Libros
A veces he llegado a pensar que Ecuador no es un país, sino una línea imaginaria cuyo nombre abstracto se lo debemos a los geodésicos españoles y franceses del siglo XVIII. Más aún, es a partir de la misión geodésica que el conjunto del territorio donde se realizaban las investigaciones será conocido bajo la denominación de «tierras del ecuador».
Este sentimiento contradictorio y equívoco, con el que los ecuatorianos nos hemos habituado a vivir, curiosamente, posee su lado enigmático y luminoso, especialmente en el terreno de la literatura. ¿Cómo escribir sobre una línea imaginaria? Los geodésicos trazaron las coordenadas celestes, pero se olvidaron de los habitantes de las tierras del ecuador.
Como narrador creo en el poder absoluto de la ficción. Y no intento volver la espalda a ninguna realidad, al contrario, creo en el afán legítimo de todo escritor de inventar y soñar vidas como la de ese viajero osado, el doctor Kronz (protagonista de El viajero de Praga), quien un buen día llegó a una ciudad y acabó atrapado en un hospital aquejado por la peste. Debo decir que mi tarea ha sido fascinante por haber inventado un país tan ambiguo y personal a partir de la literatura, un país donde cualquier cosa es posible.
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- Por Javier Vásconez
Hombres Enlodados
Javier Stanziola
2012
En este país canalero de rascacielos y bohíos, de cazadores de fortuna y religiosos, de obreros y de sicarios postmodernos, aparece Hombres Enlodados de Javier Stanziola, Premio Novela Ricardo Miró (2012), cuya edición no le hace justicia al texto literario por la mala calidad del papel, la diagramación y la impresión, verdadero escándalo porque en Panamá se producen libros de muy buena calidad.
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- Por Luis Pulito Ritter
¿Cuáles serían, me pregunto, los trabajos del poeta en nuestro siglo digital? ¿Contaremos
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- Por Armando Romero
La semilla de la ira
Consuelo Triviño Anzola
Seix Barral, Biblioteca Breve
282 páginas
2008
La semilla de la ira presenta la estructura de un diario o cuaderno de viajes—en ella se recogen los distintos desplazamientos del autor tanto en el continente americano como en Europa—y se documenta con las pertinentes fechas e indicaciones cronológicas que reconstruyen paso a paso, día a día y año tras año, la vida de este escritor que se creía envidiado e imitado por muchos, a la vez que menospreciado y vilipendiado por otros. Se inicia en París, entre 1899 y 1990—una fecha idónea para evocar con delicadeza las emociones y sentimientos del conocido como espíritu decadentista de finales del siglo XIX y concluye con el capítulo titulado Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, fechado entre 1932 y 1933 en Barcelona, una suerte de acto de contrición en el que el yo autobiográfico—magníficamente recreado por la autora con sus diversos matices que oscilan entre la culpabilidad y el arrepentimiento más miserables al orgullo y la soberbia más descarados—plasma reflexiones que proyectan los sentimientos y emociones de Vargas Vila en relación a su vida privada, a su vida profesional como escritor en consonancia con su siglo y, más aún, a su vida como ciudadano comprometido con su momento y su país. Como muestra, las preferencias literarias de Vargas Vila en relación a sus coetáneos: admira a Gabriele D´Annunzio, Verlaine, Lugones, José Martí, Herrera y Reissig, Rubén Darío, Valle Inclán, Julián del Casal, entre otros, pero declara abiertamente que detesta a Santos Chocano, Guillermo Valencia o Baldonero Sanín Cano.
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- Por Concepción Bados Ciria
¿Acaso puede el pasado ser presente perpetuo? ¿Cómo se sobrevive a historias que, a pesar de ser devastadoras, te siguen rondando la existencia y violentan su condición de pasado (por aquello de que son historia)? ¿Cómo le hacen para lograr traspasar los límites que les imponen el tiempo y el devenir de nuevos eventos y personajes para seguir siendo LA HISTORIA?
Violeta, la nueva entrega de Yolanda Arroyo Pizarro plantea un serio y fascinante dilema entre tiempo, personajes, eventos, coincidencias y contradicciones sobre las que se construye LA HISTORIA (la pasada y la sin final) de Iolante, una mujer que desde su adolescencia ha decidido "dejar de decidir" para entregarse a Vita Santiago, una "bola de nieve" convertida en cometa a la que "le duele la sangre" en cada intento de separación/salvación. Es un contoneo de cuerpos jugando al amorodio sin fin.
En esta ficción contada en capítulos tan breves como intensos, se conectan los nombres y las promesas, se aparean las intermitencias y las inconsistencias, y la infidelidad parece ser la única escapatoria para seguir siendo fiel a LA HISTORIA. Es un junte de cometa y desechos astrales que, luego de marcar una órbita definida, pasan fugaces, pero regresan, aunque no siempre a tiempo. Se desarman ritos como bodas y juramentos para dar lugar al libre deseo. También es una novela de la búsqueda de la libertad, una lucha validada en distintos escenarios (el político-colonial) a través del desarrollo de la trama.
