Este misántropo "malas pulgas" va creciendo en su íntimo tono de displicencia y paranoia. Su prevención y odio contra el poder del Imperialismo es inocultable. Lo maldice y lo colma de improperios. Es obstinado en su declamación contra los poderes que han convertido su país y el mundo en un abrevadero para una corte de ahítos y desvergonzados. En medio de esta trama que va conservándolo en su soledad la única imagen que parece salvarse es la madre del protagonista.
La figura de este individuo atormentado está justificada por una infancia de episodios desgraciados. Manoseado por su primer confesor. Caído en estados de angelicales apariciones que tienen un desenlace ridiculizado por el mismo protagonista.
Luego de una secuencia de hechos desafortunados tras de los que solo queda la reclamación y el odio, parece que no pudiera haber epílogo para esa alma, pero llega finalmente.
La vida le ha sido benévola, a pesar de que no ha hecho más que despreciarla. Ha vivido gracias a su obra literaria. Ha conocido a todas las celebridades de su tiempo. Ha intimado con el poeta nicaragüense padre del Modernismo Rubén Darío. Con el que él llama un genio: Gabriel D´annunzio. Todos se han rendido a su labia feroz y sombría, salvada por su convicción a favor de la Libertad y la Belleza.
Su febril ingenio y su voluntad de ser un rebelde han quedado en sus libelos y sus novelas que condujeron a muchas almas inocentes al suicidio.
Para la memoria -y como él lo presentía- no dejó herederos. Aunque entre los escritores colombianos hay uno que otro que no han logrado más que ser unos simples imitadores, sin su verbo, solo en su tonto radicalismo iconoclasta.
La Literatura es un ejercicio que puede engañar a espíritus encendidos, pero de pronto ingenuos como Vargas Vila, al proteger ciertos linajes más sosegados y armoniosos.
Notable ejercicio de creación de esta novela de Consuelo Triviño Anzola que no pasará inadvertida para los que exploran en la múltiple posibilidad del ejercicio literario.
Consuelo Triviño es doctora en filología románica por la Universidad Complutense de Madrid. Reside en España, donde ha sido profesora de literatura hispanoamericana. Está vinculada al Instituto Cervantes. Colabora con la crítica de libros del suplemento Lunes de El Imparcial. Ha colaborado con la crítica de libros del suplemento cultural «ABCD las Artes y de las Letras», del diario ABC. Obtuvo el primer premio en el Concurso Nacional de Libro de Cuentos de la Universidad del Tolima con Cuantos cuentos cuento (1977) y fue finalista del Premio Nacional de Novela Eduardo Caballero Calderón (1997). Ha publicado Siete relatos (cuentos), El ojo en la aguja (cuentos), Prohibido salir a la calle (novela) y La casa imposible (cuentos), La semilla de la ira (novela), Una isla en la luna (novela) además de libros de ensayo sobre autores como José María Vargas Vila, Germán Arciniegas, Pompeyo Gener y José Martí, entre otros.
Reseña de la novela La semilla de la ira enviada a Aurora Boreal@ por el escritor y periodista Laureano Alba. Foto Laureano Alba© Laureano Alba. Foto Consuelo Triviño © Consuelo Triviño.