Chicago, punto de encuentro, de ensueño

orden_natural_cosas_001Aunque Nueva York es considerada la capital cultural de Estados Unidos, no se puede considerar una ciudad netamente norteamericana. Mientras que Nueva York pertenece ya a una comunidad propiamente global, Chicago es y seguirá siendo una ciudad verdaderamente norteamericana. Chicago es una ciudad de cuello azul en el colectivo nacional, o sea, una ciudad que se enrolla las mangas de camisa y se ensucia las manos.


Nelson Algren, Upton Sinclair, Sherwood Anderson, David Mamet, Sam Shepard y Carl Sandburg son sólo unos pocos de los muchos autores que han puesto a Chicago en el mapa de las letras y han ayudado a brindarle esa pátina trabajadora y fajona a la ciudad. Ahora podemos añadir el nombre del argentino Fernando Olszanski a la lista.

Rafael Franco-Steeves. Nació en Puerto Rico (1969). Es periodista, fotógrafo y guionista. Colaboró en The New York Times Magazine, El Nuevo Día, Newsday y The San Juan Star. De igual forma fungió como corresponsal para radio en la controversia entre Vieques y la Marina de Estados Unidos para la British Broadcasting Corporation de Londres. Asimismo, fue galardonado por dos agencias culturales muy reconocidas en la Isla: su libro Alaska (2007) recibió el Primer Premio Anual de Cuento del Instituto de Cultura de Puerto Rico en 2006; y más tarde, en 2009, el segundo lugar en el Premio Nacional de Cuento del PEN Club. También es autor de la novela El peor de mis amigos (Ediciones Callejón, 2007). En la actualidad prepara el volumen de relatos y poemas conjunto de Las macrónicas del Temponauta y El amor es un viaje de ida. Además compone Los 4 libros de la inmortalidad, una trilogía de novelas de corte especulativo.rafa_001Esta reputación tosca y obrera se debe a gran medida a las intensas oleadas migratorias que han depositado sobre Chicago comunidades enteras de extranjeros, desde polacos a latinoamericanos. Esta necesaria tenacidad está presente en los personajes que habitan la colección de cuentos de Olszanski, El orden natural de las cosas, Editorial Tres Aguas, Chicago, 2010. No es coincidencia que los relatos de Olszanski se ubiquen en su mayoría en la ciudad de Chicago. Y a pesar de que sus protagonistas son primordialmente inmigrantes latinoamericanos, no se trata de la literatura de la inmigración a la cual estamos acostumbrados.
El mundo que nos describe Olszanski es un mundo cruel y ordinario. La ciudad que habitan es dura y fría, las situaciones difíciles y violentas. Sin embargo, entre tanta dificultad, tanto esfuerzo y tanto afán, aflora la ternura en los espacios menos esperados y muere la inocencia en los lugares más comunes. Los inmigrantes de El orden natural de las cosas se enamoran pero no consuman el amor, trabajan pero no disfrutan de los frutos de tanto trabajo, cruzan miles de millas para llegar a Chicago, pero no logran escapar el hechizo del vernáculo.
A veces, Olszanski retrata los momentos que preceden una importante decisión en la vida de este o aquel personaje, pero no nos cuenta qué decisión tomó. El impacto de concluir un cuento in media res es desgarrador, en especial en un relato como 'Imperdonable', que relata el dolor y sus consecuencias de un padre que pierde a su hija. Otros personajes nunca dejan de correr, como sucede con el protagonista de 'La única certeza', el cual empieza y termina corriendo.

Fernando Olszanski. Nació en Buenos Aires, Argentina. Vivió alternativamente en Escocia, Ecuador y Japón. Es autor de la novela Rezos de marihuana, el poemario Parte del polvo, y su último libro de cuentos El orden natural de la cosas ha sido galardonado con el premio del International Latino Book Award en Nueva York. Junto a José Catro Urioste, ha editado la Antología de Narrativa en Español en Estados Unidos: America Nuestra. Fue director editorial de la Revista Contratiempo y actualmente dirige la revista Consenso de la Northeastern Illinois University. Reside en Chicago, Estados Unidos.En El orden natural de las cosas el autor explora esos aspectos de la migración que van más allá del campo sociológico y se acerca más a las minucias sicológicas que abundan la cotidianidad del inmigrante. Un trabajo de jardinería se presta para cultivar el preciado crossover dream que tanto elude a los inmigrantes. Una clase de inglés como segundo idioma se convierte en el escenario de un amor imposible entre inmigrantes de diferentes países. A pesar de la identidad principalmente latinoamericana, los relatos de Olszanski exploran la inmigración pero en términos universales, no sólo las idiosincracias de los latinos. En el Chicago de Olszanski no predomina ninguna nacionalidad, aunque sí reconoce diferentes grados de enajenación. Sin duda, la abundancia del español en Chicago provee algún alivio para los latinos que elude al inmigrante ruso, por ejemplo.
La producción literaria de habla hispana en los Estados Unidos está alcanzando cierto ímpetu, o por lo menos eso evidencia la nueva actividad editorial que se ha ido cociendo en los últimos años. Las editoriales independientes han aumentado a paso lento pero constante. Sin embargo, en este nuevo milenio publicar un libro es un proceso que ha sufrido cierta democratización. Hasta existen editoriales que sólo imprimen los libros al venderse.
En este nuevo panorama editorial no siempre es fácil distinguir la literatura que se practica desde el margen, a modo de hobby o pasatiempo, de la literatura compuesta por escritores comprometidos con el arte. El orden natural de las cosas es un libro de primer orden, de la pluma de un autor que demuestra preocupaciones linguísticas, vernáculas y humanas. No existen palabras fuera de lugar, no existen pausas aleatorias. Cada silencio, cada énfasis, cada relato está elaborado con verdadero oficio, lo cual hace de su lectura no sólo un verdadero placer, sino una necesidad.

La reseña Chicago, punto de encuentro, de ensueño sobre el libro El orden natural de las cosas del escritor Fernando Olszanski enviada a Aurora Boreal® por cortesía de Rafael Franco-Steeves y Fernando Olszanski. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Rafael Franco-Steeves y Fernando Olszanski. Foto de Rafael Franco-Steeves©Rafael Franco-Steeves.

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