ECLIPSE
Un sol negro semejante
a la premonición del desastre. Un sol muerto
robando las plegarias de los campesinos ojerosos.
Un sol ajeno a todo lo que habíamos conocido
hasta entonces,
a todo lo que habíamos sufrido hasta entonces.
Este es el sol que ha descendido
sobre nuestras ciudades. Ha
agotado las doncellas. Ha roto de un hachazo
las gruesas mesas de madera y los toneles
de vino espeso como sangre de gallo. Ha tensado
los mares y los ríos. Ha cortado la leche
de las madres primerizas. Ha revelado
a los bachilleres sudorosos
que hay una espera completamente sobria
de lo inevitable,
fría como el rodar de las esferas celestes.
Todo está ahora detenido. No obstante
hay como el ruido de cubiertos en una larga sobremesa.
Y bufones huidizos, bufones
de orejas puntiagudas
soportando en sus jorobas las secas maldiciones.
CRÓNICA
III
Y bien, ¿de qué cuestiones hablaremos ahora?
¿Del ojo deslumbrante del cerezo? ¿Del futuro quebrado
Como un quemante espejo?
¿Es para esto que hemos sobrevivido?
¿Para esto los perros dobermanos desgarraron nuestro corazón
Y golpeamos a los salvajes timoneles entre caos y tiniebla,
Corrigiendo el sentido del esfuerzo?
Ahora Ustedes y Nosotros,
Los huesos de los hijos no nacidos, y la carreta que rueda
Al cansancio viviente. No más responsabilidad que el contacto fugaz
Y los ayuntamientos al borde de los lechos. Nada con las pasiones.
Nada con las rojas colgaduras del espíritu
Que cubren las ciudades miserables.
Este mundo no tiene ya lugar para los desgarrados, y es inútil,
Y se nos ha advertido que es lujoso aferrarse a la Idea
Como las hojas muertas se pegan a las estrellas fugaces.
Este mundo. Pendientes de la palabra que no caerá de sus labios,
De los hechos que no sucederán, rodaremos hacia el juego infinito
De las sábanas y de los cuerpos, adivinando en la
naturaleza
del sueño
El olor del dios hembra.
Que mejor no se advierta el envejecimiento que el
silencio ocasiona
Y que a los Otros les sirva la ablución en la fe.
Ahora, bruscamente arrojado a la alquimia de los
cuerpos vivientes
Dudo
Frente a las llamadas del espíritu, torpes como las cabras.
Un principio de placer cosquillea mi entrepierna
Y la redención por el amor se aleja y entonces
Vuelvo a dudar.
No digo que todo se haya confundido entre la
vertiginosa
carne
Y el flujo de las Estaciones: tal vez hay una maravilla
Que accedería a los ojos del espíritu, pero es penoso conocerla.
Saber es también un modo de morir
Lamiendo la paradoja como una bestia herida. Ignorar
Puede ser un modo de vivir
Acechando la aparición del Verbo entre los cuerpos
De los animales impasibles
Mientras los reyes se disputan los astros y los cetros
Y la torpe Razón bamboleante
Se tiende como la leche sobre la hierba seca.
RELATO DE OTELO
¡Sí, te amo! Y cuando no te amo
Vuelve otra vez el caos.
William Shakespeare
«Cierta vez, en Aleppo…
Sí, fue en Aleppo donde me desgracié con ese infiel
circunciso:
Le ceñí con sus propias babas y su lengua morada
escupió sus plegarias
Y así salve mi vida. Esta vida que tan poco valía y que
hoy pesa en tus manos
Como un cofre de ébano, Signorina.
Aunque yo caiga
Tumbado sobre un sueño de paz
Roto por las matracas de la guerra,
Nada se habrá perdido si es que no te he perdido
Aunque yo caiga sobre los amargos tablones del recuerdo
Y recoja el final de la experiencia, y se encuentre que solo
es un ave mojada
Y el término y el sentido de este viaje se extravíen
Como arras oxidadas de algo que no ocurrió, nada se
habrá perdido
Si he logrado hacerme amar por ti.
«¡Moro! ¡Por quién has combatido! ¡Moro!
¡Para qué has combatido!» me gritaron los jinetes ociosos
Viéndome hablar contigo. Y en verdad Signorina
Después de este feroz ascenso de flecha malherida, he
vuelto la cabeza
Por ver a quién servía, y no he encontrado a nadie. Pero
los tuyos
Escupen a escondidas cuando paso, y los míos me niegan,
Y ese callado impulso de grandeza que me arrancó de
esclavos y galeras
Ha cesado, y es como si de pronto en la alta noche
El rumor de la mar cesara, despertándonos,
Y el helado temor y la premonición trepasen la garganta
como arañas.
Hacia Chipre una vez
Un insolente rubio me dijo que yo apestaba a rata. No
pude sino herirlo
Y entonces me arrojaron del barco y me quedé solo
otra vez
Por mi olor, por mi piel, por esta mi mirada que ahuyenta
a los búhos.
Y quedé solo
Después de haber contado una penosa historia
De brutalidad y miseria, de espantos y gargajos
Y una avidez de amor
Arriba de la piel, debajo de la piel
Tensa como un tatuaje, Signorina…».
(Consejero del lobo, 1965)
GAMBITO DE REY
Y continué P4AR
«Jugada peligrosa», dijo el Maestro, «de la escuela romántica.
