Sarah Winnemucca:

Una voz femenina de resistencia y lucha indígena

Los pueblos nativos de Estados Unidos se convirtieron en una pequeña minoría como resultado de una larga historia de invasión y presión ejercida exitosamente por colonos provenientes de Europa y sus descendientes. El conflicto se caracterizó siempre por una acusada desigualdad; si bien en los primeros tiempos los aborígenes sobrepasaban en cantidad a los recién llegados, estos últimos poseían grandes ventajas como la superioridad de su armamento, y su lengua escrita (y transmitida a través de libros y documentos). Además, las epidemias causadas por la falta de inmunidad a las enfermedades europeas, reducían drásticamente la población autóctona mientras la afluencia de sus portadores aumentaba. En 1804, el gobierno estadounidense comenzó a trasladar forzosamente a muchas tribus desde sus territorios tradicionales, hacia reservas en el que posteriormente llegaría a ser el estado de Oklahoma. Como consecuencia de estos desplazamientos a las que eran sometidos, muchos morían antes de llegar a destino, y las ricas tierras que eran obligados a abandonar se convertían inmediatamente en centro de cuantiosas explotaciones. Por otro lado, el complejo proceso de asimilación de las comunidades aborígenes de cultura y origen diversos en muchas ocasiones se traducía en su erradicación. La resistencia se manifestó de diversas formas, y entre las voces que lograron hacerse escuchar en el siglo XIX se encontraba la de una mujer, miembro de un pueblo originario, que publicó en 1883 Life Among the Piutes: Their Wrongs and Claims.

sarah winnemucca 350Sarah Winnemucca nació alrededor de 1844 (no se tiene certeza de la fecha exacta) en la región por la que transita el río Humboldt dentro del actual estado de Nevada, en una época de dramáticos cambios históricos para su gente. Su nombre original era Thocmetony, que en inglés significa shell flower (flor de una especie de planta bulbosa). Su padre, conocido como Old Winnemucca, era un cacique de los paiutes del norte, indígenas que se encontraban entre los primeros pobladores de tierras norteamericanas. Su madre, Tuboitony, cuyo significado es lettuce flower (flor de lechuga), era hija del capitán Truckee, otro importante jefe del grupo, del que tomaría su nombre el río Truckee, y que sirvió de guía de los primeros colonos que atravesaron el desierto de La Gran Cuenca. La reconocida actitud amistosa del capitán hacia los colonizadores se basaba en la creencia de historias tradicionales que se referían al «hermano blanco perdido» que algún día regresaría. Sin embargo, Old Winnemucca sospechaba de esta visión tan idealizada, y años más tarde Sarah confirmaría su intuición al escribir: «llegaron como leones, leones rugiendo, y así continuaron desde entonces». Si bien su pueblo había sido movilizado a terrenos asignados por el estado, continuaba padeciendo la llegada de inmigrantes blancos que se instalaban en las mejores áreas de las reservas, ignorando los derechos de sus habitantes y alterando abruptamente su estilo de vida conservador del medioambiente, basado en una existencia respetuosa con la naturaleza. Las únicas alternativas que tenían era abandonar nuevamente su hogar o adaptarse a la mentalidad expansionista de los recién llegados, pasando a ser sus servidores.

En la década de 1850, Sarah viajó junto a su madre a California, acompañando a su abuelo que realizaba trabajos en ranchos de propietarios españoles. Fue durante ese periodo que aprendió español e inglés, y también fue entonces cuando se cree que cambió su nombre. Trabajó realizando tareas domésticas en diversos hogares y estudió algún tiempo en un colegio de enseñanza católica, aunque su asistencia no habría sido muy prolongada ya que los «piadosos» progenitores de otras estudiantes se habrían quejado ante la presencia de una joven nativa. De nada servía ser la nieta de un prominente cacique que había llegado a ser apreciado por ambas razas, promoviendo la fraternidad y dejando un legado de liderazgo pacífico. El trato desigual que ella misma recibía así como la situación de continuas injusticias experimentadas por los suyos sentarían las bases de su incansable activismo. En 1864, junto a su padre y otros miembros de la familia se desplazaron hasta Virginia City donde realizaron una serie de representaciones teatrales con el fin de recaudar dinero para ayudar a su comunidad. Las escenas representaban situaciones estereotipadas de la vida diaria de una tribu indígena, y también algunas leyendas como la de Pocahontas y John Smith. Además, Old Winnemucca decía unas palabras acerca de las necesidades acuciantes que padecía su gente, mientras su hija oficiaba de traductora. Algunos periódicos de la época publicaron críticas favorables y otros se mofaron del espectáculo llamándolos incluso «la familia real salvaje»; destacaron «la dulce voz inglesa de Sarah» y desde entonces empezó a ser conocida como «la princesa Sarah».

