El crimen es el criminal

dario_ruiz_gomez_001Una constante histórica, casi invariable de lo humano es la existencia del crimen en forma individual y colectiva, estimulado por pasiones sublimes y bajas. Su origen es bíblico y acompaña la gran literatura desde Sófocles. Están las razones económicas y las amorosas: la codicia y los celos constituyen hilos envolventes en los crímenes. Las hay por guerras y ambiciones de poder. Por fundamentalismos religiosos y políticos. Por venganza y sentimientos altruistas. Por estupidez e inteligencia. Por maldad y desvaríos. Como terrorismo y crimen de Estado. Como espionaje.

El crimen se convirtió en gran negocio, un negociado en el capitalismo y permeó con sus auges de ciclo y caída el tejido social, las costumbres públicas, la moral existente.

La razón del carácter imbatible del crimen es que se confirmó como un destino amoral, manifiesto de la condición humana. Como una mercancía disfrazada o sincera. En Crímenes Municipales (1), Darío Ruíz Gómez nos entrega una composición literaria de historias relatadas con mano maestra sobre el crimen privado de nuestro tiempo. Con una mirada moral, con una crítica social de las imposturas y realidades que constituyen la decadencia y auge de las ciudades en el capitalismo tardío. Cada cuento y son dieciocho, es la creación de un mundo particular, de unas biografías fugaces y certeras sobre el mosaico clasista y estratificado de la urbe moderna, que situada en Medellín se internacionaliza en su cosmopolitismo a Londres o Miami, Madrid y Bogotá.

Ricardo Sánchez Ángel Doctor en Historia. Profesor Universidad Nacional de Colombia

ricardo_sanchez_angel_001En estas historias literarias que están definidas por su conocimiento de la anatomía de la vida íntima de los personajes, de todas las edades y élites; de los altos, medios y bajos fondos, de distintas profesiones y oficios, todo es verosímil en su infamia e inmoralidad, en su repugnancia y apariencia, en su caricatura y simulación.

La sociedad de las calles criminales, de los barrios profundos donde la vida vale y no vale siendo una banalidad la muerte, el registro de lo social-individual-familiar que acompaña el crimen - como el secuestro - . y los escenarios Kitch del hiperconsumo de la opulencia, encuentran en Darío Ruíz un escritor capaz de entrar con extraordinaria precisión a los asuntos del crimen.

En estas narraciones sucede, como si el escritor fuese el mismo un criminal, que elabora su obra, con la intensidad y perfección del crimen que se cuenta. Su mirada de artista no realiza escrutinio sociológico, o crónica periodística sino que compone, crea, imagina unos frescos de las sociedad criminal y de la inmundicia de los valores.

Los Crímenes Municipales son crímenes privados que se desarrollan en forma envolvente. De la calle turbulenta con su violencia abierta al apartamento de lujo y a la mansión del multimillonario. De la lejana ciudad de las nieves y heladas en Estados Unidos a un edificio de oficinas, decadente, de atmósfera sórdida con personajes repugnantes. De personajes de belle époque, de fetiche del consumismo a mafiosas prepotentes manejando el delirio de sus negociados criminales. Toda una contabilidad de tipos y situaciones que hacen de la sociedad un escenario criminal. Donde el crimen y la sociedad son simbióticos, inseparables, cara de la misma moneda.

crimenes_municipales_001La realidad en que transcurren estas historias es la del narcotráfico, la corrupción, el terrorismo, el paramilitarismo, el crimen organizado, las bandas de jóvenes sicarios, en fin, un fresco de nuestra época, de nuestra vida cuotidiana.

En esta literatura no hay lucha entre el bien y el mal porque todo es maldad, todo es pesimismo, la herrumbre de nuestras vergüenzas se instaló para dominar. Por ello no hay lugar para el escándalo y la hipocresía. En su deslumbrante creación literaria Darío Ruíz Gómez no avizora un futuro distinto, no hay ilusión, ni esperanza, sólo la implacable constatación de la desdicha humana con el destino del crimen. Que puede ser suicidio, abandono en las calles, sonambulismo.

Y a todas estas se trata de cuentos policiales, de literatura negra, de historias de aventuras criminales. Es claro que Darío Ruíz coquetea con estos géneros, pero también con el cine y las crónicas rojas de los crímenes urbanos. Se identifica con estas producciones culturales en tanto tienen el crimen en común por tratar. En su libro sobre estética literaria Ernest Mandel establece este asunto: "Pero una vez que todo se ha dicho y hecho, el relato de suspenso, la novela de espionaje y el thriller, como el relato policíaco, solo tienen una cosa por tratar: el homicidio" (2) .

En estos cuentos hay suspenso e intriga pero lo que importa es la creación de los ambientes sociales y la impostura cultural que se detalla, la estulticia que se retrata. El escenario de la sociedad criminal es lo que estos cuentos nos dicen donde el crimen es un resultado, una anécdota de la postmodernidad. Lo que importa es la condición humana.

Notas:
1. Ruíz Gómez, Darío. Crímenes Municipales. Madrid, Editorial Mirada Malva, 2009.
2. Mandel, Ernest. Obra citada, p. 117

Artículo enviado a Aurora Boreal® por cortesía del Doctor en Historia Ricardo Sánchez Ángel. Publicado originalmente en revista de la Universidad de Antioquia.

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