Andersen
sale así en la Inmortal. Cuide Ud. 4T y tal vez haga tablas»
Y salieron mis escuadras imprecisas
transparente mediosueño bajo el canto del pájaro campana
y el árbol que todo lo sabe desplegando sentencias en
románicas. PxP
aceptó el Negro. Y yo C3AR.
Y por entonces la Realidad era
una impetuosa fantasmagoría / cierto impulso
en la materia del ánima humana la conduce a negar el pasado.
«Eh!», insistí otra vez «Cómo voy a seguir?
Qué decir de la Historia si es licencia poética
decir que se repite, que el incesante error
de los vencidos se repite, que el Poder del Imperio se repite?»
Algo hay, yo te diré
que te conduce a afirmar el pasado y a repetir un acto equivocado
para sentir que existes / porque eres desdichado por ejemplo /
y es inútil el acto, pero no obstante obligado
de repetir, pudiera ser que en el siguiente ciclo
se abran las puertas de la justicia
o de la paz
¡Ah! ¡Esa repetición spengleriana! / Espanto lúdico
perdido en sus orígenes.
Gigantesca esfera de leyes implacables
Nunca nadie jugó dos partidas iguales: así creer
en la repetición histórica es pura necedad. Mira bien:
ahora el Negro
llevará el Alfil a 2D, y esa es
Defensa Cunningham
de largas consecuencias.
―Supuse que volviendo
agradaría a todos si es que hablaba de amor y alegría
aunque malditas las ganas que me quedaban, pero aquí
huyen
del melancólico como del apestado en el s. XIV
y todo se ha perdido, aunque haya bautizado este regreso
con un sonoro nombre griego: NOSTOS
Extraño
En
Ecbatana, como dice
McLeish. Adiós, culeados sueños, adiós tu pulso, tallador de
brillantes
el regreso no significa nada, la miserable comunión de los cielos
como cualquier otra cosa jamás se ha producido, y hay algo
que acelera la fuerza de las cosas: una quieta barbarie de los tuyos
oculta entre palabras y unos gestos ambiguos. Nostos:
destierro del amor. Adiós gran árbol que ibas a florecer
y te quemaste;
adiós frutas enanas, parábola de Anteo, etc. que las gentes
echan tierra a tus ojos, y esa es toda la tierra que te han dado.
Cuídate del ridículo
Cuídate del epíteto
Cuídate de la verdad en boca de los niños.
«Audacia, más audacia, siempre audacia», recordé
haciendo A4AD. El Maestro insistió: «4T está desamparada».
Y se siguieron una serie de golpes:
su A5T jaque ( + ) mi CxA y el suyo DxC y nuevamente jaque.
Así llegó la hora de velar al gran amor. Los manjares
del banquete nupcial sirvieron para el banquete
de difuntos.
Hamlet, act I, viceversa,
y grité: «¿Eh? ¿Quién ha muerto? ¡En esta casa no se
muere nadie! ¡Es la casa del amor, del olvido, de la reconciliación!»
Eso dije y los pájaros picotearon mis riñones
y creo que el pórtico de una casa en mi espíritu se derrumbó
crujiendo como el hueso de un ave.
El Maestro
salmodiaba en un tablero lejano: «Hablemos de dialéctica
viviente, o alquimia del espíritu, como se llamaba
hace 8 siglos: una fuerza que se opone a otra fuerza
actúa sobre la contradicción del enemigo. Enroque Ud.
consolídese / conózcase a sí mismo / no juegue ningún rol
sea Ud. todas las piezas del tablero / sienta la amputación
de un miembro
cuando cae un peón. Un Yo compacto, un Yo
visible, si no se revierte sobre la propia Historia
es un poder desperdiciado, una pura metáfora hedonista.
Observe Ud. la armonía
de la Defensa India del Rey».
¿Pero quieren decirme de qué juego me hablan?
Los últimos cisnes cantaron con horribles aullidos de
castrati.
Una mano indecisa sacrificó el P en 3C, y PxP, la
rápida respuesta D2R, y el Negro
siguió P7C jaque descubierto.
Y todo fue arriesgado
y todo fue perdido.
Así ellos los audaces sobre un punto de una esfera bruñida
quisieron encender lo que se dice el fuego incorruptible.
Pero no hubo movimientos alados, ni ayuda, ni piedad.
¡Oh
descomedidos campesinos! ¡Ah, las brutales manadas de
los satisfechos
que imaginan tomar parte en el banquete! Mala peste al país
que abandona a sus héroes, que caen como una estampa bíblica
con la sal en el rostro.
Y un hombre
se apoya contra un árbol, disponiéndose a acabar su vida
con dignidad:
escucha: K.550 entre el murmullo de las ametralladoras
el minuet se enfrenta al infinito
sabiendo de antemano que será derrotado
y así fue el canto
de la revolución, amor, amor.
Así pues
devoraron bellotas
haciendo lo que se llama el recuento de muertos.
Y siguió mi fatal R1D y el PxT coronado
abrió la persecución implacable
crucé
mi D en 1A.
«¿Sabes lo que jugamos?» preguntó el Negro
«¿Qué?» dije estúpidamente. «Tu fe. Y tu futuro.»
Utopía se cae, se cae.
