'El cronista y el espejo' del escritor Óscar Osorio

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El cronista y el espejo
Óscar Osorio Correa
Narrativa
Editorial El Brocense
Páginas 94
2007 

 

El cronista y el espejoo algunas maneras de conversar con un autor.

 

I

Cuando se tiene la posibilidad de leer un texto, claro que se tiene también la posibilidad de estar con el autor, pero la alegría llega a grado sumo cuando frente a ti: de carne, voz y hueso, -y muy lejos de lo fantasmagórico- está conversando contigo una tarde cualquiera. Es tanta la estupefacción, que todo aquello que has pensado decirle por si algún día el azar o la determinación férrea de buscarlo y encontrarlo te lo pone en el camino, que todo se esfuma, se vuelve imperceptible aire: se olvida y la razón quizá, se deba a que ni la vida entera alcanzará para dar por terminada las múltiples lecturas que surgen de las buenas novelas.

 

Tal fue la experiencia que tuve cuando empezamos a conversar. Entre nosotros median muchos años de disciplina, de investigación, de rigor científico, de preparación académica, de tantas cosas que sin edulcorantes basta decir: de sobrada inteligencia. Soy yo, un simple lector que a veces se conmueve con un par de frases ordenadas que dicen cosas, y cuyo único rigor, es escoger al escritor y darle un tiempo amplio y suficiente (sin que se meta mucho en mi intimidad) para leerlo con atención. Ahora bien, no estar en el sonajero de las grandes editoriales no es óbice para la búsqueda ya que en el diverso mundo de las letras las joyas inéditas, las pocas promocionadas y hasta las no premiadas pueden descollar de manera apabullante. Pero el caso de El cronista y el espejo, es otro caso pues, esta novela corta fue premiada en el año de 2007 en España por la Diputación de Cáceres; no obstante, la divulgación de su obra es muy limitada, sólo dada en altos círculos académicos literarios (sorteando toda clase de celos y malquerencias) y uno que otro lector tr-avieso que no se come el cuento de las editoriales.

Danilo Albán, Colombia, Director desde hace siete años del Colectivo Literario Sábados Literarios. Además es reseñista y cuentista.

Luego de algunos acercamientos de los cuales el Escritor no se dio por enterado y aprovechando el lanzamiento de su más reciente obra ensayística: La virgen de los sicarios y la novela del sicario en Colombia, con la cual ganó en la ciudad de Cali, el premio Jorge Isaacs de Ensayo, me acerqué a él en medio de la barahúnda, le pedí me firmara el libro y de paso le invité para que nos acompañara un sábado cualquiera al espacio que por nueve años se ha venido construyendo en la ciudad: Sábados Literarios. Él, accedió sin miramientos. Y como "no hay deuda que no se pague y fecha que no se cumpla", el día llegó. Tuvimos entonces la grata fortuna de tenerle entre los contertulios, y fue allí donde se develó la gran obra que sin duda todos habíamos avizorado: es que era la hora del "escritor y sus espejos". Vale la pena aclarar que al tenerlo entre nosotros no es que haya salido la gran novela, pues, la novela (El cronista y el espejo) per se, ya lo es; sería lambón de nuestra parte hablar bien de algo que está mal construido o mejor, aburrido en términos de lectura, y darle tratamiento hipócrita, No, en el espacio sólo estamos que con los que queremos estar -si ellos acceden- y claro, con los buenos escritores porque a los malos, sólo los leemos. Y como había dicho antes, su presencia fue el súmmum pues ya habíamos hecho un trabajo previo de leer su obra y particularmente El cronista y el espejo, y fue desde ese momento donde la novela se abrió a la universalidad y cada uno como espejo, devolvió su imagen; es más, los que no la habían leído se acoplaron tanto, que al final tuvieron sendas intervenciones hasta después de que el novelista se fue.