A lo largo de su vida adulta Winnemucca se dedicó a luchar por los derechos de los Paiutes, utilizando armas tan poderosas como su inteligencia y su educación, alzando su voz a través de escritos, ponencias y encuentros directos con oficiales del estado. En 1868 aceptó el cargo de intérprete para la armada, labor que la situó en una complicada posición ya que como mediadora debía transmitir mensajes del gobierno, incluyendo promesas que nunca se harían realidad. Sobre esas promesas rotas y la deshonestidad de los agentes que dirigían las reservas, así como sobre la situación real de su pueblo cuyos miembros no eran aún considerados ciudadanos, habló en las conferencias que dio en el auditorio de San Francisco en 1879, frente a una audiencia que esperaba con ansia la aparición de «la princesa de los Paiutes». Con un atuendo étnico preparado especialmente para la ocasión, apeló a la conciencia de sus oyentes, quienes en su mayoría escuchaban por primera vez el discurso de una persona nativa. Antes de dejar la ciudad recogió firmas para anexar a la petición que presentó ese mismo año en Washington D. C. ante el presidente Rutherdord B. Hayes y el secretario del interior Carl Schurz, solicitando la devolución a su comunidad de las tierras que les habían quitado. Pero a pesar de sus esfuerzos, los años pasaban y las condiciones de vida no solo permanecían igual, sino que incluso empeoraban. Finalmente, en 1883 se embarcó hacia el este del país, donde realizó cerca de trescientas disertaciones en Nueva York y en distintas ciudades de Nueva Inglaterra.

life among paiutes 350En Boston, Winnemucca conoció a las hermanas Mary y Elizabeth Peabody, integrantes de una prominente familia e implicadas en diversas causas sociales, que llegarían a ser sus más ardientes seguidoras, brindándole un comprometido respaldo. Mary fue la editora de Life Among the Piutes: Their Wrongs and Claims (1883), primer libro escrito en Estados Unidos por una mujer aborigen. Por un lado, Winnemucca narra sus vivencias dentro del contexto cultural de su comunidad, satisfaciendo la curiosidad que sentían los lectores de la época sobre estilos de vida exóticos y lejanos, describiendo a modo de documento etnográfico múltiples tradiciones como los ritos de iniciación. Describe la forma de gobierno de los paiutes como más igualitaria que la de los blancos: «Si las mujeres están interesadas, pueden participar en las negociaciones […] Ellas saben tanto como los hombres, y su consejo es consultado con frecuencia…», a la vez que apela a una audiencia femenina que comenzaba a unirse en su propia lucha: «Si en el Congreso Nacional las mujeres también pudieran participar, creo que pronto se haría justicia con los aborígenes» Sin perder de vista su clara intención de crear conciencia y cuestionar las relaciones de poder que benefician a unos y perjudican a otros, en muchos pasajes su crítica a la cultura dominante es mucho más directa: «Oh, ¡qué vergüenza! Ustedes que son educados por un gobierno cristiano en el arte de la guerra […] Sí, ustedes, que se hacen llamar la gran civilización […] tomando por la fuerza las manos de aquellos que les dan la bienvenida en sus propias tierras, alzando carabinas sobre la desoladora orilla y dejando un camino marcado por líneas de sangre…». El Apéndice final muestra un dossier de cartas que atestiguan su lucha así como una copia de la petición que presentó ante el congreso.

Cerca del final de su vida, Winnemucca abrió junto a su hermano Natchez el colegio Peabody Indian School en Nevada, apoyados por Elizabeth Peabody con quien Sarah había entablado una profunda amistad. En esa época, dentro del plan de asimilación del gobierno proliferaban las escuelas para estudiantes indígenas en donde a los asistentes se les prohibía vestir ropa étnica, usar sus propias lenguas o manifestar cualquier otra costumbre autóctona. El plan de estudios se focalizaba en la historia y gobierno americanos. Por el contrario, el emprendimiento de los Winnemucca tenía como misión principal brindar una educación bicultural, en la que el alumnado conservara la riqueza de sus raíces, manteniendo su propia identidad, a la vez que incorporaba el aprendizaje en inglés. Tres años después de su apertura, en 1888, los hermanos vieron como a pesar de todos sus esfuerzos el proyecto veía su fin debido a la falta de ayuda e interés en mantener esta alternativa de enseñanza. Poco tiempo después, en 1891, Sarah falleció siendo aún muy joven, pero su historia nos muestra el legado de una mujer que se movilizó incansablemente en pro de la autodeterminación aborigen, enfrentándose a lo largo de su vida con situaciones de pérdida y frustración, en medio de dos culturas distintas a las que llegó a conocer en profundidad y cuya confrontación la colocó muchas veces en una posición controvertida. Su espíritu valiente y sus logros son reconocidos en la actualidad, como lo refleja la escultura en bronce que se encuentra en el Salón de Estatuas del Capitolio en Washington. Realizada en 2005 por el artista nativo americano Benjamin Victor, muestra a la «princesa de los paiutes» sosteniendo un libro en su mano izquierda como símbolo de su creencia en la educación como elemento clave en la dignidad y libertad de la persona, y una shell flower en su mano derecha, representado su orgullo por la cultura paiute.

 

Bibliografía
MAUK, David; OAKLAND, John (2009) American Civilization. An Introduction. USA: Routledge
REIDHEAD, Julia (ed.) (2007) The Norton Anthology of American Literature. Volume C. New York: Norton
ROSINSKY, Natalie M. (2006) Sarah Winnemucca. Scout, Activist and Teacher. Minneapolis: Compass Point Books
SCORDATO, Ellen (1992) Sarah Winnemucca. Northern Paiute Writer and Diplomat. New York: Chelsea House
SENIER, Siobhan (2001) Voices of American Indian Assimilation and Resistance. USA: University of Oklahoma Press

 

fernanda balanger 375oFernanda Balangero Musso
Argentina, 1976. Traductora, investigadora, ensayista y editora. Graduada en Estudios Ingleses en la UNED (Madrid) y colaboradora de Aurora Boreal®.

Material enviado a Aurora Boreal® por Fernanda Balangero Musso. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Fernanda Balangero Musso. Fotografía Fernanda Balangero Musso © archivo personal. Fotografías de la estatua de Sarah Winnemucca y de la carátula del lbro Life Among the Piutes: Their Wrongs and Claims enviadas a Aurora Boreal® por Fernanda Balangero.

 

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