Los sueños ruedan a las alcantarillas
ángeles incoloros vagan
sin ruta y sin objeto entre las agujas de los templos
ruedas ardientes giran con los descabezados
¡Mi escuadra!
¡Mi orgullosa escuadra!
¡Mi querido Yo Mismo!
Entre la música de los escupitajos y los murmullos de
los paterfamiliae.
D5C ( + ). Una fangosa eternidad de espera; luego
el lento movimiento al A2R. Y DTxD
«¡Mate!» aulló el Negro
derribando las sillas escarlata. / Act. V. Telón/
La implacable esfera
las leyes implacables. 64 escaques
y el universo se comba sobre sí mismo. No hay afuera, no hay
escape hacia otra dimensión donde todo esto sea
la historia del reptil, la historia del anfibio, la pura prehistoria.
«Pero vuelva a jugar» dijo el Maestro «una partida
es solo una partida. La especie humana
persiste en el error, hasta que sale
una incesante aurora
fuera del círculo mágico».
Entonces
a la partida siguiente
jugué en 3) A5C.
«Ruy López?» observó el Maestro
«Usted aprende».
[Nota: P4AR = Peón 4 acción Rey / 4T = 4 Torres / PxP = Peón por Peón / C3AR =
Caballo 3 Alfil Rey / 2D = 2 Dama / A4AD = Alfil 4 Alfil Dama / 4T = 4 Torre / A5T =
Alfil 5 Torre / CxA = Caballo por Alfil / DxC = Dama por Caballo / P en 3C = Peón en 3
Caballo / PxP = Peón por Peón / D2R = Dama dos Rey / P7C = Peón siete Caballo /
R1D = Rey uno Dama / PxT = Peón por Torre / D en 1A = Dama en uno Alfil / D5C (+) =
Dama cinco Caballo (jaque) / A2R = Alfil dos Rey / DTxD = Dama Torre por Dama /
A5C = Alfil 5 Caballo]
IMITACIÓN DE PROPERCIO
I
Oh César, oh demiurgo,
tú que vives inmerso en el Poder, deja
que yo viva inmerso en la palabra.
Cantaré tu poder? Haré mi SMO?
Proyectaré slides sobre la nuca de mis contemporáneos?
Pero viene tu adjunto
sosteniendo que debo incorporarme al movimiento
si no, seré abolido por el movimiento.
No pasaré a la Historia, a tu
Historia, oh César. 80 batallones
quemarán mis poemas, alegando que eran inútiles y brutos.
No hay arreglo con la Historia Oficial.
Pero mis poemas serán leídos por infinitos grupos de clochards
sous le Petit Pont
y me conducirán a los muslos de Azucena
pues su temporalidad será excesiva
cosa comunicante.
Sous le Petit Pont
hablando del Tiempo sin implicaciones políticas
corre el Sena, río de cerezas, río limpio,
y hacia las seis de la tarde las cosas se naturalizan
y no conseguirás oh César
que yo me sienta particularmente culpable
por los millones de gentes hambrientas.
[Nota: SMO = Servicio militar obligatorio]
II
Los imbéciles han renunciado al Poder: yo
me confieso imbécil.
Ese juego pragmático y salvaje
por el que bramo y huyo, cosa en la cual
he quemado la mitad de mi juventud
por aceptar Tu Realidad,
oh, César,
por decir mi bocado shakesperiano. Y así
es miserable el tiempo que se pasa sobre la tierra
suponiendo que no hay un infinito
y además
el mundo de que me sentía mediador
no existió jamás, y
no lo verán mis días.
Un puto inútil
según los expedientes de tu estado, Señor de Gran Poder,
un joven lúdico
nonsense.
Cantaré a la risa
y al ridículo: ésas son cosas ciertamente inmortales,
no tu poder, no tu barbarie, oh César.
Yo huyo, según tu entendimiento
arrojando latas de cerveza a América
vagando sous le Petit Pont
donde cantan los jóvenes melenudos
las más bellas romanzas de la época.
III
Oh César, van llegando tus panfletos:
«Si no te ocupas de política
la política se ocupará de ti»
puro chantage.
Qué puede un centurión contra mi sonrisa?
Amenazado de muerte?
Y morirán mis reinos interiores, mis poemas, mi nombre
será excluido de las conversaciones?
Corriente.
Creerás que has ganado,
Oh César.
Eugenio Marchbanks sale, pero ellos nunca sabrán
cuál era su secreto.
IV
La Historia es la incesante búsqueda de un domo cristalino
que hay que mirar como jamás nadie ha mirado
y tus ojos son de esta tierra, Oh César
el poder corrompió a la Idea
pero la Idea queda
arbotante y tensión sobre un espacio de aire.
Tienes quien te haga las canciones heroicas
un puñado de máximas para defenderte de la muerte
y puedes arrasarlo todo
hombre que duerme.
/No mandes
a tus terroristas a convencerme que cante tu célebre continuum
represivo
yo reposaré esta noche entre los muslos de Azucena
y veremos unicornios en las paredes
y nuestros cuerpos se moverán hacia Hércules & Lyra
y la energía que emana de un cabello será bastante magia
para esta noche.
