Un anticipo del cielo

La Oculta
Héctor Abad Faciolince
Alfaguara Penguin Random House
ISBN 978-958-8883-13-7
Páginas 334
2016

En Latinoamérica está surgiendo un nuevo realismo postideológico. La Oculta, la última novela de Héctor Abad es, en la actualidad, la respuesta literaria a Cien años de Soledad, la epopeya mundialmente conocida de Gabriel García Márquez.

Han concluido los tiempos en los que cada novela colombiana debía medirse a Cien años de Soledad, obra que le ha dado estatura universal a la literatura del norte de Suramérica. Pero a cada nueva obra literaria escrita por otros colombianos posteriores a la novela de García Márquez se les exigía adicionalmente, para desgracia de ellos, tener que satisfacer la estética de El Realismo Mágico.

Cien años de Soledad escrita en 1967 por Gabriel García Márquez presenta la vida de personajes a lo largo de siete generaciones, en una historia laberíntica de infinitas ramificaciones que narra el ascenso y caída de la familia Buendía y de Macondo, el pueblo que un día ellos fundaron. La novela relata episodios asombrosos impregnados de crónica y sabiduría popular; mito y fantasía; personajes dementes que definen los cuadros opulentos, enmarcados en un exhuberante mundo tropical en el que realidad y una infinita gama de posibilidades yuxtaponen los
vehementes deseos de lo inmaterial.

 

Espíritu escéptico-liberal
En la saga familiar garciamarqueziana, casi sin proponérselo, lo moderno desplaza lo arcaico, y a pesar de la vaga existencia individual, sombría por el dominio de lo colectivo, la existencia es trágicamente atrapada en el círculo irreductible de vida y muerte. En su largo y adverso camino hacia la libertad, la América Latina de la época actual, ha sido escenario de violencia de las revoluciones de la izquierda y las dictaduras de la derecha. Y, García Márquez, amigo ferviente de Fidel Castro, se pierde en el laberinto de la soledad postimperial.

Hoy, tras la Guerra Fría –las dictaduras militares, la guerra de guerrillas y la guerra contra las drogas– las grandes batallas ideológicas de la izquierda y la derecha han sido derrotadas, abriendo paso a un nuevo realismo y pragmatismo. Las antiguas generaciones, víctimas de las potencias extranjeras y de sus propios tiranos, han sido reemplazadas por las jóvenes que optan asumir su propia historia democrática.

En Latinoamérica, al lado de Mario Vargas Llosa, el Nobel peruano, los intelectuales liberales son pocos. El escritor colombiano Héctor Abad, nacido en Medellín en 1958, es uno de ellos. El hecho de que Abad sea sobrio, utópico y un escéptico en apariencia, se debe, por un lado, a su formación europea, ya que durante largo tiempo vivió en Italia después de haber sido expulsado de una universidad de su país por una presunta ofensa al Papa y, por otro, a su experiencia familiar. Su padre, un reconocido médico, profesor universitario y defensor de los derechos humanos, fue asesinado por las fuerzas paramilitares colombianas. Abad regresa a su patria en 1992 y comienza, con éxito, a escribir novelas dentro de las cuales se destacan Tratado de culinaria para mujeres tristes y El olvido que seremos, novela que aborda el tema de la muerte de su padre. Abad es a la vez conocido como columnista y destacado periodista de diarios y revistas de España y Latinoamérica. Sus ensayos se cuentan entre los más lúcidos de América Latina.

 

La confesión de tres vidas
Para solaz de sus lectores, Héctor Abad permite que su obra literaria madure antes de publicarse. La Oculta, escrita en 2014 y su novela más reciente, es una obra compleja construida con rigurosidad y sin artificios narrativos. Como en Cien años de Soledad, La Oculta examina el universo de la historia colombiana. En el reflejo de una gota de agua, brilla el océano y en su novela, al igual que en Cien Años de Soledad, el hilo narrativo altamente autobiográfico, gira en torno a una familia y su lugar en el mundo. Así las cosas, La Oculta podría leerse como continuación de Cien años de Soledad.

En La Oculta, sin embargo, el material narrativo ha sido exorcizado de sus demonios, lo que no significa que la novela carezca de su propia magia. La Oculta, finca situada en las montañas cercanas a Jericó, Antioquia, es el espacio sagrado de la familia Ángel. En este mundo novelesco confluyen el amor y la felicidad; la libertad y sentido de propiedad; la sabiduría y la fidelidad; pero también el terror, el trauma y la decadencia de una época. Desde que los antepasados de la familia salieron a talar la exuberante selva para transformarla en un lugar habitable con sentido de equidad, la familia se va convirtiendo en una historia mayor a su propia existencia.

