Dos minutos y medio segundo libro de poesía de Reyes Cáceres Molinero

pio_serrano_001Dos minutos y medio es el segundo libro de poesía de Reyes Cáceres Molinero y les confieso que no puedo dejar de referirme a él sin vincularlo a su anterior  Vivir en ambar (2007), porque observo en ambos la voluntad de conciliar las dos nociones fundamentales que nos sitúan en el mundo: el tiempo y el espacio. Si en Vivir en ambar la autora exploraba la confusión de sentimientos que le provoca la existencia en un ámbito urbano, ese espacio donde el hombre moderno se confronta con la vicisitudes y los gozos de la existencia en comunidad; ahora, en Dos minutos y medio nos entrega Reyes Molinero el desasosiego del ser ante el imperturbable paso del tiempo y su huella en nosotros, la memoria.

Observo, además, que en ambos libros, la autora ha rehuido con eficacia los extremos de un exacerbado sentimentalismo, para procurar la mesura del equilibrio, advertida ya desde la discreción meditada de ambos títulos -el matizado ámbar, intermedio entre las fulguraciones del rojo y el verde; y esos minutos y medio que procuran depositar en el lector una cierta incertidumbre, un voluntario deseo de rechazar el tiempo cerrado, definitivamente consumido. Discreción expresiva, huida del falso sentimentalismo, ahondamiento en lo esencial son algunos de los rasgos que definen la Poesía de nuestra autora.

Quizás sea el momento de hacernos la difícil pregunta de para qué sirve la poesía. ¿Cuál ha sido el propósito de este milenario y tozudo ejercicio de indagación que nos ha acompañado desde el origen mismo de las primeras civilizaciones? ¿Por qué hombres y mujeres, serios y responsables, se han ocupado en llenar tabletas de cera, papiros y papeles con sus enigmáticas propuestas, expresadas en líneas cortas, que llamamos versos, y que parecen no agotar esa humana curiosidad?

Pío Serrano, escritor y editor de origen cubano....

Tal vez deberíamos comenzar por dejar en claro para qué no sirve la poesía. Por ejemplo, aunque dotada de reconocidos valores, los suyos no cotizan en bolsa. No sirve, pues, para ganarse la vida, más bien, al decir del poeta nicaragüense Ernesto Mejía Sánchez, sirve para ganarse el alma. Tampoco la poesía produce un bien consumible, en el sentido del mercado que nos propone bienes de usar y tirar, fungibles; la poesía tiene vocación de permanencia. A diferencia de la ciencia y la tecnología, la poesía no nos dota de instrumentos, herramientas y saberes con los que alterar la naturaleza física de las cosas.

Como la Filosofía, la Lógica, la Etica o la Estética, entre otras disciplinas llamadas humanísticas, la Poesía nos dota de instrumentos que nos permiten rehabilitar, si me permiten, reamueblar nuestra conciencia, ese espacio de nuestro ser del que no podemos despojarnos, que nos acompaña siempre y que en la generalidad es el dispositivo humano que permea todas las acciones de nuestra vida, incluidas las más pragmáticas y utilitarias. No es menester de la poesía el empalagoso comercio con la sensibilería, ni el abuso de los lugares comunes de los artificiales dolores y penalidades del poeta quejumbroso. Ni siquiera la poesía es únicamente instrumento de la rabia y la cólera si carece del lenguaje apropiado; poetas como Gabriel Celaya, Blas de Otero o Miguel Hernández nos han legado el testimonio de la legítima ira y el rescate de la justicia en el auténtico lenguaje de la poesía.

Porque la poesía es también, además de sentimiento, forma poética, rigor en la expresión, lenguaje dominado y convertido en arte.

Reyes Cáceres Molinero. Española, periodista y escritora. Ha trabajado en el periódico "Levante" de Valencia. Coordinó en su inicio la sección de Arte de la revista cultural "Contrastes". Ha dirigido Gabinetes de Comunicación en colaboración con diversas entidades culturales. En 2007 publicó el poemario Vivir en ámbarGoya y las voces del alba en Sial Ediciones y en 2010 el poemario Dos minutos y medio. Finalista en el Concurso de poesía "Jirones de Azul" 2007.

reyes_caceres_003Las respuestas sobre la necesidad de la Poesía han sido múltiples y diversas a lo largo de los siglos. Yo me arriesgo a compartir la mía con ustedes. Creo que, sobre todo, la poesía es un acto de conocimiento, una acción destinada a enriquecer nuestra mirada y nuestra conciencia. El poeta, en este sentido, es quien, como Shakespeare, pone ante nuestra distraída mirada la más completa muestra de las turbulencias de las pasiones humanas; o, como Dante, quien sitúa ante nuestros ojos la suma del bien y del mal; o como los poetas orientales, quienes descubren para nosotros la sutil vibración de un instante en que la naturaleza dialoga con el poeta para revelarle un milagro hasta entonces desconocido.

En palabras de Ortega: "La misión del poeta es inventar lo que no existe", sólo que yo sustituiría "inventar" por descubrir, y "lo que no existe" por lo que no ha existido hasta que su mirada y su verso lo revelan.

Todos estos autores y los que cada uno de ustedes tienen en mente, gracias a la generosa acción del verso comparten con nosotros sus descubrimientos y asombros. Haciéndonos más sabios, más justos, mejores.

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En este sentido, creo que la escritura poética de Reyes Cáceres Molinero cumple a plenitud este deber ser de la poesía y los invito a que lo confirmen en la lectura de sus libros.

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