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- Por Jesús M. Santiago Rosado
Sostiene Pereira
Antonio Tabucchi
Editorial Anagrama
Barcelona
Páginas 184
1999 (1994)
Quizá los libros que más nos gustan deban ese lugar en nuestra escala personal al momento en el cual los leímos. Probablemente, las vivencias de la ocasión nos hicieron más proclives a disfrutar de esas obras. Y luego, cuando sospechamos aquella inestabilidad del criterio, nos procuramos correctivos, antídotos contra nuestra propia condescendencia; así que releemos. ¡Vano intento! Como un Heráclito lector tratamos de regresar a aquel río de palabras que ya es otro... "Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos", sentenciaba el poeta.
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- Por Alejandro José López Cáceres
La semilla de la ira
Consuelo Triviño Anzola
Seix Barral, Biblioteca Breve
282 páginas
2008
Hay una escena famosa en Murder by Death, aquella deliciosa película que reunió alrededor de un crimen a celebridades como Peter Sellers, Truman Capote, Alec Guiness, David Niven y Maggie Smith... Cuando se anuncia la llegada de la famosa detective miss Jessica Marbles, parodia de la miss Marple de Agatha Christie, aparece en una silla de ruedas una anciana dama de majestuoso porte, conducida por una vulgar y robusta doncella. Todos los presentes, que no la conocen más que de nombre, se dirigen con veneración a la anciana para constatar que se trata de la doncella enferma y que la que conduce la silla no es otra que la célebre miss Marbles. Análoga escena hubiera podido contemplar el paseante que en los años veinte se hubiera tropezado en la Plaza de Cataluña con un joven gigante lleno de vitalidad pero ciego, llevado de la mano por su lazarillo, un anciano enjuto y cadavérico. El joven era Ramón Palacio Viso, venezolano, ayudante, amanuense e hijo adoptivo del anciano, don José María Vargas Vila, un autor colombiano que vendía libros en todo el mundo como si fueran pan y que era el gran autor internacional de Colombia y de Latinoamérica, así como el preferido de las editoriales españolas. Truculento y blasfemo, derrochaba insultos a porfía en medio de culebrones que hoy serían telenovelas de éxito. Sus libros, o mejor panfletos, circulaban a hurtadillas en las escuelas; eran el equivalente a la pornografía de la época. Posaba en figura de víctima y de perseguido y se jactaba de tumbar gobiernos con una frase.
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- Por Luis H. Aristizábal
La semilla de la ira
Consuelo Triviño Anzola
Verbum
268 págs.
2013
Anarquista, romántico, existencialista, insultador como ningún otro, amigo de Martí y Darío y, antes que nadie, de sí mismo. Se llamaba José María Vargas Vila, nació en algún año desconocido de la mitad del siglo XIX en Colombia y murió en España en 1933. Fue, según esta biografía novelada que lleva por título La semilla de la ira, escrita por Consuelo Triviño Anzola (Bogotá, 1956), "el escritor más leído en lengua española".
Las máscaras de Vargas Vila es el subtítulo de este enigma en la portada española (en Colombia se editó en Seix Barral), porque esta novela representa para muchos la entrada en el mundo del autor de las pocas novelas eróticas que circulaban en Hispanoamérica a principios del siglo XX, el orgulloso excomulgado por el Vaticano, el viajero, el diplomático, el hombre de letras más rebelde y crítico con las instituciones, un dandy que, siendo popular para los lectores del momento, representa un olvidado por la Historia de la Literatura. El autor de Ibis y de El imperio romano, el atrevido y el que no calla jamás, es el que repite a lo largo de su vida su más profunda certeza: "Pasarán cien años, muchos más quizás, y mis palabras renacerán para poner el dedo en la llaga y evidenciar las mentiras de la historia".
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- Por Guillermo Roz
De la obra de ficción de Helena Araujo leí recientemente dos cuentos: 10, Chemin du Levin publicado en Ardores y furores. Relatos eróticos de escritoras colombianas (Bogotá: Planeta 2003) y El coloquio de Claudia en Cuentos colombianos del siglo XXI (París: Indigo & Côte-femmes èditions, 2005). Ambos muestran la solvencia de una pluma sensible e imaginativa que reflexiona sobre lo femenino desde lo erótico y desde el quehacer literario. En estos relatos la autora logra una poética narrativa en su pluma fluida y vital. En este epistolario detiene su mirada en las paradojas de una mujer capaz de examinar sus dramas y aventuras y de buscar la liberación en las revelaciones de su propio espejo. Las cartas que escribe Carlota a su prima Elisa Ayala se sienten frescas, se leen de un tirón. Sí, por qué no decirlo, uno prefiere que sea Zana, cálida, aguda y graciosa la que cuenta, y no una Carlota, con nombre demasiado tieso y majo para una mujer que sabe mirar con ojo crítico las convenciones de una época en la cual el destino femenino era una camisa de fuerza. Las cartas tejen una historia, la de una mujer que desde la adolescencia intuye que debía abrir ventanas a la vida almidonada y llena de polillas en la que había crecido. Una bitácora vital que registra tedios, temores y deseos.
