'Cuentos en el exilio' de Víctor Montoya

montoya_cuentos_exilio_001De los cuarenta y tres cuentos que conforman Cuentos en el exilio de Víctor Montoya, once de ellos -y catorce si estiro la definición- hacen a la pesadilla y a la experiencia vívida de la muerte.
Son cuentos muy bien manufacturados y justifican por qué el título del volumen se refiere no al exilio sino en el exilio. Es importante insistir en la diferencia porque creo que lo mejor del libro no son los relatos sobre el exilio como experiencia política sino más bien la vivencia de diversos destierros, confinamientos y desarraigos de nosotros mismos. Estados todos en los que nos sentimos expulsados de nuestro centro y en los que la sinrazón y el horror son la norma.
"Quise salir del sueño, pero ...", "Pesadilla III", "Escritor suicida", y "Asesinato en invierno" son relatos que recuerdan a "El hombre muerto" de Horacio Quiroga, pero a diferencia de éste en que la narración tiene como base la incredulidad del personaje ante el avance de la muerte en el territorio de su cuerpo, los personajes de los relatos de Montoya pasan de la vida a la muerte sin corte alguno; es decir,

parecen cumplir aquello de que la vida y la muerte son una misma cosa, parte de una sola escena. El efecto es interesante porque se crean biografías que incluyen la vida cotidiana del sujeto, los aconteceres que dan lugar a su muerte y los hechos posteriores a su deceso. Sin embargo, estos hechos posteriores no son reflexiones sobre la muerte tal como hace María Virginia Estenssoro en "El occiso", sino más bien son relatos de lo que sucede alrededor del ahora cadáver. El efecto, decía, es interesante y añadiría que otra de las razones es el narrador en primera persona (también usado por Quiroga y Estenssoro). Entonces, estos cuentos narran, de corrido, hechos al estilo de "corrí, alguien me apuñaló, sentí la sangre y el asesino echó mi cadáver en una fosa...".
En cambio, "la Riada", "Los caballos", Pesadilla I", "Pesadilla II", Pesadilla IV", "Crimen y castigo" y "La fuga" son relatos sobre la pesadilla. Muy bien escritos, son los que mi lectura y relectura privilegiaron.

Virginia Ayllón. Bolivia, 1958. Escritora, poeta, documentalista y ensayista. Ha dedicado gran parte de su tiempo al análisis literario y la promoción cultural. Forma parte del Taller de Literatura Femenina. Es redactora de la revista boliviana de cuento Correveydile. Obras principales: Búsquedas: cuatro relatos y algunos versos (1996) y Búsquedas: Las Discapacidades (2004). Tiene en su haber asimismo varias obras de análisis sobre la situación de la mujer.virginia_ayllon_001Montoya extrema un recurso sobre el que Borges discurrió en su memorable conferencia, precisamente sobre la pesadilla, publicada luego en un volumen denominado Siete Noches.
En dicha conferencia Borges hace referencia a Groussac quien describió como "asombroso el hecho de que cada mañana nos despertemos cuerdos -o relativamente cuerdos, digamos- después de haber pasado por esa zona de sombras, por esos laberintos de sueños". A eso, Borges añadió algo central que es la sensación de horror de la pesadilla, que es la diferencia de ésta con el sueño. Esto quiere decir que despertar de una pesadilla no es lo mismo que despertar de un sueño ya que si ambos son laberintos, los de la pesadilla son horrorosos, de ahí que el espanto y el pánico acompañen al día que sigue a una pesadilla. Y este es, precisamente el artificio del que se vale Montoya para confeccionar estos relatos.

Más aún, en la citada conferencia, Borges trae a colación el concepto de Addison de que en el sueño somos el teatro, el espectador, los actores y la fábula. Y creo que Montoya ha hecho de este concepto una técnica en estos cuentos de buena factura.Víctor Montoya, escritor, periodista y pedagogo boliviano. Reside en Estocolmo. Escribió su primer libro en la cárcel. En enero de 1977, por gestiones de Amnistía Internacional, recobró su libertad y consiguió asilo político en Suecia. Es colaborador de publicaciones en Europa, América Latina y Estados Unidos. Su obra principal, en el género del cuento, la novela, el ensayo y la crónica, aborda temas de honda preocupación humana y compromiso social. Sus cuentos han sido traducidos y recogidos en antologías nacionales y extranjeras. Bibliografía: Huelga y represión (1979), Días y noches de angustia (1982), Cuentos violentos (1991), El laberinto del pecado (1993), El eco de la conciencia (1994), Antología del cuento latinoamericano en Suecia (1995), Palabra encendida (1996), El niño en el cuento boliviano (1999), Cuentos de la mina (2000), Entre tumbas y pesadillas (2002), Fugas y socavones (2002), Literatura infantil: Lenguaje y fantasía (2003), Poesía boliviana en Suecia (2005), Retratos (2006), Cuentos en el exilio (2008)
En tal sentido, estos relatos no son fantásticos, en el sentido estricto del término, porque no hacen a situaciones que no se dan en la realidad -como algunos de los cuentos de Cerruto- ya que lo fantasioso sucede en escenarios -la muerte, la pesadilla- que no aceptan las diferencias entre real e irreal y tal vez eso es lo que asusta de ambos territorios. Precisamente por eso, la muerte y la pesadilla sólo pueden ser fabuladas; esto es creadas. Pero, al ponerse en texto literario, todo relato sobre la muerte y la pesadilla no puede escapar al requerimiento de verosimilitud para ser leído, precisamente, como texto literario. Y creo que este es el trabajo más destacable en Montoya que, repito para concluir, ha creado estos cuentos de buena factura.

'Cuentos en el exilio' de Víctor Montoya enviado a Aurora Boreal® por Virginia Ayllón. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Virginia Ayllón. Foto Virginia Ayllón © Elias Blanco Mamani.

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