V
Necesitado de armonía
―ante un grabado de Albers
amarillo sobre amarillo, dos cuadrados/ sabiendo
que aún hay mediadores―
necesitado de armonía. Oh César
sigo el largo cabello de Azucena
la gracia y encarnación
detenida en el arco de St. Severin
serruchando una mano
entrando en Shakespeare & Company
papel sobre papel
una mano detenida sobre una página gótica
―en algún sitio
está la belleza mortal―
y haremos el amor sobre el papel
y no la guerra
y su cuerpo ondulará
y ella estará distanciada de todo
una gota de sudor resbalando
nítidamente sobre su espalda
hasta rendir el alma.
VI
Para arrasar el Poder
se precisa el Poder: yo buscaré el Tao & Utopía
Oh César
no me sueltes a tus perros de presa
la otra margen quizás no he de alcanzar
quizás me turbe
la contemplación de la belleza
y quede detenido otra vez detenido por un cuerpo
sensible a la virtud de un río
qué fueron sino rocío de los prados
qué fueron sino verdura de las eras
y pasaron miserablemente sus días en la tierra
Mi amada me espera
en la Puerta de Lilas
iremos en auto-stop a Salzburgo
Mozart prende las estrellas
nos revolcaremos sobre campos de avena
una vez más hacer el amor será un milagro
entre dos o tres
y las suecas de largas piernas
el invierno nórdico
cantando cosas
lúbricas forever
descubriendo la dulzura del Oro de Acapulco
nuestra propia dulzura
la naturaleza bienamada
robando frutas
vendiendo baratijas hechas por nuestras manos
viajando hacia el verano
o el otoño
los desiertos alquímicos
bellas palabras en idiomas extraños
y acamparemos bajo las estrellas
ritos órficos/sueños
espuma de mares jóvenes y mortales
donde no lleguen tus gerifaltes
Oh César
a intentar que cantemos al Poder.
VII
La cotidianidad puede ser tan hermosa como el heroísmo
sin salir de su casa se puede conocer el mundo
el movimiento del aminoácido y los astros
atravesado de energía
concibiendo
cómo es que el universo se ensambla desde arriba
por el cambio incesante
y una manzana otra vez una manzana
mordida por la belleza rubia
se lleva el paraíso
goteando
y la otra margen no habremos de alcanzar
mediadores entre el mundo de la realidad y el mundo
de los sueños
quietos en la contemplación
cabras que pastan entre los rododendros
un pueblo de sucias chimeneas abajo
y el roce de una mano puede precipitar el éxtasis
avant-garde
de un mundo que entrevemos
trizados por el Poder
que avanza sobre sí mismo y crece sobre sí mismo
ayer y hoy
en su naturaleza hay algo de maligno
ahora y siempre.
VIII
Oh, Señor de Gran Poder
mi poesía acabará conmigo
animal mortal
hecha por un animal mortal
pero será leída por jóvenes tan jóvenes
que creerán que es un viejo el que escribe
para ellos
no deteriorados por la barbarie del poder
nítidos
mejores
esperan con enormes grupos el Metro de las 6
andróginos y bellos
la noche fue de amor y marihuana
vienen del Norte y del Este
quién necesita una patria
los insultos no pueden contra ellos
semejantes al alba
Oh César
ignorando el Poder.
IX
No cantaré tu empresa, César:
hay un solo cantor para el ascenso
y hay mil para el descenso
descubre entre tu gente al elegido
y que no sea tarde
muerto apaleado
envejecido mudo
dentro & fuera
en un cruce de caminos
clavado a una cruz invertida
ojos que vieron la disputa del Poder
y aceptaron le mélange atroz
mientras nosotros los mil
del Este y del Oeste
un rêve, una visión
de una Historia pulsátil que se cierra y nos echa
hora del Poder
nuestra hora es la diáspora
la Idea marcha sobre la tierra retumba
como un tonel
pero en lo nuevo vive el germen de lo viejo &
viceversa
y la empresa final asume formas definidas
el cuello de botella
se abre hacia el infinito
y no cantaremos César poderes temporales
sino el total del diálogo
o rien du tout.
X
Frente a la Normandía
la marea se retira 13 kilómetros
brota el camino anegado que conduce
al Monte St. Michel
un rêve, una visión
Azucena
lava sus largas piernas musitando canciones goliardas
espera
incesantemente detenida
pero el mar se retira y la otra margen
acaso alcanzaremos
no más la historia del Poder pero de la armonía.
millones de utopistas marchan silenciosamente
NSE&O
piedra embebida en sangre que lloramos
oh piedras levitadas
por amor
la otra margen acaso alcanzaremos
el mar se ha retirado y Azucena
aguarda
amante incansable y ligera.
[Nota: NSE & O = Norte, Sur, Este y Oeste]
XI
Bajo el signo de Scorpio
ciclo de la verdad y la putrefacción
con la opción del suicidio en el círculo de fuego
para a su vez podrirse y engendrar.
NUDO BORROMEO
Un hombre vaga durante numerosos años fuera de
su patria, estrechamente vigilada por Poseidón, y solo.