 

II

Con fruición leí El cronista y el espejo, la novela del escritor vallecaucano, nacido en la Tulia, Óscar Osorio, y con mucha vanidad puedo decir que es de las mejores novelas que sobre violencia se han escrito en y sobre Colombia. Llama poderosamente la atención el tratamiento de la obra; es bien sabido por todos que el tema tratado puede ser lo de menos en términos literarios, grandes maestros del oficio insisten en la manera, en el trato, en la estética. Sin embargo, tanto tema como tratamiento, en El cronista y el espejo, se fusionan de tal manera, que danzan armónicamente, se entrecruzan y dan como resultado una fiesta novelística de la cual no podemos prescindir si queremos entender el fenómeno que por años y por generaciones viene azotando nuestra patria: La violencia, que se propaga rápido y va inoculando en cada ciudadano el virus memético para formar con ello toda una cultura, una forma de ver el mundo.

No habría duda si se piensa que por muchos años se ha impartido cátedra en una de las mejores universidades del país, se han dirigido trabajos de grado en maestría y doctorado y se ha investigado por muchos años el fenómeno de la violencia en Colombia, llevado por supuesto al campo de lo literario y rematar con una novela eximia, tal parece, no habría nada de raro ni de extraño ni de eximio; sin embargo, no es cierto que sí se es profesor de literatura de inmediato entras en el mundo de los buenos novelistas: Falso de toda falsedad, así como es falso que si estudio en una maestría en creaciones literarias salgo graduado como escritor: Falso; el don de la escritura es divino, pocas explicaciones hay en lo humano.

 

III

De tal forma que sólo aproximaciones se harán para develar ese mundo secreto que le atormenta y le rodea al autor, pues, si bien es cierto que median para la construcción de las obras literarias: disciplina, investigación, escritura y reescritura... no se puede olvidar que lo que debe prevalecer son los recuerdos, los antiguos recuerdos que han quedado allí con el benevolente fin de intentar la verosimilitud, esa esquiva cortesana que todo autor persigue.

cronista espejo 001Óskar y Nebrio, (protagonistas de El cronista y el espejo), y estudiantes de literatura, se reencuentran en las aulas de clases de la universidad, son esas ganas de superar el terrible sino que los envuelve y los cobija desde niños qué convencidos tal vez, que al tener educación sus males desaparecerán y con ellos entonces brillará una nueva vida; pero nada más lejos de la realidad: "una lluvia intempestiva lo hizo entrar a la funeraria. Óskar Alexis saludó a la viuda y a la huérfana, y les dio el inicuo pésame. La madera lustrosa del ataúd le recordó la carpintería de su padre, la infancia mutilada por el odio y la desgracia." Ya, desde esa segunda frase empiezan a bifurcarse las heridas de unas vidas determinadas por un ambiente filoso. En el caso de Nebrio el vejamen empezó desde los catorce años: "Don Roberto llegó borracho una noche. Nebrio cerró la peluquería y se despidió. Él le dijo que lo acompañara un rato, que la mujer y los hijos se habían ido de paseo y le daba pereza quedarse solo... Era como si me estuvieran rellenando el trasero de candela y pegué un grito. Él apretó con fuerza y me tapó la boca. Hizo otro envión y no me lo pudo meter. Traté de quitarme. Caímos al suelo. Él decía cosas que yo no entendía porque estaba aterrorizado." Ya la tierra se está abonando para que la reproducción de la violencia siga su cauce plasmático y sanguíneo, basta si no leer: "12 de Junio de 1975. Hoy cumplí 10 años y nadie se acordó. Yo siempre me lo celebro en silencio. El año pasado me compré un paquete de cigarrillos Astoria y me fui a fumar dentro de la cueva de jengibre que tengo al lado de la cañada. Este año no lo voy a celebrar porque hoy mataron a los Sastoque y estoy muy asustado". Faltaba si no la posta para continuar la carrera y llegar victorioso a quién sabe qué clase de final: "12 de Junio de 1976. Hoy cumplí 11 años y mi papá me dio un regalo. Él, que sólo me habla para darme órdenes, que si está amable me saluda alzándola ceja derecha, que nunca se acuerda de mi cumpleaños, cuando llegué de la escuela me puso la mano en el hombro y me dijo, Usted ya es un hombre, con esto se defiende de los hijueputas. Me dio dos palmaditas en la espalda y se fue. Yo sentí un calor raro que salía de su mano. Recibí el machete nuevo con orgullo de hombre grande...".

