Cuestionamiento a los movimientos políticos y artísticos de vanguardia en la obra de Roberto Bolaño

roberto bolaño 250En la obra del escritor chileno Roberto Bolaño, particularmente en Los Detectives Salvajes (1) (1998), hay una crítica no sólo a los movimientos de vanguardia y al establishment cultural mexicano, sino también a las falsas promesas revolucionarias de la izquierda latinoamericana que dejaron a las juventudes de los años setenta (a las que pertenece Roberto Bolaño) sumidas en la desesperanza.

En Los Detectives salvajes los personajes centrales (Ulises Lima y Arturo Belano) son dos escritores pertenecientes a lo que se conoce como el real visceralismo, un grupo de veinteañeros mexicanos que tienen nexos con los movimientos de vanguardia de los años veinte, sobre todo con los estridentistas y los surrealistas. Sin embargo, los real visceralistas no tratan de copiar los gestos de dichos movimientos, sino, por el contrario, mostrar su caducidad en un contexto como el latinoamericano en donde después de la matanza de estudiantes e intelectuales de izquierda en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco (2) (1968) y el asentamiento de la dictadura de Pinochet en Chile (1973-1990) los jóvenes entusiastas de la revolución no tienen cabida.

La ciudad que sirve de epicentro a esta “pandilla” de escritores que no creen en los proyectos literarios de Pablo Neruda, Octavio Paz y Nicanor Parra (las figuras de una generación que representa el fracaso de los ideales de cambio social que tenían los intelectuales después del triunfo de Fidel Castro en Cuba, que resultó un dictador peor que los de la derecha) es el Distrito Federal. En sus calles y cuartuchos, en sus bares pestilentes llenos de malandros, Belano y Lima viven sin pensar en el futuro, así como también malviven en los cuartos malolientes de estudiantes en París, las prisiones en Israel y las pensiones baratas de Barcelona. Y esto es así porque los jóvenes latinoamericanos son ciudadanos de segundo orden, seres condenados a vagar sin esperar que las cosas cambien en sus países de origen; son hijos del exilio, de las dictaduras y del fracaso de las revoluciones humanistas.

detectives salvajes  350El poeta Mario Santiago y Roberto Bolaño fundaron en 1976 el infrarealismo (el mismo realismo visceral que aparece en la novela, con la diferencia de que éste no tuvo ningún manifiesto) con la intención de minar la cultura burguesa y la imagen de ese “escritor gentleman, profesional, que no confunde los libros con su persona y desdeña el carisma como prolongación de la obra” (Vila-Matas 74). Para el escritor español Enrique Vila-Matas, la imagen de Bolaño busca, al contrario, la extravagancia, “entendida como la transformación de uno mismo en «un personaje literario». Vida y literatura abrazadas como el toro al torero y componiendo una sola figura, un solo cuerpo” (74). Por eso el infrarealismo busca ligar la experiencia de las barriadas, de los cafés frecuentados por estudiantes pobres y de los burdeles de mala muerte con el ejercicio de la escritura, todo como una manera de darle estatus poético a la vida tirada.

El primer manifiesto infrarealista firmado en 1976 por Mario Santiago Papaquiaro, Roberto Bolaño, Cuauhtémoc Méndez, Bruno Montané, Juan Esteban Harrington, Óscar Altamirano, José Peguero, Guadalupe Ochoa, Edgar Altamirano, Pedro Damián y Edgar Artaud evidencia los rechazos hacia la cultura oficial: “¿Y la buena cultura burguesa? ¿Y la academia y los incendiarios? ¿Y las vanguardias y sus retaguardias? ¿Y ciertas concepciones del amor, el buen paisaje, la Colt precisa y multinacional?” (Bolaño 1976). Además de eso, también se puede ver el cuestionamiento al mundo solemne de la poesía y a las fallidas gestas revolucionarias del Canto general (1950) de Neruda. Lo que importa es abandonar toda ilusión de cambio, dejarse llevar por ese vagabundeo que no se afinca en ninguna patria, suelo o ideología: “El riesgo siempre está en otra parte. El verdadero poeta es el que siempre está abandonándose. Nunca demasiado tiempo en un mismo lugar, como los guerrilleros, como los ovnis…” (Bolaño 1976).

