También hubo amor

victor valembois 001Víctor Valembois

Entrevistamos a Víctor Valembois, belga, residente en Costa Rica desde 1974, después de incursionar en el mundo académico chileno y español. Licenciado en Filología Románica por la Universidad de Lovaina (KUL) y Doctor en Filología Hispánica por la Universidad Complutense, Madrid. Ha sido durante más de quince años Agregado Cultural de la Embajada de Bélgica en San José. Catedrático de las dos grandes universidades estatales (UCR, UNA), ha escrito más de 150 trabajos en torno a temáticas literarias y humanísticas. Retirado desde fines del 2003, se dedica sobre todo a la investigación, especialmente las relaciones entre el área circuncaribe y Europa, con énfasis en Bélgica. Entre su prolífica obra ha publicado Puentes Transatlánticos (2009)

 

1. Tengo la sospecha que, en América Latina, este es el primer o único diario de una testigo de las Segunda Guerra Mundial, de la resistencia y la deportación en Europa, ¿puedo equivocarme?

El caso es curioso como "puente trasatlántico". Lo pongo así, no tanto por tener un libro de ensayos con ese título sugerente, sino por una doble razón que paso a explicar: La heroína de "Esmeralda" en sí constituye una curiosa pasarela entre los dos continentes: nació en Bélgica, vivió allá sus primeras décadas, pero por su compromiso en la resistencia contra los nazis fue deportada entre otros a Gross-Strehlitz, en Polonia. Pues allí, en el frío nórdico espantoso, ella se juró (y se lo habremos escuchado personalmente mi compañera y yo, después) que si saliera viva de ese infierno iría a vivir al trópico: desde décadas la tenemos viviendo en Costa Rica. Siempre en "puentes trasatlánticos", por un peculiar sistema de becas desde el mismo país hacia Bélgica, entre los años veinte y sesenta gran cantidad de costarricenses estudiaron en universidades de allá. Igual hubo un montón de colombianos (basta leer a García Márquez), entre otros el proto-panameño, futuro presidente Porras. Como "amanuense" de Luisa Hermans, aquel hecho histórico me permitió poner en evidencia cantidad de nexos históricos entre la región centroamericana y mi país de origen. Toda América Latina tuvo consecuencias de las dos Guerras "mundiales", a veces positivos (el trigo argentino), otras muy tristes: sé de un médico costarricense torturado en Italia por los nazis, pero no creo que haya habido un diario al respecto ni conozco otros casos. Si "Esmeralda" fuera el primer o único diario de una testigo europea de la Segunda Guerra en América Latina, me alegraría por su valiente testimonio.

 

2. ¿Hay alguna diferencia entre un "campo de concentración" y "campos de detención" por donde pasó Luisa Herman entre mayo del 43 hasta abril del 45?

La idea central de Luisa Hermans, con su testimonio, no es elaborar una categorización de lugares donde estuvo presa, al final casi muriéndose. Pero cabe leer claramente un crescendo, no precisamente de armonía musical entre los siete lugares donde durante exactamente dos años estuvo: hay un mundo entre la cárcel central de Bruselas, militarizada por los nazis desde la invasión de Bélgica, hasta Mauthausen, de donde salió casi milagrosamente pocos días antes del final del conflicto, gracias a una misión humanitaria de la Cruz Roja Sueca: el último campo, lo mismo que el anterior (especializado, este en mujeres) se entendían incluso como "de exterminio": se hacía trabajar a los detenidos hasta exprimirles hasta literalmente la última gota de sangre.
Por otra parte, sin ser jurista sino simple oficinista en el Ministerio de Trabajo en Bruselas, antes de ser aprehendida, Luisa (por cierto con el nombre de guerra de "Esmeralda"), en su diaria "preguntadera" con otros encarcelados plantea constantemente interrogantes respecto de su estatuto jurídico; consecuentemente también del tipo de mazmorra donde la tenían: entre miles de esos lugares prevalecía todo un hipócrita sistema de nombres, desde campo de re-educación, cárcel de tránsito hacia juicio, etc. El grado "superior"... en bajeza... se conoce como "campos de concentración", con cantidades grandes de "indeseables" explotados al máximo, con insuficiente comida, hasta reventar, si no lo han matado antes por cualquier excusa.

 

3. Háblanos un poco de la composición del texto, porque al final del mismo, dices: "a los necios que siguen dudando de la autenticidad de esta reconstrucción..." ¿A qué te refieres?