Aristóteles
Y ahora remontas rue Vavin subiendo a Montparnasse
Hay un río que duerme otro que murmura
Aquí Clayton hablaba de Soutine
Los dorados temblores de Diana en el patio interior
El cuerpo multiplicado en millares de copias
Y un presagio de tormenta en la escalera
Menos grave que en los años siguientes
Y ahora todo resbala hacia Lo Real
Había sido algo menos que una presencia
Definida con tenacidad
Al alba con las últimas luces de la fiesta
La materia de los dioses extraviada en un recuento precipitado
De tantos viajes tantos libros tantas mujeres
La sombra helada de un libro que te acecha
Mientras haces el amor en el bisel del espejo
Las claves sumergidas en un catálogo de signos
Te requiere por una vibración de encajes y deseos
Como el vaho sobre el cristal del automóvil
Londres un taxi palpitante a la puerta
Una confidencia cubierta por el timbre del teléfono
Forma insuficientemente percibida
A través de las celosías de la casa
Lo Gris duerme su rapacidad vela
Modo infinito en infinita parodia
Y ahora tratas de recordar un acto significativo
Que te hubiera matado
Para que hacia él converjan las líneas del poema
O el pavor de un sueño
Donde olvidas tus huellas en las cosas
Como si el crepúsculo tornara la cabeza
Viendo unas rayas difusas en la perspectiva
Así cuando declina el viento de la noche
Hay tal vez una playa con casetas de vidrio
Y estudias el mecanismo de las olas
Sobre la barrera que planta tu memoria
Un dólar de plata por saberlo
El sentido de la experiencia debe encontrarse allí
Y yo debo entonces perseverar en el poema
El Otro que yo he sido el Otro que estoy siendo
Me debe ser designado en el poema
En una de sus líneas (tal vez en ésta misma)
El insolente sol trepa al solsticio
Y se me hace saber que mi sombra se gasta
Y una imagen recurre (la de Marianne)
Como si el erotismo fuera capaz de definirme
Como si buscase definición
Deslizándome hacia el centro del poema
Donde hay silencio y quietas placas de hielo
Calles que no llevan nombre
Miedo de tocarlo y no tocarlo y atravesarlo sin tocarlo
Como una sombra de palabras
Y hay líneas que se encurvan sobre el horizonte
Otras sobre el crepúsculo
Y acodado a las estepas mayores
Buscas la conjunción de los sentidos
En una sola epifanía
La memoria como un espejo parabólico
Descoyuntado por infinitos puntos de fuga
Que recompone ahora una imagen de mujer
De actos presenciados en Mallorca
O en un pueblo belga que se llama Malone
Cuyo sentido (si alguno existe) resistiría a la enumeración
De imágenes dispersas
De una noche en busca de rue Giordano Bruno
Al fondo del distrito XIV y bajo la nieve
O la de un lépero cagando sobre un puente en Comayagüela
O de una noche caliente y desolada en Managua
Un Luna-Park en trozos
O caminando contra el viento a la entrada de Cerbère
Buscando un maldito camión
Y todavía
Atravesando un campo de lavanda en el Luberón
Con un vuelo de cuervos en el cielo cubierto
Fascinado por la estupidez
(Lo Real)
Y el amor que no sobrevive a Lo Real
Y poesía calla
Puedes trepar a un bus hacer le tour du monde
Hasta que tus desgracias se consuman
Y te llenes los ojos de países
Inexplicables como las mujeres
Sombras frutas remolinos
Conversaciones a orillas de un catre
Viajando hacia Entropía con un bolso de lona
Borracho (y agresivo) cada día
Dónde quedó el lugar de la emoción largamente buscado
La voz (era una voz?) en los farallones de La Herradura
Sucio cobalto mar
Los versos aullados al viento
O la vigilia sobresaltada en un hotel de Ibiza
Y todo suspendido a esa enorme extrañeza
De estar aquí haciendo precisamente eso
Quizás en suma
La larga perplejidad
Que incita al mundo a ser lo que es
Nunca lejos ni cerca
Nunca Real
Y el viento que se caga en la noticia
Segando los sonidos
De pura insensatez has preferido una vida brillante
(Brillante?)
