Claudio Cifuentes-Aldunate - 'Quebranto'

claudio cifuentes 250Claudio Cifuentes-Aldunate es chileno de nacimiento y danés por adopción. Su labor principal es la de académico y crítico literario. La mayor parte de sus publicaciones se concentran en este ámbito. En el campo literario ha incursionado anteriormente en el relato y la poesía en diversas revistas literarias como NOK (Noter og Kommentare) donde publicó Poesías junto a otros dos autores, y en Aurora Boreal donde ha contribuido con los relatos: ”Encuentro”, “De migraciones y exilios” y el poema “La lista”.

 

 

 

 

 

Homo sum: humani nihil a me alienum puto
Terencio

 

Crónicas Bartolomeas

A Su Sacra
                       Católica
                                             Y Cesárea
Majestad
A quien contaré

Grandes estragos,
Matanzas
Y señaladas crueldades.

Que digo verdad

Allí vide
Tan grandes crueldades
Que nunca los vivos
Tal vieron…
Ni pensaron ver.

Y yo vide:

¡Santiago, a ellos!
Entraron lo españoles
Como lobos y tigres.

Fueron infinitas las gentes
Que vide
Quemar vivas.

Mas ninguno puede ser llamado rebelde
Si primero
No es súbdito

Saliendo el mismo Moctezuma
En persona
En unas andas de oro
Con toda su gran corte a recibirlos

Y ellos

Ponen un puñal al pecho de Moctezuma

Mas
ninguno
puede ser llamado
rebelde
Si primero
No es súbdito

Y vide que

De esta manera
han sacado
de aquella provincia
indios
hechos esclavos
(Habiendo sido
Tan libres
Como yo).

¡Santiago, a ellos!
Entraron lo españoles
Como lobos y tigres.

Las espadas desnudas
Abriendo aquellos cuerpos
Desnudos
Y delicados.
Fueron infinitas gentes
Que yo vide
Quemar vivas.

Han perdido todo temor a Dios…y al Rey.

Y yo vide…
                        Y yo vide…
                                                      Y yo vide.

Cosas que
Con mucha diligencia
Y tiempo y escritura…
No se puede explicar.
No…
No pienso
Que explicaré
Una
De mil partes.
Estamos en el año
De mil
Y quinientos
Y cuarenta
y dos.

Y hoy
En este día
Del mes
De septiembre
Se hacen
Y cometen
Las más grandes
Y abominables
Crueldades.

¡Santiago, a ellos!
Como lobos y tigres.

Nuestros españoles
han despoblado
más de diez reinos
mayores
que toda España.

Como lobos y tigres
Sobre gentes simples
Sin maldades
Ni dobleces

Gentes
Obedientísimas
Fidelísimas
A sus señores naturales
Y a los cristianos

Y yo vide que ellos…
-Como lobos y tigres
Sobre gentes delicadas
Flacas y tiernas-
Cortando manos
Y narices
Y orejas.

A indios
E indias.

Sin razón
Sin propósito.

Y ellos…
‘Pero…venimos a serviros
De paz
¿Y matáisnos?’

Comenzaron a entender,
Los indios,
Que aquellos hombres
No debían
haber venido
Del cielo.

Soy testigo
Y doy testimonio

Estas gentes fueran
Las más bienaventuradas
del mundo
Si solamente conocieran
A Dios.

Pasce pecora ocissionis
Quoe qui occidebant
Non dolebant
Sed dicebant:
Benedictus Deus
quid divites facti
Sumus (1)

Pero ellos
Como lobos y tigres
echando
inmensas gentes
ignorantes de Dios
a los infiernos.

Sélo esto
Invictísimo César:
Sería bien,
Cristianísimo César,
Que VM
Castigase algunos
Dando a entender
Que no recibe servicio
En cosa que Dios
Es deservido, pues
Con color de que sirven al rey
Deshonran a Dios
Y roban
Y destruyen
Al rey.

MDXII

 

 

Dignidad

Otto en Dignidad
Otto indignidad
Otra indignidad
Otto habla a la cámara
Se relaja con esfuerzo
Quiere aparecer normal
A los espectadores.
Pero en Dignidad
‘Nadie’ es normal
‘Nadie’ como el alter ego
De Ulises para Polifemo
Engañar al cíclope,
Shäffer
que lo veía todo
Y que ya no ve.

Nos golpeaban por un mínimo de media hora
Los golpeábamos, Él nos decía
que teníamos que golpearlos
Él les decía
que nos golpearan
Y así
A cambios de turnos
Se normalizaba algo
Que parecía un sistema.
Todos cómplices
Recíprocos verdugos
y…
Más tarde…
Todos en silencio.