Agradezco sinceramente la pregunta porque me permite extenderme sobre dos puntos importantes: el de la verosimilitud y el de la "reconstrucción orientada" como la he llamado en subtítulo de la primera edición, por cierto casi agotada y ya con una versión francesa en camino. Vale, pero nada más hasta cierto punto, una comparación con el Diario de Anne Frank: esta era una niña todavía, y no una señorita como Luisa. Anne, en "la casa atrás" ("het achterhuis") nunca padeció ni frío, ni hambre ni sed; todo lo contrario con Luisa; la holandesa de verdad escribió regularmente sus vivencias en este mismo período. ¡Ojo! La belga Luisa Hermans, con mayor razón desde que fue deportada fuera de su país, nunca tuvo acceso ni a papel ni lápiz. Recién después, libre por fin, se puso a escribir en varios episodios, todos muy parciales y frustrados por incompletos y sin publicación. Entre 2012 y 2013, a partir de múltiples conversaciones con ella y sus hijas, además de ingente investigación, campo por campo por Internet, con base en sus escasas cartas en Bruselas en primera persona, en el mismo tono sistematicé y uniformé todo como pensamientos de ella. Aproveché también cantidad de otros elementos probatorios, entre otros los álbumes familiares: constan muestras en el libro. El resultado constituye un largo calvario, fecha tras fecha, con dolor, pero siempre con fe: no menos de 732 cuadros pequeños de reflexión, entre grito y esperanza; desde luego tuve que aportar y reconstruir, pero siempre a partir del contexto, muy estudiado y conversado. Introduje además varios ejes estructurantes, unificadores, como el leitmotiv nostálgico de su dirección de casa, también la presencia de música de Chopin (por la cantidad de polacos en la obra y porque a muchos jefes nazis les gustaba la música), igual la evocación de van Gogh, que efectivamente tiene mucho que ver con Bélgica y Bruselas. ¿Cómo agradecer a la Editorial Promesa, de Costa Rica, que asumió el reto de publicar este rescate esencialmente autobiográfico?

 

4. En 1963 Hannah Ahrend acuñó el famoso término Banalität des Bösen [La banalidad del mal]. Pero esta expresión ya se encuentra en el diario de Hermans en 1944 para hablar de la "rutina", la "perversión. ¿Una expresión avant la lettre?

Lo mismo que esa expresión anticipada, en "Esmeralda" está la de "derechos humanos": sí, se pueden considerar como avant la lettre, pero entiéndase que ya antes de que esas expresiones fueran patentadas por Ahrend y René Bassin respectivamente, existía ya por parte de víctimas de esos abusos la necesidad de verbalizar flagrantes abusos en contra de la dignidad y hasta la vida humana. Esta técnica narrativa la heredo de Gustavo González Villanueva, el cual en torno a su Loa en Antigua Guatemala recurre voluntariamente a "saltos" en el tiempo, cosa de obligar al lector a no quedar indiferente.

 

5. Agamben habla de una "existencia al desnudo" en el campo, donde no hay leyes, mediación, entre el desprovisto de derecho y el poder. Pero Luisa tiene su humor y, además, sus pensamientos ¿Últimos resquicios de su libertad y de cubrir su existencia?

victor valembois 002Así como usted cita a Giorgio Agamben, puedo también apoyarme en  Viktor Frankl (entre otros en: El hombre en busca de sentido), aparte de explícitas afirmaciones hechas por Luisa Hermans, en el libro o como la conocemos: en efecto, en esos campos de la muerte, parece mentira, también hubo amor (hay testimonio de ello en el libro), igual que solidaridad y humor: cuando uno le pregunta, todavía ahora por qué sobrevivió, entre muchas neblinas seniles Luisa con firmeza contestará "por mi carácter", por seguir activamente pensando "encima" y en contra del opresor. Testimonios fidedignos, entre otros son sus conversaciones "burbujeantes" con su compatriota René Van Huffel y Cesiu, un polaco: ambos se pueden rastrear en su respectivo campamento.

 

6. Según tengo entendido, Luisa vive hoy a sus 93 años en Costa Rica. ¿Un "Viaje a la semilla" su crónica de la supervivencia?

Ella ya tiene 94 años bien vividos: efectivamente primero vio piras de cadáveres y después pirámides en Egipto. Con permiso de Alejo Carpentier puede tomarse lo de ella como viaje a la semilla, no en el sentido literal que el cubano, reconstrucción hacia atrás, con la persona rejuveneciendo; pero cómo no, Luisa Hermans es un ejemplo si no de regresar a la semilla, más bien de mantener esa, joven: aparte de su espíritu cantidad de veces humorístico, sus también narradas vivencias amistosas y hasta amorosas, ella sobrevivió, desde luego por no ser judía y por una enorme suerte, pero además por su enorme respeto a la semilla que es la vida, la esperanza: me contó lo importante que fue para ella seguir la regla de Luisa de Marillac (la rama femenina de los de Vincent de Paul, en su educación secundaria), manteniendo a diario un pensamiento positivo, plasmado concretamente en su fe cristiana.

 

luis_pulido_037Luis Pulido Ritter
Es doctor en Sociología y Filosofía por la Universidad Libre de Berlín. Ha escrito Matamoscas (poesía 1997), Recuerdo Panamá (novela 1998; 2005), Sueño Americano (novela 1999), ¿De qué mundo vienes? (novela 2010). Actualmente vive en Berlín. Escribe para el periódico La Estrella de Panamá y colabora con Aurora Boreal®

Entrevista enviada a Aurora Boreal® por cortesía del escritor Luis Pulido Ritter. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Luis Pulido Ritter. Foto de Luis Pulido Ritter © Christian Olguín. Foto de Víctor Valembois con Luisa Hermans (Esmeralda( © cortesía Luis Pulido Ritter.

Entrevista para Aurora Boreal® y La Estrella de Panamá.

 

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