A propósito de Nélida Piñon

 

nelida_pinon_001Al verla parecía una de esas tantas heroínas que se pasean por las páginas de sus novelas. Reminiscencias de Eulalia; acaso de Breta, de Caetana, se asoman a su rostro y a su cálida sonrisa carioca que se mezcló con mi admiración y con mi asombro. Conversar con alguien que solo había permanecido escondida en muchas páginas era casi como una

utopía. Tenía el mito frente a mí y como tal había que sentirla para entender un poco ese universo ya no vedado para mí.
Las noches breves revolotearon en mis letras, aceleraron mis dudas, enfatizaron mis sospechas, recorrieron mil y un caminos de letras repletas de navíos y me lanzaron a vencer el temor de la primera vez para enfrentarme a mi propia pregunta dirigida a ella: -Nélida, muchos de tus personajes tienen rituales, efectúan hechos y actos a deshoras.

 

Recuerdo a Madruga, por ejemplo, añorando a su Galicia del alma y empecinado en volver. Xan, fabuloso contador de historias, enseñando a Madruga a soñar... Entonces, quisiera saber, ¿qué rituales tienes para escribir? ¿Qué rituales están envueltos en tu proceso de creación? ¿Hay música de por medio? ¿Hay alguna hora especial en que te sientas a escribir? ¿Recuerdas alguna influencia especial?

Carlos G.Torres-Rodríguez (Colombia, 1964). Escritor y pedagogo. Ha enseñado literatura, arte y cine en varios colegios y universidades en Colombia. Además ha desarrollado diferentes proyectos creativos con comunidades de escasos recursos económicos en Brasil, República Dominicana y Colombia. Fue colaborador del diario La República y la Revista Número en las áreas de cine y literatura respectivamente. Co-creador del primer cine-club del Museo de Arte Moderno de Bogotá, bailarín de la Compañía de Danza Contemporánea Triknia Kabhelioz bajo la dirección del coreógrafo Carlos Jaramillo y asistente de dirección del Segundo Festival Internacional de Cine Ciudad de Bogotá. En el año 2002, publica su primer libro de relatos Un solo círculo un solo recorrido y desarrolla una propuesta donde integra a los estudiantes de secundaria en un proyecto editorial. Tiene dos libros inéditos para niños y un libro de poesía y fotografía en busca de editor. Actualmente es candidato del doctorado en literatura con especialización en crítica literaria y estudios de cine y video de la Universidad de Oklahoma en Estados Unidos. Su disertación, en proceso, es sobre la obra del maestro colombiano Álvaro Mutis.

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Nélida: Sentarme en mi máquina de escribir (el computador no existía) marca Hermes era todo un ritual. La hoja en blanco era toda para mí y pasaba horas y horas escribiendo sin parar. Me acompañaba de música clásica, especialmente ópera, y tenía que estar bien vestida. Algo que siempre me ha acompañado en mis rituales es la ilusión, las aventuras, los viajes, los viajeros. De hecho, Homero, Dostoievski (Crimen y Castigo), Cervantes, Mark Twain, Faulkner, John Updike, Philippe Ross, diferentes biógrafos y, por supuesto, Machado de Assis, a quien considero como el primer gran escritor en Latinoamérica, son algunos de mis compañeros de viaje. Me gusta mucho la primera persona porque es una voz fascinantemente intimista y está muy de acuerdo con tu pregunta sobre el ritual. Yo soy una mujer recolectora de sentimientos, de sensaciones, de enigmas. Hace tres o cuatro años tuve una profunda crisis creativa y creo que los oficios de la memoria hicieron que superara esta crisis. Escribí La República de los sueños en tan solo dos años pero trabajando hasta quince horas diarias todos los días (incluyendo sábados y domingos). Puedo decir, sin ningún temor, que puedo escribir bajo cualquier circunstancia. Yo viajo mucho y la vida misma me ha llevado a que cumpla mis rituales, como tú los llamas, en un aeropuerto de cualquier país del mundo, a que escriba en la sala de espera o a tres mil metros sobre el nivel del mar. Obviamente, prefiero estar en mi casa mirando de soslayo a mi querido Hermes (la vieja máquina de escribir) ya que el computador me es indispensable.

Nélida Piñon escritora y periodista brasileña nacida en Rio de Janeiro en el año 1937. Su fascinación por la palabra tanto escrita como oral se remonta desde su infancia influida por sus ancestros celtas, gallegos y brasileños. Es licenciada en Filosofía de la Universidad de Columbia y es profesora de la Universidad de Miami. Tiene una vasta obra literaria. En 1995 recibe el prestigioso premio Juan Rulfo. Luego fue presidenta de la Academia Brasileña de Letras (ABL) entre 1996-1997, siendo la primera vez que una mujer presidía una academia literaria en todo el mundo. En el año 2003 recibe el premio Menéndez Pelayo. En el 2004, la Universidad de Oklahoma le otorga el premio Puterbaugh y en el 2005 recibe el premio Príncipe de Asturias. Este pequeño texto que presento aquí es el resultado de una de las actividades creativas a las que tuve acceso debido a la beca Puterbaugh que recibí cuando era estudiante de maestría en la Universidad de Oklahoma.    Obras: Guía (1961), Fundador (1969), A casa da Paixao (1972), Sala de armas (1973), Tebas de mi corazón (1974), La fuerza del destino (1977), El calor de las cosas (libro de relatos, 1980) y La república de los sueños (1984) y Voces del desierto (2009). Carlos G. Torres-Rodríguez tuvo el enorme privilegio de tomar una cátedra dedicada a su obra y varios encuentros-mesas redondas con Nélida a propósito de su vida y obra.
Hubo otros momentos donde muy brevemente hablamos de algunas "saudades" comunes del hermoso Brasil. La música de Chico Buarque, los poemas de Vinicius y algunas películas también se nos atravesaron en nuestro diálogo teniendo como testigo una deliciosa cena y muchas voces de otros. Insinué la presencia de Pablo Coelho, ya que él también habla en uno de sus textos sobre el camino de Santiago y Galicia, pero tajantemente dulce me dijo que Pablo no era un escritor. El personifica, dijo, la subliteratura... Sin embargo, continuó, somos grandes amigos. En gran parte estoy de acuerdo pero me sorprendió esa manera entre suave y firme para expresar su opinión.
Las horas fueron muy breves. Nuestra "Bossa nova" fue un delicioso aperitivo para conocer a una personalidad muy importante de las letras en un terreno más tranquilo, más de afecto que de crítica formal académica. Fue un encuentro con un ser humano, de carne y hueso, que develó algunos de sus misterios con una fresca naturalidad, una sonrisa plena y un abrazo enorme.
Parafraseando a La república de los sueños podría decir que ella "dejó en el aire la deliciosa fragancia de un especial olor marino" aquí en las planicies de Norman, Oklahoma por motivo del premio Puterbaugh en la primavera de 2004.
Fue todo un placer haberla conocido.

A propósito de Nélida Piñon enviado a Aurora Boreal® por el escritor Carlos G. Torres-Rodríguez. Foto de Carlos G. Torres-Rodríguez©Will Stackable. Foto de Nélida Piñon © David D. Clark.

 

 

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