El reto anticipador de Cepeda Samudio

cepeda samudio 250Entrevista a Fabio Rodríguez Amaya, director para la Colección Archivos de la Unesco de la edición de la obra literaria completa del escritor barranquillero—cienaguero, Álvaro Cepeda Samudio.

 

Álvaro Cepeda Samudio: visionario, vanguardista, extrovertido y genial. Su obra literaria, Todos estábamos a la espera (cuento, 1954), La casa grande (novela, 1962), Los cuentos de Juana (cuento, 1972), ha sido compilada por la Unesco en una edición crítica que consta de 800 páginas en las que además participan con artículos y ensayos, entre otros, los escritores colombianos Álvaro Medina, Manuel Guillermo Ortega, Julio Olaciregui y Clinton Ramírez. Esta edición también trae un registro virtual que adjunta archivos fotográficos, dibujos de Alejandro Obregón y el documental La langosta azul (1954). En el marco del evento Caribe Literario, organizado por el Banco de la República y la Universidad del Magdalena en Santa Marta, Aracataca y Ciénaga a finales de septiembre, se llevó a cabo el lanzamiento de esta obra dirigida por Fabio Rodríguez Amaya, profesor de la Universidad de Bérgamo (Italia).

Además de los escritores mencionados también participaron en el lanzamiento la crítica literaria y traductora al italiano de la obra de Cepeda Samudio, Marta Bellometti y Tita Manotas, la viuda de Cepeda. Caribe Literario cuenta con seis versiones desde el 2010, año en que organizó el conversatorio sobre la obra de Gabriel García Márquez y la influencia de la Zona Bananera en su mundo literario. El evento ha estudiado y homenajeado en sus sucesivas ediciones a los autores Ramón Illán Bacca (2011), Roberto Burgos Cantor (2012), Teobaldo Noriega (2013), Marvel Moreno (2014) y Álvaro Cepeda Samudio (2015).

 

Al rescate de la obra de Cepeda

Entre 1988 y 1999, Jacques Gilard propuso la edición crítica de La casa grande de Álvaro Cepeda a la Unesco. Sin embargo, sólo logró publicar en Madrid la versión crítica del libro de cuentos Todos estábamos a la espera (2005) tres años antes de su fallecimiento. Fabio Rodríguez Amaya asumió la responsabilidad de culminar el trabajo adelantado por su amigo Gilard, reconocido crítico de la literatura latinoamericana.

Este año fueron lanzadas dos ediciones de la obra literaria del autor barranquillero, la versión comercial de Alfaguara y la crítica de la Colección de Archivos de la Unesco. Fabio Rodríguez Amaya, buen conversador, pintor y lector asiduo, un cachaco enamorado de la literatura costeña, concede esta entrevista en la que habla del proyecto adelantado y de la importancia de Cepeda para las letras de Hispanoamérica.

 

Caratula 3501 ¿Por qué la obra de Cepeda Samudio es importante para la Unesco?

Por su escritura, la amplitud y el alcance del proyecto que me proponía para publicarlo y el relieve de la figura de Cepeda Samudio como predecesor y protagonista del fenómeno literario más importante de la segunda mitad del siglo XX: la Nueva novela latinoamericana.

 

2. Usted, que ha estudiado profundamente la obra del escritor barranquillero y dirigió esta edición de Archivos, ¿qué aportes significativos encuentra en ella?

Serían varios los puntos por resaltar: ante todo, la posibilidad que se tiene de leer integralmente a Cepeda en la, por primera vez, edición integral de su obra; el hecho de encontrar fijados y editados de manera definitiva los textos que han sido muy atropellados por editores, tipógrafos y correctores de estilo y de galeras; las lecturas inéditas a nivel crítico, analítico e interpretativo que arrojan nuevas luces sobre la vigorosa y audaz narrativa de su autor, que se encuentra en los 26 ensayos, escritos especialmente para esta edición, por reconocidos críticos, especialistas y estudiosos de siete nacionalidades y proveniencias diferentes; la selección antológica de textos, materiales de archivo, reproducción de documentos, manuscritos, guiones, etc… de Cepeda Samudio.

A ello se suman los inéditos de Gilard y en el apartado dedicado a la literatura de las bananeras, la galería de imágenes, documentos, fotografías y materiales varios, así como la posibilidad de ver La langosta azul, la película de 1964, realizada por Cepeda Samudio y el Grupo de Barranquilla que es la primera película de autor en Colombia.

 

cepeda samudio 3503. ¿Dónde encontrar al mejor Cepeda ¿en la narrativa, en el periodismo, en sus baladas y poemas, en el cine?