Nos situamos a comienzo de los años noventa, cuando la matriarca Ana Ángel, poseedora, hasta el final de sus días, de singular perseverancia y vitalidad, muere en la finca a los 88 años de edad. La madre logra la unión familiar por su amor e inteligencia; su ternura y determinación. Y es así como los hijos se encuentran de nuevo en el lugar donde la madre ha dejado su huella: Antonio, el hijo emocionalmente vinculado a Jon, un reconocido artista negro con el que vive en Nueva York, es un violinista bastante exitoso que sin motivo determinado, pero con infinita pasión, reconstruye la historia del clan familiar. Junto a él están las dos hijas, diametralmente opuestas. Por un lado tenemos a Pilar –la mayor de los tres hermanos, mujer enérgica que jamás da su brazo a torcer, y cuya existencia se funda en Alberto, el amor de su vida–, jura fidelidad eterna a ‘La Oculta’, cumpliendo así con el deseo de su padre moribundo. Por el otro lado está Eva –hermosa, emancipada, pacifista, individualista y excéntrica, que gracias a su educación universitaria, tiene una visión de mundo amplia. Eva a lo largo de su vida, se casa y se divorcia de un presidente de gobierno, un médico y un director de orquesta y, a sus 50 años, sucumbe a los encantos de una mujer más joven.

Los personajes de la novela tienen dimensión novelesca; carisma y carácter y cada uno, traza a su manera, un plan de vida. La estrategia narrativa de la novela –compendio de rendición de cuentas y confesiones de vidas entrelazadas bella e ingeniosamente– logra formar el lienzo costumbrista de los Ángel. Abad permite que los personajes que encarnan a los tres hermanos, narren sus vidas de manera honesta y autocrítica; humilde y sensata. Y así construye un caleidoscopio de colorido externo e interno abundante en secretos, simpatías y aversiones, de interconexiones sutiles. En el milagro de esta compleja cohesión, es evidente la huella colectiva y la relación genealógica que define a la familia. No obstante la muerte de Ana, la madre, prefigura el derrumbe de los cimientos familiares y, lo que antes era irreductiblemente importante, de repente pierde sentido.

El búho de Minerva inicia su vuelo en el crepúsculo y La Oculta narra el final de un empeño heroico. La finca, adquirida en 1886 por la entonces familia Ángel, con una posición privilegiada al borde de un valle y flanqueada en los linderos por un embalse; esta tierra de antaño, se tambalea. En un principio, sus propietarios son objeto de extorsión por la guerrilla y, más tarde por los paramilitares, que ofrecen protección a cambio de dinero, y ejercen la violencia cuando sus demandas no son satisfechas. La casa de la finca sobrevive las cenizas de un incendio, es luego modernizada, y sin alma, al final forma parte de un barrio custodiado día y noche, donde los fines de semana los ricos de Medellín se divierten. Antonio y Eva venden la parte de la finca que les corresponde, y sólo Pilar mantiene la propiedad en el marco de un tiempo irreal, que cada vez deja de ser suyo. Lo que el poder brutal de la guerra civil, las guerrillas y los paramilitares no puede destruir, lo logran en un abrir y cerrar de ojos los comerciantes y los usureros.

 

oculta 375Comuna de hombres libres
La Oculta, novela que aborda el ascenso y la caída de una familia y, a la vez advierte sobre el inicio, el crecimiento y el derrumbe de la utopía histórica de una comunidad libre. Nos enteramos por Toño (Antonio), que el judío sefardí, Abraham Santángel huyó de España en 1786 en busca de una vida mejor en el Nuevo Mundo, objetivo que logró a medias. Su testamento constituye el manifiesto de la familia Ángel que, con mansedumbre y sentido justiciero, austera y pragmáticamente, se convierte al catolicismo: “Recuerden que no son más pero tampoco menos que nadie. Traten de vivir entre iguales; trabajen, pero no manden, ni tampoco obedezcan”.

En 1861 los descendientes de Abraham, Isaías Ángel e Isabel Abadi, atendiendo al llamado de los terratenientes idealistas, intentan domar la selva, en apariencia, inservible, que con trabajo arduo, logran convertirla en terruño propio. Jericó se transforma en una comunidad libre que de caserío pasa a ser pueblo –con capilla y burdel– y luego, gracias al cultivo del café y al desarrollo de la ganadería, se convierte en una ciudad pequeña. Abad describe el desarrollo de la ciudad en brillantes episodios en los que se subraya el logro del sueño americano, mentira cierta tantas veces: siempre que se trabaje arduamente, un trozo de tierra ha de ser tuyo un día. Y, más aún: el amor y la felicidad pueden alcanzarse.