La verdad indigna
Se filtra en el silencio
En la frase sin terminar
Pero termina

‘el silencio grita’

Él nos hacía aquello
Y nadie dice qué es ‘aquello’
Y lo hacía en cualquier parte
De pronto
A cualquier hora del día
‘ven conmigo’
Y ya sabíamos que venía ‘aquello’
Y ‘aquello’ es igual que ‘Nadie’
¡Hasta en su oficina! Ríe por nervios.
Nadie nos había dicho que eso estaba mal
Era así.
Era una manera de disciplina y de orden
Todo funcionaba muy bien
Dios lo quería así.

Dios es la razón de todo
Del castigo
De la violación
De la normalización del
castigo y de
la violación.
‘Cuando no pasaba nada en dos días
Era como si algo faltase’…

Hay en el fondo de estas voces
Una lejana intuición
de lo normal
Y ese cerrar -desesperado- de ojos
es un bajar el telón de lo vivido e incontable
Sobre aquel monstruo
Que los hizo monstruos:
Violador
Al violado
Verdugo
Al castigado
Y al castigado
Verdugo.

Dentro de este cerco de palabras indignadas
Hay un nombre que es un hombre
evitado
Que creó el cerco de un territorio
Con nombre Dignidad
Sin que su hacedor sospechara
La histórica ironía
De ese nombre
Y su creación.
El valle
es verdad
Recuerda el Paraíso
Ese del que sólo hemos leído.
Dignidad.
Aquí,
en Chile,
un territorio permitido
De vergüenza y de dolor.

 

 

Comprensión de un hermano

En la pantalla desfilan
Imágenes.
Se reconstruye una historia
que el soldado
entrevistado
recuerda:

Una misión
en la región
de la media luna.

En su rol
de soldado
le habían dado
un compañero.

‘Éramos buenos camaradas
Nada más.
Hacíamos nuestra misión
Con esmero:

Hacía más de un año
que recogíamos
a los heridos
y a los muertos.
A veces él
A veces yo
nos arrastrábamos
hasta llegar a un caído
mientras él
-o mientras yo-
cubríamos al otro
desde un puesto
de tiro’.

Ángel de la guarda
Dulce compañía…

‘Aquella tarde
Era yo
Que avanzaba
Entre las balas
En busca
de un soldado
herido

(No me desampares
Ni de noche ni de día)

De pronto,
A mi espalda,
Escuché su grito

Mi defensor también
Había sido
herido.

(Una
De sus alas
Se desprende
Ensangrentada)

Sin embargo
Me gritó:
“continúa…
Yo resisto”

Y así, él también
continuó
Con su metralla
amenazante
(Con su ala
Protectora)
Durante seis
horas.

Hasta que me dijo:
“ya no puedo
continuar”

Entonces
estos brazos,
que Dios
me hizo fuertes,
lo tomaron entre balas.
Y lo llevaron
hasta la nave
que se lo llevaba.

Pero entonces
-dice este soldado
narrador-
Algo nació en mí
(su respiración
se hace pausada,
su voz próxima
a romperse¨,
Sus ojos húmedos
No lloran):

“Algo nació en mí”
-Repite-
“Algo incomprensible:
Tomé su cabeza
entre mis manos
Acerqué mis labios
a su frente…
Y lo besé
Antes de que ese insecto
Inmenso
Levantara vuelo.

Comprendí entonces
No en mi cuerpo
en mi alma
mi profunda unión
con aquel
casi desconocido

Sabíamos de nuestra
diaria compañía
De nuestro oficio
de protectores,
del rigor
y de la entrega
De los riesgos
que sufríamos
que por orden
superior
(Ángel de la guarda)
yo estaba allí para él
(Dulce compañía)
y él allí
(no me desampares)
para mí.
(ni de noche ni de día).

“Es difícil de entender
-dice él-
para quien no haya
vivido
el Frente,
La fraternidad
Naciente
el estar constante-
mente
juntos
Ante la muerte”.

La voz se cierra
Los ojos
no lloran.

El cuerpo
llora
Y los ojos
del espectador.

 

Notas

  1. Lleva mi grey a la matanza /porque los que mueren/ no sufren dolor, /sino exclaman:/ “¡Bendito sea Dios / que nos ha hecho ricos!”.

 

claudio cifuentes 350Claudio Cifuentes-Aldunate es chileno de nacimiento y danés por adopción. Su labor principal es la de académico y crítico literario. La mayor parte de sus publicaciones se concentran en este ámbito. En el campo literario ha incursionado anteriormente en el relato y la poesía en diversas revistas literarias como NOK (Noter og Kommentare) donde publicó Poesías junto a otros dos autores, y en Aurora Boreal donde ha contribuido con los relatos: ”Encuentro”, “De migraciones y exilios” y el poema “La lista”.

 

Metrial enviado a Aurora Boreal® por Caludio Cifuentes-Aldunate. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Claudio Cifuentes-Aldunate. Fotografías Claudio Cifuentes-Aldunate © Lorenzo Hernández.

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