Cepeda es un autor polifacético y, a mi juicio, de excelencia en todas las empresas que acometió. Fue un poeta, un cronista, un narrador, un artista integral, de un talento y una vitalidad inusitados en Colombia, con rasgos de genialidad e intuición desconocidas hasta entonces, al punto que se sigue revelando como uno de nuestros mejores creadores, escritores y periodistas de todos los tiempos en el país. No sólo revolucionó la literatura sino el periodismo. No estuvo solo, claro está, pero si fue el precursor, con el Grupo de Barranquilla y los escritores de Cartagena. Además fue promotor cultural, organizador y mecenas de los primeros salones internacionales de arte, de los museos de la Costa, impulsó los medios de comunicación, transformó el periodismo del país y fue fundador del primer cine club y editor de la primera revista de cine en Colombia.

 

4. ¿Se puede afirmar que hay una influencia cepediana en la literatura colombiana de hoy?

Detesto esos adjetivos, pero sí, creo que Cepeda Samudio ha sido para la literatura colombiana, como Macedonio Fernández para la literatura argentina: un maestro secreto, leído en profundidad pero a hurtadillas, un escritor de amplio respiro e influencias, pero no reconocido por ninguno, como han sido Onetti, Borges, Rulfo y Lezama, para los autores de esa cosa que llaman boom. Tenga presente que Cepeda, buen discípulo de José Félix Fuenmayor y Ramón Vinyes, es el primer gran revolucionario y renovador de la literatura en Colombia, incluso que su gran amigo y compañero de viaje Gabriel García Márquez. Cepeda introdujo de manera definitiva lo urbano, lo existencial y lo ético en nuestra literatura, así como los grandes temas del momento que nos pusieron a dialogar con el mundo entero.

Todo, realizado con una factura y técnicas superlativas. A esto se suma el haber incorporado desde estilemas, modalidades narrativas, instancias narradoras, narrativas y puntos de vista, hasta la fragmentación de la prosa y la subversión de la materia narrativa que precede al mejor Cortázar.

 

5. García Márquez señaló muy tempranamente que “La casa grande era un experimento arriesgado”. Explica este hecho que la novela no haya tenido más lectores y que siga siendo el cuco de la crítica colombiana. ¿Sigue siendo un experimento arriesgado?

Sí, la novela es un experimento arriesgado en sus núcleos temáticos, sus técnicas, su sobriedad y la exactitud maniacal de la escritura, la lengua y los lenguajes. Para no hablar de la innovación de sus poéticas: la ambigüedad, la soledad y la desesperanza, entre otras. A la vez, es un experimento logrado en su totalidad, que integra desde la tragedia clásica hasta las neovanguardias, en dos ejes bien estructurados: el público (la zona bananera) y el privado (la casa grande), además de concretar la urgencia de restituir a los colombianos el tema nacional que nos agobia: el de la violencia. La violencia sin muertos, sin regodeos morbosos y enfermizos.

Por el contrario, sirviéndose de una anécdota que marcó el imaginario popular: el genocidio de Estado de las bananeras de 1928, materializado por las fuerzas oscuras del militarismo, el gobierno, los latifundistas y plantadores locales y la multinacional United Fruit. La casa grande junto con las del ciclo de Macondo hacen que la literatura oficialista, la llamada “novela de la violencia”, se derrumbe sola, pues eran tentativas de crónicas mal logradas, eran catálogos de atrocidades sin valor estético y ético las más de las veces. Centenares de novelas, noveluchas, novelitas muy mediocres, sin valor estético alguno satisfacían a falangistas y fascistas como Laureano Gómez, Ospina Pérez, Alzate Avendaño y sus agentes culturales. Las de Cepeda, García Márquez, Zapata Olivella y Mejía Vallejo rompían la hegemonía de eso que francamente no podemos considerar Literatura Nacional.

 

6. Gilard, en su estudio de La casa grande, sugiere que quizá a Cepeda le faltó una segunda novela para confirmar que esta obra no fue solo un experimento arriesgado o puro virtuosismo técnico. ¿No vale el corpus de su corta obra para asegurarle un lugar en la historia de las letras hispanoamericanas?

Esta última es la tesis que propongo, argumento y me propongo demostrar en mis trabajos: los tres libros dan cuenta de un escritor logrado, de un gran poeta, arrinconado caprichosamente, poco leído y muy poco estudiado. Un autor del que todos hablan y citan, pero casi nadie lee. Gilard es un maestro, ha sido mi amigo y hemos trabajado juntos más de dos décadas, pero él también es humano y, equivocarse, es humano. No creo que Gilard haya apreciado Los cuentos de Juana, pero en ese mismo ensayo que se publicó, en 2012, en la edición celebrativa, habla ante todo de lo grande que es la literatura de Cepeda, parangonable a la de García Márquez.