La finca es escenario de eros y tánatos; de rapto y desilusión. Llegamos a conocer a los personajes a través de los episodios de su vida adulta; la inocencia y pureza del amor entre Pilar y Alberto en la noche nupcial. En La Oculta, Eva se entrega a un joven judío de moto y gafas oscuras y Antonio, con un buen número de novias a su haber, termina en la finca entregado a su primera relación homosexual. En el espacio de la novela, donde se aprende a amar la vida, la violencia al mismo tiempo se impone. La guerrilla secuestra a Lucas, el hijo mayor de Pilar, y su rescate lleva a la familia al borde de la ruina. Allí mismo, los paramilitares tratan de asesinar a Eva, que por buena nadadora, logra cruzar el lago y salvarse. La fuga dramática de Eva impregna la novela de singular suspenso.
La Oculta no es menos que una utopía real, es “un anticipo del cielo”, de felicidad y confianza; amor y sentido de comunidad; seguridad y pertenencia. Y no sólo lo humano, pero la naturaleza es espléndida en la hermosura del paisaje, la exuberancia de la vegetación, y la encomiable compañía del reino animal: “los mosquitos en La Oculta no pican”. Tras el cataclismo de violencia que irrumpe en Colombia, –ese embalse de agua turbia, que se traga a la gente– La Oculta pone de relieve su efecto destructivo capaz de resquebrajar el andamiaje que da sentido a la existencia. La novela encarna el inconsciente colectivo no sólo de esta región colombiana, pero de todo el país. Para impedir la ruptura de los diques de La Oculta, las aguas turbias deben encontrar desagüe y ese lodazal putrefacto no ha de contaminar la vida de un pueblo o de una región.

 

Antídoto contra todas las ideologías
La Oculta rescata todo lo que constituye la literatura universal: apogeo y eternidad; historia y destino; utopía y tragedia; ironía y melancolía; profundidad, espesor y densidad. La épica, la lírica y el arte dramático se hilvanan en un fino lenguaje a través del cual el autor realiza un frío análisis de la realidad colombiana.

Cada personaje es poseedor de un universo propio: el agnóstico Antonio que se convierte en el historiador de la familia, es el último de los Ángel que no engendra progenie, ya que elige la relación de pareja con Jon, quien no aprecia ni el trópico ni Colombia como destino para vivir permanentemente. Eva –traumatizada y evadida en un futuro mejor– es capaz de traicionar el idealismo familiar, en aras de su beneficio propio. Ella es quien quiere deshacerse del “pedazo de tierra sagrada y maldita”. Pilar, por su parte, obstinada y devota, “anclada en el ahora”, ensucia sus manos con la codicia que Eva tanto desprecia. Y, al final, los tres hermanos terminan, digiriendo sin proponérselo, el drama de su judaísmo perdido, sumidos entre la nostalgia arcaica por la posesión de la tierra, y el impulso moderno de romper con el pasado para forjar una vida libre de coerción territorial.

La Oculta no es solo un compendio mordaz de una familia acomodada antioqueña con identidad familiar única, pero, a la vez, es una obra de pedagogía y didáctica política que pone de relieve la violencia endémica de la guerrilla, y de las bandas criminales y paramilitares, que durante más de cincuenta años han cubierto de sangre el suelo colombiano. Al final brota de nuevo la esperanza de paz y desarrollo: sin La Oculta el mundo sería otro y la familia Ángel una sombra inacabada de sí misma.

¿Sería temerario concluir diciendo que es en La Oculta donde se arraiga el espíritu liberal de Abad? La respuesta está en comprender su realidad enajenada: el haber sido socialmente privilegiado y ser consciente que la suerte, en última instancia, es sólo azar, casualidad en el infortunio y que la experiencia mundana oculta un profundo conocimiento de difícil acceso. “¿Quién sabe cómo están unidas las cosas?”, pregunta Eva. Es posible que el escepticismo y la curiosidad; la calma y el deseo de adquirir un compromiso individual y colectivo, ayuden a comprenderlo.

El libro bíblico de la memoria de Héctor Abad es un antídoto contra las ideologías, que parecen saber, a ciencia cierta, a quien culpar. La novela llena de realismo y desilusión irradia confianza en la vida y toca con calidez, el frío corazón del presente, que parece haber perdido el sentido de su origen y la visión de un futuro espiritual esclarecedor.

 

Andreas BreitensteinSobre Andreas Breitenstein
Periodista y crítico literario del Neue Zürcher Zeitung (NZZ). Después de estudiar filología alemana, filosofía e historia del arte, trabajó como redactor y crítico literario independiente para el Zürichsee-Zeitung, el Tages-Anzeiger y el Neue Zürcher Zeitung. Desde 1992 es miembro del equipo editorial del NZZ supervisando y cubriendo la cultura y literatura de Austria, Europa del Este, Escandinavia, Rusia, América Latina y Asia. En 2017 recibió el Premio Alfred Kerr de Crítica Literaria.

 

Esta reseña, obra de Andreas Breitenstein, crítico literario del Neue Zürcher Zeitung (NZZ), fue publicada el 4 de junio de 2016 en el NZZ. La traducción al castellano, obra de Alberto & Guillermo Camacho, Lucas Ruiz y Stella Moreno. Se publica con autorización de Andreas Breitenstein. Fotografía Andreas Breitenstein tomada de internet © Bild: zVg.internet. Carátula La Oculta © Alfaguara Penguin Random House Grupo Editorial. Esta reseña se publica también en el especial Aurora Boreal® de autores colombianos de 2018.

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