Peloteado entre psicoanalistas vagos guerrilleros
Artistas espléndidas mujeres pilares de bistró
Lectores de novelas policiales
Cambiando dos por una en el Marché d’Aligre
Dos Francis Rick contra un buen Ambler
Cuatro Carter Brown contra dos Stark
Una docena de Chase (siempre es lo mismo) contra
Lady in the Lake
O Red Harvest o La Reine des Pommes o Wincherly Woman
La escena de las fresas la escena del pico de hielo
El torpe asesinato del marido
Y las manchas de sangre dulzona sobre el piso encerado
Un laberinto de enaguas y de manos
Cáchame cáchame
No tendremos mañana
Porque mañana no existe para nadie
Tú eres Tú porque yo lo he querido
Y El Mundo (El Arcano XXI) te pertenece
No es sino un modo de pasar por El Diablo (VIII)
Errando entre las sillas al alba de la fiesta
Inmerso en una hecatombe de palabras
Un espejo te entrega lo idéntico y lo otro
Una puerta una noche
Si soy el que deseas y deseas a otro
Soy Otro
Y cuando te deseo no deseo ser otro
Librado a la madera de los sueños
No tendremos mañana
Como quien asume una pasión inconsecuente
Con la seguridad de ver borrarse los fantasmas
A la llegada del alba
Tú y Yo
Aturdidos huyendo por las alcantarillas
A La Paz (Baja California) o a Formentera
Cris el Sevillano en dos días dio la vuelta a la Isla
Jean-Marie se colgó en el fondo de un pozo
Frank cogió a martillazos a dos guardias civiles
Mi Reina Armada destruyendo los rangos de peones
Un triángulo de luz polvorienta en cada mano
Del 1 al 0 al 1
Y ahora Mi Reina es presa de la angustia
En un túnel como una tripa viva
Que se abre sobre una playa donde un hombre desnudo medita
El Amor y La Paz
California Dreamin’
Un sueño en jeans T-shirts
Playas tornasoladas soles anaranjados (Wesselmann)
La sombra de viejos automóviles traqueteando
Hacia un presente perpetuo
Une Ile entre le Ciel et l’Eau
O un lago azul e inmenso
El ágape que cura las heridas
Y el perezoso sol calentando mi cuerpo que no tiene
Orgullo ni deseo
Un paquete de vidas reventadas por presencia de Lo Eterno
El Big-Bang repercute sus últimos ecos
Y la gente deriva hacia todos los suburbios del planeta
Vagando meditando gozando predicando
Rompiendo el delicado equilibrio entre Idea y Deseo
Un último sobresalto de Occidente
Antes del encadenamiento de las guerras
Las heladas estrellas se agrupan del lado de La Osa
Ella ha desaparecido
(Quién es Ella dónde está Ella)
No confundas tu soledad y la suya
Cuando tires las tres monedas por seis veces
SUNG
Esta línea muestra al sujeto vacilante frente a la disputa
Vuelve al estudio de los dictados celestes
Abate sus deseos agresivos
Reposa en la firmeza y corrección
Habrá buena fortuna
Abate tus deseos abátelos te digo
Así podrás acceder a la contemplación
Y el mundo rodará sin ti
Por una vez
Y verás gotear las estaciones
En un cielo Ile-de-France
Tendido en un camastro fascinado
Por una constelación de manchas de humedad
Las nubes dibujan carneros castillos
Una majada de fantasmas desciende el Huascarán
Trisca en torno de un ojo de agua
Pisoteando el diván del analista
Repita eso
(Eso?)
La memoria se posa sobre un campo de trigo
Y los caballos trotan en torno de la era
Encerrados en un domo dorado
Tu padre bebe chicha de jora
Y tú aloja fresca
Y más tarde la luna rondará la Casa-Hacienda
Polvo de leche luz
Tus sábanas se prolongan en nevados
Repita eso
El poema graffiti sobre un largo monólogo
El tema del baúl el tema del poeta atormentado
Por la Sombra del Padre
Un calembour dudoso colgando de la manga
(Nunca tocará fondo porque es forma)
La hora de las visiones ha pasado
Quién sabe lo que sabe quien no sabe
Hay una teoría de círculos concéntricos
Puesta para evitar un encuentro frontal
Que ya tuvo lugar
Que apareció como un azahar en el verano
Calmando mis sentidos crispados en la espera
En el sous-bois las armas
Esparciendo un sonido metálico en el aire transparente
Lustros
Y a la mañana siguiente un trapecio de niebla
Sube al Medio del Cielo
El halcón malherido voltijea sobre el techo del mundo
Suspendido del verbo
Que se balancea como un fruto
Demorando en caer
Y te consumes fuera de la palabra
Que tal vez se alimenta a sí misma
En inflorescencia perpetua
Y así entorpeces la demostración
Empantanado en una noche sin fin
O detenido en un mediodía perfecto
Un bocado de viento en las colinas
Una ventana abierta en la plaza del pueblo
Que designa un imposible deseo
Y el tiempo el viento amargo
Huye entre tu camisa
Como un recuerdo agudo y olvidado
Así un día en el embarcadero de Santiago Atitlán
O cierta ven en Uxmal
Indescifrable tu memoria en ruinas
Fuera de tema borracho como un Lord
Contiguo a una galaxia burlona y superior
Más ebria que la noche bamboleante
Ceñida a tu cintura hincándote las uñas
Mientras circulan retazos de ciudades
Ramalazos de luces en el puerto
El esplendor vacante de tu cuerpo
Animal expulsado de la música
Más acá del Edén donde no hay luz ni noche
Sino incredulidad de cada gesto
Como quien sobrevive sin saberlo
Y hay un valle que cierra el horizonte
Un río que la brisa acerca
Y una mujer desnuda en la terraza
Tomando el sol
Nada es real salvo Lo Real
Desdeñoso irascible parpadeante y sumiso
Eternamente anclado
Plantado frente al río que murmura
Que tu vida se despliega y se agota
En la incesante perfección de su diferencia
A causa de Entropía
Obedecida y pronto contradicha
Por una dimensión confusa y vegetal
Y el azar te convoca para jugar un rol de figurante
En el chalet de abajo
Y en un delirio de provisiones y de ropa limpia
Olorosa a lavanda
Viajas en tus palabras
Y tus palabras viajan.
(Contra natura, 1971)
LOS HUESOS DE MI PADRE
«Hemos cerrado el pasado
con gruesas lágrimas de acero»
Javier Heraud
Serán éstos los 206 aristocráticos huesos de mi padre?
Todos completos, con su maxilar inferior, su frontal,
sus falangetas, su astrágalo,
su vómer, sus clavículas?
