Artes y oficios

sacerdote_001Cuento inédito

Es fin de curso. Salimos apresurados del Instituto de Readaptación para Extranjeros. Me esperan Javi y Sabu, hijos de inmigrantes paquistaníes.
Los noto en plan de juerga. Javi me dice con un tono profesoral:
-Te voy a enseñar dos frases fundamentales para sobrevivir en la cultura canadiense. Si alguien o algo te enfada, debes decir con el ceño fruncido: "that is wonderful".
-Dat is guanderful -repito.
-Excelente -dice.
Javi me da unas palmaditas de apoyo en el hombro.
-La segunda frase la empleas si quieres decir algo positivo a alguien que es amable contigo, y es: "son of a bitch".

-Sonofabich -repito y trato de memorizar las dos expresiones clave.
-Muy bien -me dicen los dos a la vez, riendo descontroladamente. Lo cierto es que no los entiendo y pienso que tal vez se estén burlando de mí.

Emilio Mozo (Camagüey, Cuba), narrador y poeta. Recibió una maestría en lengua y literatura española de McGill University (Montreal) y completó los requisitos académicos para el doctorado en Middlebury College (Vermont). Fue honrado con el doctorado Honoris Causa en Literatura por la World Academy of Arts and Culture (1987). Como narrador ha publicado: Cuentos para niños traviesos (1994) Discretos aportes (1997) Shakespeare tropical (1998) Los cuentos de Emilio (2009) 13 cuentos de Emilio (2009) y El gato encantado (2010) ; y como poeta: Desde el ojo de la hormiga (1987), En el ala del mosquito (1988), Marginalmente literario (1991), Una como autobiografía espiritual (1993) y Entre el agua y el pan (1996).emilio_mozo_005Me dirijo al centro de Entrenamiento para Extranjeros. Reviso los carteles que salen de la impresora. Expresan una intención política; son azules y blancos y escupen un mensaje: dar el SÍ significa un NO. Cascada de carteles: SÍ, SÍ, NO, NO. Mr. Smith me advierte que no se me paga para soñar: blancos, azules, bla, bla, bla...
Al final de la jornada decido llevarme varios de ellos que salieron defectuosos: The Wild One, Picnic, Elvis, Spartacus. Son muchos, pero me figuro que mejor estarán conmigo que en el basurero. Pienso colgarlos en la habitación. El enigmático cartel del SÍ y el NO ocultará la desconchada pared que conduce al baño.
Vuelvo a la residencia Covadonga pensando en lo monótono que ha resultado pasar el día botando carteles defectuosos en la enorme cesta de plástico, pero me consuela haberme podido llevar varios de ellos. Entro en la residencia. Supongo que es ahora mi casa, aunque mi nueva vida es muy diferente a la anterior, llena de olores y ruido.
Entro en la habitación. Todo está en su lugar. Más monotonía. Decido colgar uno de los carteles que me llevé. "No me los robé", me digo sin convicción porque, eso sí, no le pedí permiso a Mr. Smith.
Escucho pasos. Supongo que es el Padre verificando que no haya ninguna novedad con las cañerías, porque según él en Montreal explotan a causa del frío, lo que causa grandes estragos. Toca a la puerta levemente.
Escondo los carteles debajo de la cama y me siento en la silla del escritorio para hacerle creer que estoy estudiando.
-Entre.
Parece ebrio y su tono es cordial:
-Hola, hijo mío; pasaba para comentarte que eres uno de los mejores chicos que ha compartido el nido aquí conmigo. Fui a la imprenta y allí me han dicho que eres muy trabajador y sobre todo muy amable. Me siento orgulloso de haberte seleccionado, y bueno, me he tomado la libertad de comprarte un detallito.
Hay algo asqueroso en su sonrisa, especialmente en la gota de saliva que se balancea permanentemente de su labio inferior. Me entrega un paquete envuelto en papel navideño aunque no estamos en diciembre todavía.
-Ábrelo, qué esperas; no seas tímido.
Lo abro lentamente porque sospecho que hay algo que no marcha bien. Es un traje de baño marca "Speedo", de esos que los atletas se ponen en las olimpíadas. Es rojo y blanco y con una hoja de arce muy roja en el centro. Pienso en Adán y Eva. Lo examino fugazmente, sin saber qué decir.
-Como hay una piscina por aquí cerca, pensé que te gustaría ir a ella después del trabajo para relajarte un poco. ¿No te gusta?
-Sí, sí, mucho -le respondo confuso. Digo entre dientes "dat is guanderful" y trato de sonreír pero lo que me sale es una mueca de disgusto. El Padre me pide, sonrojado:
-Pruébatelo para ver cómo te queda.
Hace un gesto con la cabeza como para indicarme que debo hacerlo. Me da la espalda aparentando concederme un momento de privacidad. No me convence. Me digo: "cálmate, Humbertico", recordando la voz de mamá. Cruzo los brazos sobre el pecho. El Padre observa descaradamente mi cuerpo. Sonríe.
-No se te ve nada mal, ¿te aprieta mucho?
-¿Y para qué quiere saber eso? -le respondo ásperamente.
Silencio. Abre la puerta, me mira y dice en inglés:
-Son of a bitch.


Artes y oficios enviado a Aurora Boreal® por el escritor Emilio Mozo. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Emilio Mozo. Foto Emilio Mozo © Stephanie Colvey.

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