Pero en un ambiente de violencia, ésta deambula por los parques, por cualquier calle o se entroniza en cualquier hogar, y quizá, ya no sea el azar sino la determinación inapelable de un futuro ineludible la que te atrape. Ya en el año 2000, Óskar Alexis, habitante del mismo pasado y designio, con un poco de más persistencia y aguda inteligencia acaba con honores una maestría en literatura y está empeñado en sacar adelante una crónica que lo catapulte a la fama y el reconocimiento, contacta para ello a Nebrio, su amigo de infancia, que dejó la universidad en quinto semestre para dedicarse a traquetear, es decir, para ser mafioso de profesión. Y es desde ese encuentro, donde nos adentramos a un vórtice que nos dejará tirados en cualquier lado, haciéndonos toda clase de preguntas que traten de develar la suerte del hombre. Sin Nebrio, Óskar no brillará y tal vez, ni siquiera la muerte podrá remediar los años de violencia, injusticia y frustración, pues en la vida quedan testimonios agónicos que así se empeñen unos en borrar como archivo de computadora sus huellas, o de destruir las incontables evidencias de un pasado funesto, no podrán acabarlo, pues habría que quemar los libros y desaparecer toda amplia y/o incipiente biblioteca del mundo, sino, acabar con la humanidad entera o tratar, en el mejor de los casos, de dormir profundamente y así tal vez, olvidar. "Despertó aterrado. Se levantó. Buscó las pastillas de Zolpiden para dormir. Puso un puñado sobre la palma de la mano izquierda. Cogió un vaso de la mesa de noche, lo llenó con agua y se las tomó pensando en Marcela. Durmió profundamente".

Gran novela la del maestro Óscar Osorio, que además de bien estructurada, no escatima en esfuerzos para presentarla como una vida llena de todos los matices: odio, venganza, amor y muerte. Feliz lectura.

 

osscar osorio 240Óscar Osorio: Colombia, 1965. Profesor Titular de la Universidad del Valle. Licenciado en Literatura y Magister en Literatura Colombiana y Latinoamericana de la Universidad del Valle, Master y Ph.D in Hispanic and Luso-Brazilian Literatures and Laguage of The Graduate Center, City University of New York (CUNY). Ha publicado los libros: La balada del sicario y otros infaustos (2002), Historia de una pájara sin alas (2003), La mirada de los condenados (2003), Poliafonía (2004), Violencia y marginalidad en la literatura hispanoamericana (2005), Hechicerías (2008), El cronista y el espejo (2008), Una porfía forzosa (2012), La Virgen de los sicarios y la novela del sicario en Colombia (2013), El narcotráfico en la novela colombiana (2014). Hace parte de las antologías Encuentro 10 poetas latinoamericanos en USA (2003), Nueva novela colombiana: ocho aproximaciones críticas (2004), Cali-grafías la ciudad literaria (2008), Voces y diferencias. Poesía (2009), Voces y diferencias. Relatos (2010). Es coautor del libro Yo hablo, tú escuchas, ella lee, nosotros escribimos, una pedagogía compartida (2007). También ha publicado ensayos, crónicas y poemas en revistas como Poligramas, Hybrido, Con-textos, Ciberayllu, Letras Hispanas, Revista Cronopio, Letralia, Aurora Boreal, Archivos del Sur, Revista Canadiense de Estudios Hispánicos, Hispanic Journal. Ha recibido las siguientes distinciones: Calificación Meritoria a la tesis de maestría (Univalle 2000); XXXII Premio Cáceres de Novela Corta por El cronista y el espejo (España 2007); Premio Gutiérrez Mañé a la mejor tesis doctoral (New York 2013); Premio de Ensayo Autores Vallecaucanos Jorge Isaacs (Cali 2013).

 

Reseña enviada a Aurora Boreal® por Danilo Albán. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Danilo Albán. Foto Danilo Albán © Danilo Albán. Foto Óscar Osorio © Óscar Osorio.

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