Gracias a la invaluable contribución de ese héroe que solo recibirá un crédito fugaz con una cruz al lado, en la farragosa lista de créditos que descienden por la pantalla al final de cualquier largometraje, nuestra pequeña productora bogotana dará finalmente el salto de la acción escapista al realismo absoluto. La tortuosa imagen de su muerte, captada por la cámara en el segundo preciso, sin duda se convertirá en uno de los fotogramas cardinales de nuestra aún precaria cinematografía. Con esta carta encontrará el retrato que el finado se ordenó sacar unos minutos antes de entrar a la última escena. En él puede verse su estado de ánimo, jovial, despierto, orgulloso de salvar a su familia, armado con el machete que soltará cuando, en una secuencia de factura impecable, los soldados refugiados en los tanques descarguen sus armas de fuego contra la masa enardecida que se dirige al palacio de gobierno en busca del verdadero culpable del asesinato de Gaitán.
No pierda la fe aunque esta sea la solución a la mano. La obra será estrenada el próximo año, en la triste celebración de los sesenta años de los motines que arruinaron a Bogotá para siempre, en alguno de los nuevos múltiplex del centro de la ciudad. Usted misma podrá juzgar entonces lo que hemos con- seguido con la décima parte de los dólares que emplea un filme de Hollywood. Con la debida anticipación le haremos llegar un afiche, un obsequio que daremos a las personas más importantes para la organización y las dos invitaciones a la première que su hijo exigió el día de la firma del acuerdo.
Sabemos que no le será fácil enfrentarse a una narración que la involucra. Que no querrá que hagamos de cuenta que no ha pasado nada. Si ese es su deseo, esa noche la silla del difunto quedará vacía.
No se deje nublar los ojos por el resentimiento aun si ello le sirve como desahogo. Sin ánimo de disputa, en procura de que jamás perdamos de vista la realidad legal del asunto, anexo el documento en donde su hijo autoriza ser dado de baja por profesionales, frente a las cámaras, en aras de la verosimilitud que exigen los espectadores de estos años. Recuerde que todos los requerimientos de su primogénito, que se encuentran consignados en el texto antes citado, se han ido cumpliendo según lo acordado: espero que, en la medida de lo posible, teniendo en cuenta el terrible malestar que la doblega, el cheque a su nombre por cinco millones de pesos ($ 5’000.000), los pasajes con todo incluido para Cartagena y la máquina de lavar que él siempre quiso darle hayan sido de su total agrado.
Rezo para que el padre celestial la acompañe en los insomnios de su pena. Para que solo le permita conservar los buenos recuerdos que atesoramos en las cajas de nuestros armarios. Y le conceda guardar en el pecho el orgullo solemne de ha- ber aportado algo, un sacrificio más, al sagrado registro de los hechos.
Ricardo Silva Romero
Colombia (1975). Es el autor de más de veinte títulos, entre los que se cuentan novelas, cuentos, poemarios, ensayos y libros infantiles. Entre ellos se destacan Autogol (2009), El libro de la envidia (2014), Historia oficial del amor (2016) y Cómo perderlo todo (2018). Es columnista de El Tiempo en Colombia y de El País en España.
Relato seleccionado y enviado a Aurora Boreal® por Ricardo Silva. Publicado con autorización de Ricardo Silva. Este material también fue publicado en el Especial Autores Colombianos de Aurora Boreal® - Número 23-24, Mayo / Septiembre 2018. Publicado con autorización de Ricardo Silva. Fotografía de Ricardo Silva© Camilo Rozo.