Para Bolaño, que en 1968 abandona Chile para irse a México y regresa cinco años más tarde con la intención de luchar por una patria más justa (1970-1973), la derrota del Movimiento de Izquierda Revolucionaria cambiaría su perspectiva de la realidad, al punto de decir:

“Son tiempos duros para la poesía, dicen algunos, tomando té, escuchando música en sus departamentos, hablando (escuchando) a los viejos maestros. Son tiempos duros para el hombre, decimos nosotros, volviendo a las barricadas después de una jornada llena de mierda y gases lacrimógenos, descubriendo/ creando música hasta en los departamentos, mirando largamente los cementerios-que-se-expanden, donde toman desesperadamente una taza de té o se emborrachan de pura rabia o inercia los viejos maestros” (1976).

Los evidentes vínculos entre los infrarealistas y los surrealistas los encuentra Chiara Bolognese no solo con el encabezado del manifiesto escrito por Bolaño, el cual dice “Déjenlo todo, nuevamente”, una clara alusión al ensayo de Bretón titulado “Abandonadlo todo”. Los vínculos también se pueden encontrar en las ideas de subversión de la realidad y aquello de no “sentar cabeza” (Bolognese 134-135). Aunque lo anterior no debe llevarnos a pensar que Bolaño copia los gestos surrealistas, pues en el mismo manifiesto los infrarealistas son conscientes de que los “anteceden las MIL VANGUARDIAS DESCUARTIZADAS EN LOS SESENTAS (3)” (Bolaño 1976), lo cual quiere decir que ellos son hijos de una época en donde ya éstas resultan infructuosas y poco revolucionarias.

Por tal razón, este grupo de artistas no cree en el potencial político que tiene la literatura ni tampoco está de acuerdo con el aburguesamiento en el que viven los adalides de la cultura mexicana: Octavio Paz, Carlos Monsiváis y Carmen Bullosa. Los real visceralistas desconfían de estos padres impostores que no reconocieron la derrota de los movimientos socialistas y se apoltronaron en sus cátedras universitarias, sus cargos burocráticos y su estabilidad económica. De ahí que el vínculo entre escritura y vida sea tan importante en Bolaño, puesto que su intención es darle voz a todos los desarraigados que existen en las cloacas de las grandes ciudades, en los vertederos de los sistemas políticos que convirtieron las revoluciones humanistas en un campo de concentración más. En palabras de Ignacio Echevarría:

Con el destino de Ulises Lima y Arturo Belano se trenzan los de quienes los conocieron, o conocieron a sus conocidos, o supieron de ellos, la mayoría poetas fracasados, ex jóvenes letraheridos, pero también chalados, delincuentes, profesores, camareras, editores, prostitutas, toreros, arquitectos, artistas, todos portadores de destinos asimismo borrosos, equivocados, desastrosos, que en suma contribuyen a consolidar la evidencia de que la vida es una enfermedad del tiempo, de que la literatura es una enfermedad de la vida (Manzoni 71-72).

roberto bolanos 350El registro de voces que se escuchan en la segunda parte de Los Detectives Salvajes, la cual es una suerte de pliegue en el que hay una multiplicidad de voces, tiempos, espacios, personajes y tramas fragmentadas (53 voces y 96 testimonios para ser más precisos) que dan su punto de vista sobre los dos protagonistas centrales, es un juicio sobre la búsqueda que estos últimos emprenden al principio de la novela cuando salen desde el Distrito Federal hacia los desiertos de Sonora con la intención de encontrar a la poeta Cesárea Tinajero, la fundadora del primer real visceralismo en los años veinte. No sobra decir que de acuerdo con Vila-Matas, los personajes caminan hacia atrás, como una forma de encontrar la justificación de su quehacer poético en un pasado que, en últimas, ya no dice nada. Después de un periplo por el norte de México, Lima y Belano se topan con una lavandera envejecida que vive en una ciudad fronteriza y marginal; en últimas, como bien dice Masoliver, en la novela la vanguardia es una “metáfora de la caducidad” y México, a su vez, es una metáfora de Hispanoamérica, es decir, del caos.

