comprobación.
Se escucha que ya desde estudiante dibujaba planos de los edificios que soñaba. La consecuencia lógica era que de acuerdo a su estado anímico apareció en su facultad con maquetas de torres con forma de corazón, casas que imitaban lágrimas, puentes colgantes que emulaban sonrisas, y una larga lista de proyectos que sus colegas miraban con estupor, aunque eran incapaces de recriminar lo que fuera a alguien que desnudaba de esa forma su alma. Eso solo fue el principio. Las largas horas previas a una entrega hicieron que el pasional facultativo se fuera enamorando de todas sus compañeras de taller a las que les obsequió planos de plazas, casas u hoteles alojamiento según las intenciones que ellas le despertaran.

Joaquín Doldán Lema 1969 uruguayo, escritor. Ha escrito las novelas Neovampiro, El murguista muerto y Cruzar la muralla. Como libros de cuentos ha editado La cita y más artículos para dentistas, Historias desde el viento, La maldición maldita y participando en libros colectivos, entre ellos la primer publicación de autores cerrenses El cerro cuenta. En 2010 ecobuk edita su nueva novela Héroes rotos. Sus cuentos, poesías y notas se publican con frecuencia en varios sitios de internet, en especial en su blog Las letras y los ojos. También  ha escrito obras teatrales y guiones para radio, carnaval y televisión. Actualmente trabaja en Sevilla pero duerme en Montevideo. http://joaquindoldan.blogspot.com

Sus proyectos jamás se vieron concretados, hecho que afianzó definitivamente la sospecha de que este personaje es solo un mito creado por los ingenieros para burlarse de la escasa matemática de sus compañeros de Universidad.
Era de suponer que, en caso de ser cierta su historia, fuera ese su final.
Al parecer en los primeros años de su carrera trató de impedir crear con sus proyectos fríos productos de mercado, altas y antiestéticas torres o cualquier tipo de construcción no original.
Las opciones laborales descartando las grandes firmas o formar un equipo se reducían a inventar un pequeño estudio de barrio. Fue así que descubrió que no es nada popular el hábito de diseñar el lugar donde se vive. Desde hace un tiempo los habitantes de Montevideo viven donde pueden y no donde quieren. De todas formas el ofreció sus proyectos de obra a sus vecinos aunque no todos lo recibieron de buen grado. Es que la sinceridad es por lo general castigada y el Arquitecto pensaba las casas de acuerdo a los ocupantes.
A un prestamista le planificó una casa en forma de tumba, a un frío y calculador político una con forma de iglú, la casa de una solterona era un obelisco y según sus planos la vivienda de un vecino engañado debía parecerse a la cabeza de un toro.
Como ya hemos dicho no hay en toda la ciudad una sola obra que le pertenezca, ya que no se ejecutó ni siquiera la ingeniosa fábrica de papel higiénico que asomaba su entrada principal entre dos hermosas nalgas.
Como lógico recorrido sus sueños se cayeron de la cornisa, la gente los pensó sin cimientos y como tantos se quedó sin espacios.
En su forma de ver las cosas cuando paseaba por Montevideo, ahora que trabajaba de taxista , esta era una ciudad que no la dejaban trasmitir sentimientos, y en cuanto alguna ventana, alguna columna o el mismo mar en la rambla, contaban alguna historia, le construían un muro de silencio con forma de edificio de apartamentos.

"La leyenda del arquitecto del barrio" del escritor Joaquín Doldán  fue enviada a Aurora Boreal® por cortesía del escritor Joaquín Doldán.