá de recibir gente en la terraza del cuarto. Una habitación gigantesca. Pero además aquella recámara era la más fresca de toda la casa. Cuando el poeta danés Uffe Harder llegó a Cerdeña _había venido a estudiar la poesía popular sarda referenciado por Mirko, el escultor romano_ vino como huésped de unos buenos amigos de la familia. En casa se le recibió en mi habitación porque además de ser la de mayor tamaño era, como ya dije, la más fresca de la casa.

maria_giacobbe_leradiciMaria Giacobbe nos cuenta que escribió el último capítulo de Diario de una maestrina en Gentofte, en Dinamarca, cuando visitaba a sus futuros suegros. Luego vino una solicitud del editor Giangiacomo Feltrinelli para traducir al italiano la segunda novela del escritor español Juan Goytisolo Duelo en el paraíso. Pero Maria también nos cuenta lo difícil que fue poder seguir escribiendo, de ser al mismo tiempo esposa, madre de dos hijos y ama de casa. Cuando llegó a Dinamarca continuó colaborando para "Il Mundo" con una columna "De Escandinavia con amor". En 1959 nace su primer hijo. No era fácil encontrar una guardería. Su marido el poeta y escritor Uffe Harder escribía y trabajaba en Danmarks Radio (Radio Nacional Danesa). Así que no le quedó más remedio: Maria Giacobbe escribía en las noches cuando tenía tiempo libre después de cumplir los oficios que implicaba mantener y sacar una casa adelante. Lee mucha poesía y en aquella época también frecuentaban muchos intelectuales con su marido. Hablaban de arte, de literatura. Por aquellos años inicia su colaboración con la Revista Nacional de Cultura Venezolana.

maria_giacobbe_pojuluaduEn 1971, publica su primera Antología de Poesía Moderna Danesa encargada por el director de Edizione Comunità. Estuve un año entero trabajando en este proyecto, dice jocosamente, mientras mezclaba la salsa en la cocina con una mano, con la otra estaba leyendo a los poetas modernos daneses. Ese mismo año la Universidad de Copenhague le otorga el premio "Dante Alighieri". En 1979, publica su segunda antología de poesía en conjunto con su marido el poeta Uffe Harder, Jóvenes poetas daneses, encargada por la editorial Einaudi de Torino. Giacobbe también escribe en danés. Ha publicado cuatro libros de poesía en danés: Voces y letras de la provincia Europe (1978), Las cuatro estaciones del conocimiento (1981), Las hijas de Ariadna (1987) y Apuntes de Viaje Persia Irán. Su libro Pequeños Relatos de 1961 es el diario de una niña.
La infancia la llevamos siempre dentro y Pequeños Relatos es en cierta medida autobiográfico donde describo a una niña con sus angustias y temores, y un buen día decido darle vida con voz propia liberadora.

maria_giacobbe-ilmareDurante años tuve una frase en mente: "El velero arribaba con la cerámica una vez cada verano". Esta frase me daba vueltas y vueltas y estaba conectada a una imagen que veía. Pero tuve que esperar años, antes de poder escribirla. En realidad tuve que esperar a conseguir una chica que venía cada día y se llevaba dos horas a mis hijos al parque. Cuando se iban yo me sentaba a escribir. De esta frase resulto mi novela El Mar editada por Vallecchi en 1967 y posteriormente por el Il Maestrale.

Cuando le preguntamos a Maria Giacobbe si es más escritora o periodista dice que ella es ante todo escritora y que no se considera periodista. Sin embargo, nos empieza a hablar y a mostrar sus colaboraciones con una amplia gama de revistas en todo el mundo y nos confiesa que es una enamorada de la antropología.
No nos cabe duda, Maria Giacobbe también es una periodista de talla mayor. Nos complace leyéndonos un trozo de un artículo suyo "Hombres libres". Luego nos dice: ¡Nadie me cierra la boca!.
maria_giacobbe_scenaridesilioDice que hay un libro suyo Eurydike que escribió gracias a un legado que recibió para escribir y que como condición debía aislarse en una casa de campo de Jutlandia. Lo escribió en un noviembre oscuro durante veinte días sumergidos en una niebla espesa. Nos mira fijamente y dice... es un libro tristísimo. Fue un libro que no quise que mi madre leyese nunca. Es extraño porque yo no conozco la nostalgia. La nostalgia me parece un sentimiento de gente débil. Yo siempre quiero mirar al futuro.
El 16 de abril del 2007 la Facoltà di Lingue e Letterature Straniere confirió la laurea "Honoris Causa" en Lengua y Literatura extranjera a Maria Giacobbe en reconocimiento a su larga trayectoria en el mundo de las letras.
Antes de despedirnos, bebemos el último sorbo del licor sardo. Salimos de su casa con su última novela bajo el brazo y llenos de una energía muy positiva porque Maria Giacobbe a sus ochenta años de edad es una lección de ejemplo y tenacidad para todos aquellos que se jactan de ser escritores

 

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