Brando im Schwarzwald y otros poemas

hat_003Brando im Schwarzwald (y otros poemas)

Harold Alvarado Tenorio

Azafrán y Cinabrio ediciones,
México, 2010
33 p.





CARPE DIEM

Extensas llanuras
del fulgor de Lorica
donde el mal
rompió cuerpos
negros de piel,
desheredados, en comarcas
de concupiscencia.

Gabarra, Chengue, Salado,
Macayepo, Pichilín o Rochela
alojan los cuerpos
rotos por la codicia.
Descuartizados
y desollados vivos.
Sierras, martillo y machetes.

Imposible es amar
cuando la muerte danza
y los blancos cachorros
lucen entre las playas
de Tolú y Coveñas.

Pero nos deseamos.

Como
los hermosos
Brahman, Nelore y
Guzera,
vivimos
nuestro
Carpe diem.

 

 

ULTRAJES Y DESPOJOS

Taconea la noche
un resplandor de genitales
que celebra
la belleza de un mundo
de sobras y agravios.
Ellos beben.
Ellas también.
En Café Havana
atesoramos horas que no tuvimos
y amores que tampoco llegaron.
Tarde acudimos a un banquete
donde todo,
descartada la vejez,
es mejor que la muerte.

 

REPUGNANCIA Y VEJEZ

El asco que depara declinar
se distrae con metálico.
La altanería cobra las palabras,
los gestos, los genitales,
la lluvia con oro del orín,
los orgasmos y el cristal del semen.
Luego, odia e insulta.

Una caja de banco,
desdentada,
es la vejez,
donde parné extrae
-con asalto y engaño-
belleza y juventud.

Sucumbir,
entonces,
es el único entreacto
de estar vivos.

 

 

LOMA CASTELLANA

Amarilla y seca
como los desiertos
fue nuestra vida.
Árida será, también,
nuestra muerte.
Ni huesos ni polvo de huesos
quedará de nuestra soberbia,
vuestra vanidad,
nuestro apetito,
vuestra ruindad,
nuestro rencor
vuestra indecente codicia
de ser peor que los otros
es decir, nosotros.

Agradezcamos,
al arte de imaginar
la posible existencia de otros mundos.
Quizás sólo allí
haya color, luz, agua y descanso.

Sólo se muere una vez.
Nosotros,
hemos muerto dos veces.

 

 

VEN...

Ven,
recordemos ,
cuando al amarnos
las tardes caían
sin conocer
la crueldad
que nos cercaba.

Entre los bosques
y las aguas
crecían la codicia,
el encono, la inquina y la insolencia.

Ven,
celebremos otra vez
la belleza de nuestras becerras,
a Edi, el viejo vacuno
y el alazán que mordía nuestros brazos.

Ya nada puede separarnos.
La muerte nos ha unido para siempre.

 

HAROLD ALVARADO TENORIO (Guadalajara de la Victoria de Buga, Colombia, 1945), recibió título de Doctor en Letras por la Universidad Complutense de Madrid con una de las primeras tesis que se hicieron en España sobre la obra de Jorge Luis Borges, con el patrocinio de Alonso Zamora Vicente.Profesor Titular de la Cátedra de Literaturas de América Latina y creador de la Carrera de Letras de la Universidad Nacional de Colombia, fue, durante un lustro, director del Departamento de Español del Marymount Manhattan College de New York, donde condujo The Latin American & Spanish Series. A comienzos de los años noventa trabajó para la Editorial China Hoy de Beijing, donde tradujo más de cien poemas eróticos de todos los tiempos, reunidos en Poemas Chinos de Amor [1992/2004]. Hace una década dirige la revista de poesía Arquitrave (www.arquitrave.com) en honor y memoria de Jaime Gil de Biedma, luego del cierre de La Prensa, de Bogotá, de cuya Página 8 Cultura, fue su editor estrella. Autor de variados libros de poesía, ensayo, crónicas, entrevistas y diatribas, algunos de ellos son 25 (2010), Ultrajes (2007), Summa del cuerpo (2002), Fragmentos y despojos (2002); Literaturas de América Latina (1995), Ensayos (1994), La poesía de T.S. Eliot (1988), Espejo de máscaras (1987), Una generación desencantada: los poetas colombianos de los años setentas (1985), Kavafis (1984) y Cinco poetas españoles de la Generación del Cincuenta (1980).Ha recibido el Premio Nacional de Periodismo "Simón Bolívar" y el Inter- nacional de Poesía "Arcipreste de Hita".Ha sido traducido al alemán, árabe, chino, francés, griego, inglés, italiano, portugués y rumano.

LA MUERTA

La escueta,
delirante,
que va por la libre
en los caminos
no sabe,
la pobre,
que todo es inútil:
saber
pensar
amar
llorar
reír
viajar.
La vida
sólo ofrece tributos
al poder.
Quienes fallecemos
sin ver su luz
escribimos desde el íntimo
fondo de nuestro
desencanto.
De otros.
Vida vana.

As a tribute to GAG

 

CARTAGENA DE INDIAS, CIRCA 2009

Muchos años después
habría de recordar
aquella tarde
cuando el mundo
lacró su engaño.
Ni la hacienda,
ni el imperio,
ni la honra
hicieron la tarea
de los días
que uno tras otro
son la vida.
Sólo las palabras,
urdidas y ordenadas
con silencio
en una perenne soledad
resuenan
que fuimos una vez.
Repítelas.
Entonces volveremos.