Lo que se puede ver en Los Detectives Salvajes es la imposibilidad de establecer un movimiento de vanguardia en una época en la cual el vínculo entre literatura y política ha sido roto para siempre, pues la dictadura de la que es expulsado Belano (el alter-ego de Bolaño), que en la novela también es un escritor despatriado que vive en la caótica Ciudad de México, arroja a los jóvenes latinoamericanos al desamparo que viven tanto en el norte del continente como en Europa. Sin embargo, el exilio no debe ser visto solo en su faceta política sino en la individual. Para las nuevas generaciones no existe una patria a la que se deba añorar desde la lejanía, ni un anhelo de reflexionar sobre ella desde una tribuna europea. De este modo, los personajes de Detectives no viajan a Ciudad de México o a Europa con la intención de pensar su patria (Chile) desde tierras lejanas, de tratar de comprender la historia de su país o cambiarla por medio de la escritura, todo con la intención de regresar algún día:

“¿Se puede tener nostalgia por la tierra en donde uno estuvo punto de morir? ¿Se puede tener nostalgia de la pobreza, de la intolerancia, de la prepotencia, de la injusticia? La cantinela, entonada por latinoamericanos y también por escritores de otras zonas depauperadas o traumatizadas, insiste en la nostalgia, en el regreso al país natal, y a mí eso siempre me ha sonado a mentira. Para el escritor de verdad su única patria es su biblioteca que puede estar en estanterías o dentro de su memoria. El político puede y debe sentir nostalgia, es difícil para un político medrar en el extranjero. El trabajador no puede ni debe sentir nostalgia: sus manos son su patria” (Bolaño, Entre paréntesis 43).

2666 350Así las cosas, se puede inferir que en Lima y Belano no hay un deseo de volver a su tierra cuando las cosas marchen bien ni tampoco existe la más mínima intención de ingresar a la cultura oficial de su país como políticos, intelectuales o novelistas que representen a su nación (todo lo contrario a lo que sucedió con los escritores del boom latinoamericano), cualquiera que ésta sea. Sin ir más lejos, las ciudades modernas son infiernos en los cuales sólo se viven experiencia desagradables y frustrantes, como la que le sucedió a Mario Santiago (Ulises Lima en la novela) en Ciudad de México, lugar en donde el poeta murió atropellado por un automóvil en unas “circunstancias oscuras”, tumbado en una calle periférica de la ciudad, sin papeles y “sumido en la inconsciencia”, sin que nadie fuera a reclamar su cuerpo a la morgue (Bolaño, Entre paréntesis 42).

A modo de conclusión, si vamos un poco más allá de lo que nos dicen los críticos de Bolaño citados anteriormente y de lo que nos dice el propio Bolaño sobre el exilio y el desarraigo, pensamos que la situación que viven los personajes en la novela obedece a la condición marginal que se cierne sobre los latinoamericanos en las ciudades modernas. En un momento histórico en donde los hispanoamericanos son considerados ciudadanos del mundo y no pueden ser rechazados por prejuicios racistas, viven vidas anodinas y difíciles. Belano y Lima pueden viajar por todo el mundo y hacer con sus vidas lo que quieran; sin embargo, nunca abandonan su condición de marginalidad y vulnerabilidad. Lo anterior viene de la mano de la idea que Ana Del Sarto expresa en su artículo sobre las mujeres de Juárez que son asesinadas en una época en donde se supone que el machismo es una cosa obsoleta y superada. En “Los afectos en los estudios culturales latinoamericanos. Cuerpos y subjetividades en Ciudad Juárez” se explica cómo una ciudad fronteriza evidencia las mayores contradicciones del capitalismo tardío, que también se ven en Los Detectives Salvajes: por un lado, le da a las mujeres la capacidad de ser independientes y libres para trabajar y conquistar su libertad; por el otro lado, las condiciones de esos trabajos son deplorables y humillantes, lo que las convierte en seres de segunda categoría. No podemos olvidar que Lima y Belano subsisten como vendedores de droga y vendimiadores, labores que no los eximen de ser víctimas de un grupo de neonazis (como sucede en un apartado de la novela, en el que Lima se defiende a cuchillo de un grupo de jóvenes con ideas xenófobas en las calles desoladas de Viena) ni de morir en una calle cualquiera sin papeles o el auxilio de nadie. En su novela inconclusa, titulada 2666 (2004), Bolaño va más allá y describe los crímenes atroces de los que son objeto las mujeres de Juárez, algo que resulta incomprensible en una sociedad desarrollada que les ha dado un espacio político y social a las mujeres.

