En medio de la nada*

theodoro elsaca 250Encaramarse a las altas cumbres.

Surgir desde San Pedro de Atacama bajo un cielo estrellado.
El todo terreno se bamboleaba, mientras la joven indígena nos relataba historias de amor entre los volcanes Licancabur y Kimal.

Apenas amanecía, intenso frío de invierno boliviano. Íbamos en dirección al Salar de Tara, cruzando extensiones escarchadas. Nos detuvimos a desayunar en los humedales de la tagua cornuda, junto a los impolutos espejos de agua, donde se reflejan los nevados.

En medio de extensos arenales, buscamos a tientas el impreciso desvío, hasta encontrar la huella hacia Los Monjes de la Pakana. Colosales rocas golpeadas por el viento del altiplano, que durante milenios las fueron esculpiendo, en medio de interminables cascajos.

Avanzamos entre obeliscos naturales de roca, hasta la efigie de Neruda, donde el viento susurraba sus poemas.

Internados en el vasto desierto, llegamos a seis mil metros de altura, donde la respiración se hace difícil y el oxígeno escasea. Había cientos de huellas borroneadas por el viento, que hacían imposible el regreso a cualquiera que no fuese nativo de esos salares de granza. Dijo, "nuestro pueblo conserva estos parajes secretos, para que las personas no los sigan dañando".

Theodoro Elssaca. Escritor, poeta, ensayista, artista visual, fotógrafo-antropologista y expedicionario. Entre sus libros podemos señalar Aprender a morir (Grafhika, 1983), Viento sin memoria (Ediciones Yanara, 1984), Isla de Pascua. Hombre-Arte-Entorno (Spatium Ediciones, 1988), Aramí (Red Internacional del Libro, 1992), El espejo humeante - Amazonas (Fundación IberoAmericana, 2005) y Travesía del relámpago (Antología) (Vitruvio, 2013), Fuego contra hielo (Ed. Verbum, 2014), entre otros. 

Algunas familias de vicuñas eran espejismos que se confundían con la realidad. Mientras, la muchacha aymara, nos llevó por senderos nunca transitados.
Alcanzamos la segunda caldera volcánica más grande del mundo –después de Yellowstone- desde donde emergían enormes manos suplicantes a los cielos.
Eran erupciones de rocas amarillas oxidadas y azufrosas, que emergieron de la olla que permanece extinta desde tiempos prehistóricos.
"Si esta caldera se volviera a activar, desaparecería la vida humana de la faz de la tierra", nos dijo con voz rotunda.

Mostró pequeñísimas hierbas medicinales, utilizadas por los chamanes Likan-Antai. Crecían, venciendo adversidades, entre las piedras negras que fueron calcinadas por el fuego.
Desde una cumbre, vimos cientos de vicuñas salvajes en torno al lago. Sus cristalinas aguas brotaban enmarcadas por las cimas nevadas de los volcanes.
Bajamos caminando y como en una secuencia fuimos descubriendo el perfecto diseño de la creación. Se manifestaba en los flamencos, las vizcachas y pequeños roedores desconocidos para nosotros: los esquivos cholulos, que perforaban el subsuelo haciendo túneles para buscar las raíces de su predilección.

caratula franja 001Rodeados por dantescas Catedrales de Piedra, nos sentamos en flor de loto, al centro de este paraíso, para meditar. Se acercaron varias mariposas revoloteando a nuestro alrededor, y se posaron en las manos de la joven aymara.
¡Cómo tanta armonía!

Vivíamos dentro de una realidad jamás imaginada, en parajes inmaculados. Nuestras almas se fusionaban con el alma de la naturaleza de los orígenes.
Embriagados de esta sensación, iniciamos el regreso.

Enhebrando la huella, cruzamos por la inmensa concavidad del cráter y miramos hacia atrás.
En brusca frenada la joven indígena hizo detener el vehículo, angustiada al ver la gigantesca fumarola, que se reactivó de la dormida caldera volcánica, en medio de la nada.

 

San Pedro de Atacama, norte andino de Chile.

 

*Nota: "En medio de la nada" es uno de los treinta cuentos que conforman el libro Fuego contra hielo del escritor Theodoro Elssaca, publicado por  Editorial Verbum, Madrid, 2014.

 Para leer más sobre el libro pulse aquí.

Material enviado a Aurora Boreal® por Theodoro Elssaca. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Theodoro Elssaca. Foto Theodoro Elssaca © Theodoro Elssaca.

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