García Márquez muy intuitivo y visionario fue el mejor y más objetivo lector de los cuentos y la novela de su íntimo amigo. Cuando ellos se leían eran rigurosos al extremo, por un principio ético que los movió desde septiembre de 1948, año en que se encuentran, hasta la muerte. (…) Es lamentable constatar que prácticamente no existe un colombiano que haya sido capaz de elaborar una lectura crítica integral, densa, laica y autónoma de la obra de sus dos mejores escritores pero se ocupen de alimentar la leyenda de la persona y de él como cuento y leyenda y no como escritor pues ahí está la obra para valorarlo, no el chisme o la anecdótica insubstancial. El corrillo ha llevado las de ganar hasta ahora pero ha llegado el momento de contrarrestar tanta superficialidad, tanta irresponsabilidad.

 

7. El escritor y crítico Manuel Guillermo Tedio viene proponiendo, medio en secreto y entre amigos de su cuerda, leer Los cuentos de Juana como una novela fragmentada y abierta. ¿Está dispuesto a compartir la sugerencia del profesor Tedio?

Bien me parece que mi buen amigo el profesor Tedio lo haga, mas no entiendo por qué en secreto, cuando es vox populi, como lo demuestran con creces los ensayos que sobre Los cuentos de Juana han escrito expresamente para esta edición Catalina Quesada y Adolfo León Caicedo y se apreciaba ya en un ensayo de Ariel Castillo que vuelve, por deber de justicia, a aparecer en esta edición de Archivos.

Todos alucinaban con los escritores de esa cosa que llaman “boom” y nadie alcanzó a percibir la irreverencia, la experimentación, la búsqueda agónica de Cepeda. Ningún lector avezado o desprevenido se dio cuenta que éste buscaba nuevas formas de novelar, como intentaban también en Latinoamérica sus contemporáneos, los hoy mundialmente reconocidos Guillermo Cabrera Infante, Severo Sarduy, Manuel Puig y Luis Rafael Sánchez, por ejemplo.

Los cuentos de Juana son cuentos y a la vez capítulos de una novela distante de la omnisciencia, de la visión totalizadora y totalizante de García Márquez, Vargas Llosa, Cortázar o Fuentes. Es un libro trabajado desde la esencia del mito, la fragmentación, la incorporación de lo banal, la interpolación de lo kitsch y de lo popular urbano de nuestras culturas. Nadie se percató de cómo desde la contestación, la desmitificación, la procacidad y el mamagallismo ante la nueva retórica de la novela, y con una aún más nueva, se gestaba la ruptura del canon literario.

Observe bien: con un personaje tan de nuestro continente, nacido en Tucson y en Ciénaga, con los cabellos de oro, poseedora de dos idiomas, que se suicida dos veces, una de ellas el día de su matrimonio, que se divierte disparando dardos venenosos con una cerbatana para matar futbolistas en el estadio municipal de Barranquilla, que monta una improbable lotería con Fray Bartolomé Las Casas y llega en globo a Ciénaga con él y el Barón de Humboldt, que fabrica muñecas sin ojos en la casa grande, es amiga de Feliza Burstyn, presencia la visita del crítico cubano Gómez Sicre al pintor naïf Noé León, es coautora de guiones para el cine como el del ahogado más hermoso del mundo…, en fin, de ese antihéroe que es la exótica medio gringa medio colombiana de ese libro incomprendido o de lecturas tardías. Menos mal que se han hecho y se seguirán haciendo nuevas lecturas interpretativa. Fíjese en la lectura cinematográfica inédita de Pacho Botía.
Con su amigo Álvaro Medina.

 

8. Usted enseña Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Bérgamo, además estudia y sigue de cerca las letras colombianas. ¿Qué balance hace del panorama actual de las letras del continente y del país? ¿Algún nuevo proyecto en marcha?

Pregunta complicada que limito en su respuesta. Soy del parecer que la literatura, el arte, el pensamiento que se producen en Colombia pasan por un momento de veras importante, similar al de los años cincuenta y sesenta, con la ventaja de que los trabajadores de la cultura ahora van por autopistas, montan en Concorde y usan internet, no en barcos de rueda, a lomo de mula, en jeeps destartalados o comunican por telégrafo. Con los pocos y buenos escritores, artistas y profesionales de la generación de los cincuentas se despejó un camino vital y muy creativo, de conciencia de arte y de fe en la palabra artística, que hoy permite cosechar lo bien sembrado. La mejor literatura sigue siendo marginal, pienso en Luis Fayad, Marvel Moreno, Ramón Bacca, Julio Olaciregui, Pablo Montoya o Consuelo Triviño. Otros excelentes escritores y me limito a dos nombres, Roberto Burgos Cantor o Evelio Rosero, lo hacen insertados en lo nacional pero con una estética y una estética inéditas y propositivas.

 

9. Fabio Rodríguez Amaya es pintor, crítico, editor y profesor. ¿A cuál Fabio prefiere, cuál es el más obsesivo y reacio?

