Las almas de los muertos

Horacio Peña Poeta, narrador, ensayista y crítico de arte. Nacido en Managua, Nicaragua. En 1967 ganó el Premio Internacional de Poesía en el certamen Centenario de Rubén Darío. En la actualidad es catedrático en Houston-Tillotson College, en Austin, Texas. Escribe una poesía llena de alusiones y mitos en la que trata de revelar el misterio del ser y del tiempo. Entre sus libros se cuentan Ars moriendi y otros poemas y Antología del inmigrante. Es miembro correspondiente de la Academia Nicaragüense de la Lengua.

 

 

Las almas de los muertos

 

En esta ciudad

donde he venido por unos días,

una ciudad poblada de mitos y leyendas:

-la leyenda de la carreta nahua, la mujer que llora,

el mito  del cadejo-

la anciana,

toda ella envuelta en su manto de soledad

en esta casi madrugada

y en el atrio de la catedral,

me dice,

antes de entrar a misa:

-Aquí,

las almas de los muertos

vienen siempre a visitarnos en forma de palomas.

Usted las puede  ver

sobre los tejados y los aleros de las casas.-

Mientras paseo por las calles y las plazas

-iglesias coloniales

donde viven vírgenes  y santos,

haciendo milagros todos los días-

voy mirando

bajar de los cielos

un inmenso mar de alborozadas palomas

que me rodean  con su vuelo

-llenándome de  eternidad-

para irse luego,

-místicas y en éxtasis-

a posarse,

sobre  los tejados y los aleros de las casas.

 

En otros tiempos y otros lugares

donde vivo ahora,

en medio de esta gente

que me habla en una lengua antigua

que he  ido  aprendiendo  poco a poco,

gente  con sus propios mitos y leyendas,

-la leyenda del Santo Grial, la del árbol  que canta,

la  leyenda de la Dama del armiño-

la anciana,

-una vaga voz y un  rostro vago-

que me recuerdan otros tiempos y otros  lugares,
me dice:

-Aquí,

cuando uno se muere,

el alma, que nosotros  llamamos lulio,

se escapa del cuerpo en forma de mariposa.

Pero regresa,

regresa, para estar ya siempre con nosotros.-

Todas las noches

subo y bajo las calles y los puentes de esta ciudad

para llegar a mi  cuarto en la colina,

y encontrarlo lleno de

fulgurantes mariposas

-que como los ángeles-

pliegan y despliegan sus alas,

lentamente.

Y me iluminan de eternidad.

 

Las almas de los muertos enviado a Aurora Boreal® por Horacio Peña. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Horacio Peña. Foto Horacio Peña © Horacio Peña.

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