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- Por Lina María Pérez Gaviria
Corazón abismo
Martha Canfield
La Otra/Cajeme
Colección "Temblor de Cielo"
México
2013
El poemario más reciente de la autora de Orillas como mares es lectura que una vez comenzada, no puede abandonarse más que por fuerzas mayores. Poseedor de un tono y ritmo vehementes que llevan al lector en alas de la vida que rezuma su poesía, Corazón Abismo se abre con la conciencia de la pérdida: la espada que separa sueño y vigilia es la misma que separa pasado y presente. Abismo lleno de cuchillos premonitorios. Todo poeta desnuda su ser cuando ama: se muestra tal cual es. Y cuando el alma es más grande que el yo, continúa amando hasta en el desamor, y en vez de amargarse se infinita, en vez de traicionar se hace misionero. Dijo Novalis que la poesía es la religión original de la humanidad. Y la de Martha Canfield encaja de lleno en esa tradición: se ama a lo divino, por así decirlo, el estilo humano impregnado de religiosidad. Eso explica la aspiración a que el amado la haga a su imagen.
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- Por Juana Rosa Pita
La semilla de la ira
Consuelo Triviño Anzola
Novela
Editorial Verbum
260 páginas
2013
En exclusiva para Aurora Boreal®
Escrita en primera persona con un lenguaje que para un lector contemporáneo podría corresponder a un escrito del siglo XIX y que con el avance de la lectura cualquiera podría afirmar que esté escrita por el mismo Vargas Vila. Se avanza en una novela que tiene méritos inocultables. Un mérito que no resulta de la simulación de un lenguaje de otra época, sino la construcción de un personaje y una época.
El tono declamatorio entre dramático y apasionado invade el relato. La trama se va convirtiendo en historia política, bajo la implacable mirada de un espíritu que no reconoce la autoridad de nadie. Que está bajo la fuerza de la ira o el resentimiento. Y que sin embargo tiene una luz en la que se defiende a sí mismo porque defiende ideas nobles.
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- Por Laureano Alba
Grupo de autores latinos canadienses acaba de editar en Vancouver la antología bilingüe español-inglés Zapatos en las piedras / Shoes on the rocks. La escritora argentina Esther Andradi residente en Berlin, quién publicara en 2010 en Europa su antología Vivir en otra lengua (Alcalá Grupo Editorial, 2010), recibió el manuscrito de la antología de los autores latinos canadienses y fue invitada a escribir el prólogo que publicamos a continuación en Aurora Boreal® .
Escribimos en presencia de todas las lenguas del mundo
Edouard Glissant
¿Qué significa una antología en español de escritores y escritoras provenientes de países hispanos que residen en Canadá? En este mundo en expansión, y al mismo tiempo cada vez más concentrado, podría ser un sobreentendido que, al vivir en un país de habla inglesa, mejor sería escoger el inglés para escribir. Adoptar la lengua del país de residencia para la expresión literaria haría tal vez las cosas más simples evitando traducciones, y malos entendidos y mediaciones a menudo fastidiosas. De hecho hay gente que lo intenta y es legítimo. Tan legítimo como lo es mantener el propio idioma.
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- Por Esther Andradi
Es tiempo de ir más allá de las fronteras lingüísticas de las literaturas nacionales. Es tiempo que comencemos a pensar y a escribir sin las taras de fundamentación cultural, racial o nacional. Hubo un tiempo en que fue necesario escribir pensando en identidades. Pero el mundo, hoy día, no necesita identidades, pero sí relaciones, conexiones, miradas globales en movimiento. En este sentido, Rapsodia Antillana es un gran paso en esta búsqueda de reconciliar el país con su múltiple historia cultural, social y lingüística. Si ha habido un país que ha estado en el ojo de la tormenta de los cruces culturales, es, precisamente, este país, por el "descubrimiento" del Mar del Sur en 1513, el ferrocarril en el siglo XIX, y el Canal en el siglo XX. Si hay un país que se explica por la globalización, es, justamente, Panamá, espacio múltiple y abierto donde se articula Rapsodia Antillana, antología que reúne cuarenta autores en lengua española o inglesa. No importa cuál fue el criterio de selección, en este caso, el hecho de ser afroantillano, lo importante es que esta antología lanza por primera vez al país más allá de las fronteras lingüísticas y culturales de lo estrechamente nacional, porque, además, reúne a quienes viven en el país o fuera de él, y, según está lógica, está dividido en dos grandes capítulos, a saber: "la poesía de los bardos afroantillanos de Panamá y la poesía de la diáspora afropanameña". Le acompaña, además, un prólogo de Wong Vega, donde se afirma, lo siguiente: "la poética es versolibrista en su gran mayoría, aunque existen algunos que emplean la rima, asonante o consonante. De los cuarenta poetas seleccionados, veinticuatro presentan su obra en idioma inglés, seis bilingües y diez en castellano".
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- Por Luis Pulido Ritter