 

Bibliografía

1. Obras primarias

Bolaño, Roberto. Cuentos. Barcelona: Anagrama, 2010.
____________. “Déjenlo todo, nuevamente”. Movimiento infrarealista. Web. 10 dic. 2013 .
____________. Entre paréntesis. Barcelona: Anagrama, 2004.
____________. Los detectives salvajes. Barcelona: Anagrama, 2013.

2. Obras secundarias o de referencia

Areco, Macarena. “Los detectives salvajes de Roberto Bolaño y el juicio a la vanguardia”. Anales de literatura chilena. Diciembre.2007: 185-197. Impreso.
Bolognese, Chiara. “Roberto Bolaño y sus comienzos literarios: El infrarealismo, entre realidad y ficción”. Acta Literaria. Julio. 2009: 131-140. Impreso.
Caicedo, Andrés. Cuentos completos. Bogotá: Editorial Alfaguara, 2014.
Del Sarto, Ana. “Los afectos en los estudios culturales latinoamericanos. Cuerpos y subjetividades en Ciudad Juárez”. Cuadernos de literatura. Jul. 2012: 41-68. Impreso.
Herralde, Jorge. Para Roberto Bolaño. Barcelona: Acantilado, 2005.
Manzoni, Cecilia, ed. Roberto Bolaño: la escritura como tauromaquia. Buenos Aires: Ediciones Corregidor, 2002.
Rojo, Grínor. “Bolaño y Chile”. Anales de literatura chilena. Diciembre. 2004: 201-211. Impreso.
Vila-Matas, Enrique. “Bolaño en la distancia”. Revista Letras Libres. Abril.
1999: 74-76. Impreso.

Notas

  1. Del cuento “Encuentro con Enrique Lihn”, que se encuentra en el libro Putas asesinas (2001), se puede extraer una cita muy reveladora que da cuenta del desencanto del narrador por su pasado revolucionario, sentimiento que atraviesa las páginas de la literatura de Bolaño: “(...) [Mi] desdén por los entusiastas se evaporaba de golpe pues comprendía que ese grupo era como había sido yo, jóvenes poetas sin nada en qué apoyarse, jóvenes que estaban proscritos por el nuevo gobierno chileno de centro izquierda y que no gozaban de ningún apoyo ni de ningún mecenazgo (...)” (Cuentos 410).
  2. Esto no sucedió sólo en México sino en varios países de Latinoamérica. El 26 de febrero de 1971, el escritor caleño Andrés Caicedo vio cómo (antes de los VI Juegos Panamericanos) la policía de Cali aplacó una manifestación estudiantil, hecho que dejó un número considerable de estudiantes muertos y heridos. Sin embargo, pese a la gravedad de los acontecimientos antes mencionados, los juegos se llevaron a cabo a contrapelo de los paros y protestas juveniles. No sobra decir que en esa época Colombia tenía problemas muy graves, como lo eran la radicalización de la desigualdad socio-económica, la consolidación de las guerrillas y la imposibilidad de hacer una reforma agraria. En el cuento “El atravesado” (1971), el personaje central confiesa, al final de la narración, su participación en las protestas: “El 26 de febrero prendimos la ciudad de la Quince para arriba, la tropa en todas partes, vi matar muchachos a bala, niñas a bolillo, a Guillermito Tejada lo mataron a culata, eso no se olvida. Que di piedra y me contestaron con metralla. Que cuando hubo que correr corrí como nadie en Cali” (Caicedo 296).
  3. Esta oración aparece en mayúsculas en el texto original.

 

juan sierra 300Juan Sierra Hernández
Colombia. Editor y ensayista colombiano. Es profesional en Estudios Literarios de la Universidad Javeriana y magíster en Literatura y Cultura por el Instituto Caro y Cuervo, de Bogotá. Hizo su tesis sobre la plenitud amorosa en La Virgen de los sicarios, de Fernando Vallejo, la cual va ser publicada por el Instituto Caro y Cuervo a manera de artículo. Ha escrito varias reseñas y ensayos sobre la relación entre literatura y educación en la Revista Cronopio y la Revista Letralia. También ha trabajado como autor en varias editoriales de su país.

 

Material enviado a Aurora Boreal® por Juan Sierra. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Juan Sierra.  Carátula de Los detectives salvajes © cortesia Editorial Anagrama.  Carátula de 2666 © cortesía de Editorial Anagrama. Fotos de Roberto Bolaño tomadas de internet. Foto Juan Sierra © Juan Sierra.

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