No se habrán confundido
en la Fosa Común
con los de un vagabundo
de esos que abundan en las calles de Lima,
y mueren sin un grito? Cómo voy a confiar
en que sean éstos los huesos de mi querido padre,
don Octavio, Tachito,
si en la Fosa Común donde lo echaron
puede ocurrirle cualquier cosa
a los huesos de uno?
Su hermano, tío Reynaldo había jurado
encontrar a mi padre, y recorrió toda esta Lima a pie
durante un año, para hallar a mi padre, el poeta,
que se había perdido en la ciudad,
como suele ocurrirles a los ancianos y a los locos.
Todos los días salía, después del desayuno,
a buscar al hermano mayor,
a aquel poeta provinciano,
talentoso, desgraciado y perdido
por los barrios de Lima. Llevaba
una vieja foto de mi padre, amarillenta,
donde aparecía con su pelo ya blanco,
sus ojillos brillantes de inteligencia, sus mejillas fláccidas
labradas por años de inútiles batallas
contra lo que él llamaba su destino adverso
cuando se hallaba de un ánimo blasfemo,
dispuesto a enrostrarle a un Dios
en el que no creía,
sus continuos fracasos.
La boca grande, elocuente.
La frente alta y despejada. Con un terno marrón, creo,
a rayitas. Esa imagen debió corresponder
a una época feliz, tal vez la de Huaraz,
cuando estábamos todos juntos, mi hermana
mi madre y yo, mucho antes
del divorcio.
Reynaldo la mostraba
a la gente, los interrogaba venciendo
su enorme timidez: «¿Ha visto a este hombre?»
indesmayablemente a pie,
tío de a pie como un remoto soldado de una guerra perdida,
raso, humilde, cumplido,
indagando en los parques, en los hospitales,
en las estaciones de autobús,
en los mercados,
pues quería encontrarlo,
esa era la misión que se había impuesto
antes que la muerte se lo lleve.
Pero la muerte se llevó primero a tío Reynaldo
de un cáncer al estómago,
sin saber que mi padre lo había precedido en el último rumbo,
y no fue sino mucho más tarde que mi hermana
al fin encontró a mi padre
en una Fosa Común del cementerio de Miraflores
donde sus huesos misteriosamente habían venido a dar
porque nadie había reclamado su cadáver.
La muerte
que con callado pie todo lo iguala
lo había sorprendido en un asilo municipal
donde llevan a los locos que vagan por las calles de Lima
y había muerto, enloquecido y solo,
él, Octavio, Tachito, el poeta, el hermano mayor
que había nacido en cuna de oro.
Siempre pensé que moriría rodeado
como Maese Manrique
de sus hijos, hermanos y criados
reconciliado con su terco destino
y cesaría la angustia
la loca angustia que desorbitaba sus ojos
porque no quería morir como un fracasado
y su muerte le cerraría para siempre
las puertas de La Gloria.
No reposó un instante en vida
acechando a la suerte en todos los caminos,
en todos los concursos,
esperando un cambio del destino
un premio, algo definitivo
que sacase su nombre del anonimato
y le diese la paz. Ya no soñaba con el Premio Nobel,
si no con la publicación de sus poemas
que eran profundamente hermosos
y cada día más bellos
cuanto más desgraciada era su vida.
Se sentía en deuda
con nosotros sus hijos,
y los recuerdos de nuestra infancia feliz lo atormentaban
hasta hacerlo sangrar
como un patriarca loco que ha perdido
el paraíso inadvertidamente
por una mala mano en el tresillo
un mal consejo, o una debilidad de temple
inconfesable.
Entonces quería estar solo, huía
de la familia, se confundía
en Lima entre los vagabundos, le aterraba
y le atraía como un destino escrito
la mendicidad al final del camino. No aceptaba
el rol que todos querían para él:
el del abuelo sabio y respetado
que mora y aconseja en el hogar de su hija: prefirió
seguir en la batalla hasta el final,
irse a la calle
esperando un milagro.
Sus despojos
fueron a dar a la Fosa Común,
hasta que el proceso
de putrefacción termine, en cosa de tres años
y sus huesos, mondos, nos fueron entregados
en una caja de zapatos, con una etiqueta identificatoria.
Ahora reposan en el Cementerio el Ángel
en una de esas fúnebres bibliotecas de huesos
a pocos bloques de donde mi madre duerme su sueño eterno.
La muerte, piadosamente,
ha acercado los huesos de dos seres que la vida separó,
y sus nombres han vuelto a aproximarse
en el silencio de este Camposanto
como cuando se vieron por primera vez
y se amaron.
En ocasiones
mi hermana y yo llevamos flores,
a un sepulcro y el otro,
y todavía sufrimos por su amor desgraciado,
que sin embargo dio maravillosos frutos.
CON EL SOL EN LOS ÓRGANOS
El mar al borde de la carretera
Con su lonja de sol que reverbera
Como un pectoral de oro mientras se hunde
En la memoria de esta tierra roja
Mezclada con astillas de ceramios chaquiras
Y osamentas envueltas en harapos
Que fueron vestimentas de príncipe
Carne de Colla carcasa de Orejón
Y bailaron como el polvo que gira
En las noches de fiesta
Y ahora son polvo de momia rugoso antepasado
Ensimismado en sus cielos guerreros
Donde un inmenso gato nos contempla.