Soy sólo un aspirante artista que lee la literatura con ojos de pintor, de manera irresponsable pero ética, desde las imágenes y los signos y, a la sombra benéfica, de lo mejor de la cultura mundial. La pintura y la literatura son desde mi primera infancia el centro de mi labor artesanal. Lo otro, es accesorio; es el precio que se paga en nuestras sociedades racistas, clasistas y excluyentes a las que no les interesa el arte y la literatura o, les interesa, sólo en la medida en que sean vehículo de ideologización reaccionaria, de cosificación y de ignorancia. Mi obsesión es grande pero se limita a la urgencia de que se produzca una cultura coherente con lo que somos en lo más profundo de su raigambre y abierta al diálogo con la del mundo entero.

 

10. ¿Qué mueve a un rolo puro a delirar por la cultura Caribe colombiana, al punto de dedicarle muchos años de estudio a sus escritores más representativos?

Desde mi primer encuentro, a la edad de 11 años, con el mar, que es la libertad, y después con el país entero que he recorrido puntualmente, como mucho del continente, he intentado ser un auténtico americano, fiero de la cultura mestiza del país más mestizo y más martirizado del continente que es Colombia. (…) En efecto, aparte mi oficio de pintor y de escritor, a la literatura y el arte de la Costa norte, bañada por el Caribe, he dedicado grandes energías y casi una vida entera de lecturas, estudio y trabajo. Ante todo porque encuentro que, con las debidas excepciones, matizando esta afirmación y completando la lista que propongo, la cultura alta y popular del caribe es única y fundacional de la contemporaneidad de nuestro país.

La línea de continuidad Fuenmayor-García Herreros-Rojas-Zapata Olivella- Rojas Herazo-Cepeda Samudio-García Márquez-Germán Espinosa-Marvel Moreno-Illán Bacca-Garcés-Burgos Cantor-Olaciregui-Clinton Ramírez que representa lo mejor y más auténtico de nuestra narrativa, se sustenta en la poesía de Luis Carlos López, Jorge Artel, Ibarra Merlano, Meira del Mar, Falquez Certain, y en la producción de Obregón, Grau, Figurita Rivera, Noe León, Cecilia Porras, Daguet, Norman Mejía, Alfredo Guerrero, Cecilia Delgado, Darío Morales, Ofelia Rodríguez. Y de muchos más, como los juglares y los extraordinarios músicos, narradores orales y poetas populares, fieros de su condición amerindia y afroamericana, a los que se suman también los de las nuevas promociones de todas las disciplinas del saber, que escucho, veo y leo con curiosidad como un aprendiz inquieto y dotado de una inmensa alegría.

 

Archivos Unesco es considerada internacionalmente, junto con la Biblioteca Ayacucho de Caracas fundada por Ángel Rama, la colección clásica por excelencia de la literatura latinoamericana. Nace en 1977 cuando Miguel Ángel Asturias dona su archivo a la Biblioteca Nacional de París y es el resultado de un acuerdo internacional firmado por los gobiernos de Francia, Italia, España, Portugal, Colombia, México, Argentina, Brasil y la Unesco.

 

fabio rodriguez 350Fabio Rodríguez Amaya
Colombiano naturalizado en Italia. Pintor y escritor. Profesor titular de Literaturas Iberoamericanas en la Universidad de Bergamo. Master en Bellas Artes, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. Doctor en Filosofía y Letras, Universidad de Bologna. A partir de 1976 es asesor de las mayores casas editoriales italianas en el sector Iberoamericano (Einaudi, Feltrinelli, Giunti, il Melangolo, Adelphi, Mondadori, etc.). Ha preparado la edición italiana de más de 45 autores latinoamericanos entre los que se destacan Gabriel García Márquez, Marvel Moreno, Álvaro Mutis, Pablo Armando Fernández, Elena Poniatowska, René Depestre, Macedonio Fernández, José Emilio Pacheco, Lezama Lima y Rosario Castellanos. Colaborador de El Tiempo de Bogotá y de periódicos y revistas literarias italianas y europeas (entre éstos Corriere della Sera, Linea d'Ombra, de la cual es redactor). Ha publicado un centenar de artículos y ensayos en revistas europeas, norteamericanas y latinoamericanas.

 

Entrevista  enviada a Aurora Boreal® por cortesía de Fabio Rodríguez Amaya y Annabell Manjarrés Freyle. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Annabell Manjarrés Freyle..Fotos carátulas Álvaro Cepeda Samudio  Obra Literaria Edición crítica - Fabio Rodríguez Amaya /  Jacques Gilard Coordinadores, enviada a Aurora Boreal® por Fabio Rodríguez Amaya © Alfaguara. Foto Fabio Rodríguez Amaya  cortesía de Fabio Rodríguez Amaya. Entrevista originalmente publicada en el periódico La Cuartilla.

 

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