Y a nosotros la muerte nos castiga
De la misma manera que a los gatos celestes
La parca la pelona ha llenado esta tierra
De polvo que fue hombre y continúan
Sus huesos siendo hombre sin embargo
Cobijando la vida en materia marcada
Por su paso impetuoso su voluta imborrable
Con un retazo de su carne seca
Podríamos clonarnos un guerrero mochica
Experimentalmente por lo menos
Y verlo renacer entre los muertos
Con sus ojos virtuales su cielo constelado
De otros paquetes estelares otras
Memorias inscritas en los huesos iliacos
Para otra vez vivir entre los vivos
Sin recuerdo de hazañas ni de dioses
Exigentes sin chicha ni mujeres
Sodomitas que aúllan y zurean
Como las cuculíes en los postes
Telefónicos
Será lo que llamaron los antiguos
Metempsicosis el salto de las almas
De ADN en ADN
O el viaje hasta el fin del ADN
Siguiendo el Disco Duro del genoma
Viviendo tantas vidas como ancestros
Vivieron enclaustrados en sus vidas
Y sólo en el orgasmo se dieron a otros seres
En un vertiginoso salto de equilibrista
La vida es siempre más: sus estrategias
Son más inteligentes que la muerte
«Que con callado pie todo lo iguala»
Y sólo sabe hacer de diferencias polvo
Indistinguible el hígado del páncreas
El corazón del bazo o de la tráquea
El metatarso el tríceps los gemelos
A fin de aproximamos al polvo original
Gris e indiferenciado
Donde apenas se mueven electrones
En sus órbitas frías de Nirvana
Hasta que cese todo movimiento
Para llegar al centro de la muerte
Y allí muera la muerte de su muerte anunciada
Pues la nada es fecunda paradoja
Que al instante siguiente es vida que revienta
En un Big Bang que es carnaval de estrellas
Soles constelaciones galaxias espirales
El nido de la vida su fabulosa cuenca
Desbordada de esperma luminosa
Eso es la cosa general que no consuela
A esta mota de polvo que me mira
Con los ojos que tuvo hace mil años
Atrincherada en su genoma moche
Cuando la muerte se llevó su cuerpo
Pero no todo: sólo lo visible
La talla la osatura la apostura
Y ese tamaño se enroscó en el polvo
Como los caracoles en su trompo
Esperando confiado en su programa
Que un milagro lo devuelva a la vida
Por eso es que se guarda el polvo en cementerios
Como una colección de frascos de botica
Por eso no me cremen cuando muera
No sea que me traigan un día de regreso
Estos humanos locos…
Aquí y allá los campos de petróleo
Rechinan como grandes zapatos embreados
Gotea el cielo tesoros numismáticos
Y me paseo con el sol al hombro
En virtud de los hechos conocidos.
(Memoria de Casa Grande, 2005)
Rodolfo Hinostroza (Perú 1941 - 2016), poeta y escritor polifacético. Se interesó por la astrología y la antropología. También por la gastronomía. Obtuvo los premios y reconocimientos: Certamen Internacional de Poesía Maldoror (1971), Internacional de Cuento Juan Rulfo (1987), Beca Guggenheim (2009) y Nacional de Cultura (2013). Sus textos poéticos poseen múltiples niveles de significación y se caracterizan por no ceñirse a ninguna regla canónica. La fragmentación y la dispersión de los versos, así como la inclusión de signos matemáticos y de otros entes abstractos, funcionan como elementos constructores de un estilo poético innovador y libre de ataduras. De temáticas y estilos distintos sus poemas tienen un trasfondo ideológico, cultural y social, donde están presentes la crítica y el compromiso político, la introspección identitaria, el amor y el erotismo, la familia y la muerte desde distintos enfoques.
Material de consulta:
Poemas reunidos. Lima: Mosca Azul Editores, 1986; Poesía completa. Madrid: Visor, 2007; Poesía reunida. Perú: Lumen, 2017.
"Domingos de poesía" es una idea original del poeta Sergio Laignelet, colaborador de Aurora Boreal®. Se publica semanalmente. Toda la selección y cura de los materiales por Sergio Laignelet.
Sobre Sergio Laignelet
Bogotá, 1969. Poeta colombiano residente en Madrid, editor, corrector de estilo y ortotipográfico de publicaciones educativas y culturales. Libros publicados: That's all Folks! (poemas animados). Madrid, 2017; Cuentos sin hadas. Canarias, 2010; Carnaval (plaquette). Bogotá, 2007; Malas Lenguas. Bogotá, 2005. Ediciones bilingües de CSH: Danés: Omvendte eventyr. H. Krarup trad. Copenhague, 2017; Francés: Contes á l’envers. R. Durand trad. Toulon, 2015, y Colomiers, 2017 (además, poemas suyos han sido traducidos al inglés, portugués, italiano, sueco, finés, polaco y japonés). Antología editada: Gatimonio: poemas de gatos de autores hispanoamericanos. Madrid, 2013.
Poemas de Rodolfo Hinostroza. Selección de poemas: Sergio Laignelet. Material enviado a Aurora Boreal® por Sergio Laignelet. Poemas publicados con autorización de ©Herederos de Rodolfo Hinostroza. Fotografía 1 de y autorizada por © Herman Schwartz. Fotografía 2 de y autorizada por Ingrid Sipkes. Fotografía Sergio Laignelet © Lorenzo Hernández.
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