 

LA TUMBA DE XIAO XUE

Cuando enfermé, aquel otoño,
Xiao Xue, mi rubia perrita
venida del oriente
llegó hasta aquí conmigo,
cruzando mares y valles,
campos de caña y maíz.

Quienes cuidaron de mí
culpándote de las llagas del cuerpo,
y la holgura del vientre,
resolvieron darte muerte
pero no sepultura.

Nunca encontré tu cuerpo
pequeña Xue.
En parte alguna supe dónde
te arrojó la crueldad.

Si no hubo tierra para ti,
halla en estos versos
término para tu descanso
y yo pueda,
agradecer tu compañía
en las hondas soledades
del Río de la Maldad,
donde está el sepulcro de aquél,
que también tanto te quiso.

¡Oh, tú, Xiao Xue!
Bella y rubia
como el alba.

 

 

ROSTRO Y VOCES EN MANGA

Fuiste y volver
no fue memorable.
Menos,
el rostro de un muchacho,
amaneciendo en Manga.
No hubo maravillas
ni sabiduría ni soberbia
ni codicia ni desdicha ni engaño.
Sólo ese rostro,
bello como la misma juventud,
helado, como los tiempos que corren,
incluso en Manga,
donde la luz es más bella
y todo parece dispuesto para que seas feliz
si, la vida, te lo hubiese advertido.

La vida, quiero decir la muerte,
que incansable
te esperaba detrás de la puerta,
repitiendo, como idiota:
Si todo vale nada,
el resto vale menos.

 

 

LA PATRIA

No pierdas el tiempo buscando la patria.
El dinero no la requiere y su lengua es usura.

La patria es el habla que heredaste
y las pobres historias que conserva.

Tu abuela, en el zaguán, ciega ya la memoria,
meciendo los años de sufrimiento y desdichas.

Tu madre, entristeciendo de melancolía y pavor,
Limbania, vigilando en prolongados silencios
los rumbos de su hermana,
tu tío, atado a la tierra que habíale regalado,
en plena juventud,
diez memorables sonetos
y Elisa,
sazonando el espíritu del capón,
hirviendo las aguas de aromas,
viéndote crecer como un desconocido.

La patria es también el vasto imperio de tu idioma
y la música de aquellos que la pensaron con amor.

Tu patria son las verbales
y pequeñas batallas de Bolívar,
la culpa, el frío y el hambre de Vallejo,
Neruda y su infinita colección de nombres y cosas,
Los juegos memorables y eternos de tu maestro Borges,
y un laberinto de sangre llamado Macondo.

Tu patria serán los libros que des a la tierra
y la felicidad que depares al lector.

No pierdas el tiempo buscando la patria,
la llevas contigo.

Con ella morirás sin haberla pisado.

La patria son un hombre, una mujer
y la lengua que hablan.

 

 

EL ZÓCALO

Esta mañana he visto una España Imperial
desconocida, no imaginada por Felipe Segundo.

Hernán Cortés supo que fundaba en Tenochtitlán,
la Nueva España, la única heredera
de Isabel y Fernando.

La inmortal y corrupta España vive en México
y el zócalo es su espejo y memoria.

Detente aquí
y mira cómo la voluntad de un hombre
pudo tejer un sueño que hoy rasgan otros
en su propia tierra.

Mira la mole de la catedral,
mira la dilatada plaza,
el suntuoso palacio
y la espléndida casa de empeño.

Antes de partir recorre los signos del tiempo.

Unos hombres ofrecen, al lado de la catedral,
los más antiguos y perdurables oficios:

cerrajero, fontanero, zapatero, soldador, adivino...

Confirmando al extremeño
cómo su obra no ha sido exterminada.

 

 

MANUELA SÁENZ LEE A HERMAN MELVILLE
LA CARTA DE LA FORTUNA

En Paita,
la vieja conocedora de hombres
leyó la carta de la fortuna
a un joven de rubias crenchas.
Vio las antiguas palabras cifradas y las dijo:
Que la ira de los desposeídos te guíe.
Para acabar con el mal y el dolor,
para no contaminarse,
a las almas sensibles
sólo queda la pobreza y la miseria.
Huye del mundo y sus leyes,
huye, incluso, de la misma vida.

 

PROVERBIOS

No hables.

Mira cómo las cosas a tu alrededor se pudren.

Confía sólo en los niños y los animales y de los ancianos aprende el
miedo de haber vivido demasiado.

A tus contemporáneos pregunta sólo cosas prácticas
y comparte con ellos tus fracasos, tus enfermedades,
tus angustias, pero nunca tus éxitos.

De tus hermanos ama el que está lejos
y teme al que vive cerca.

A tus padres nunca preguntes por su pasado
ni trates de aclarar con ellos tu niñez y juventud.

Con tu patrón no hables, escríbele y nunca le cuentes tus planes futuros y miéntele respecto a tu pasado.

Ama a tu mujer hasta donde ella lo permita
y si llegas a tener hijos, piensa que,
como en los juegos de azar,
podrás ganar o perder.

El destino no existe.

Eres tú tu destino.

Y si llegas a la vejez
da gracias al cielo por haber vivido largo tiempo,
pero implora con resignación por tu pronta muerte.

Los que no tenemos dinero ni poder
valemos menos que un caballo,
un perro,
un pájaro o una luna llena.

Los que no tenemos dinero ni poder
siempre hemos callado para poder vivir largos años.

Los que no tenemos dinero ni poder
llegados a los cuarenta
debemos vivir en silencio
en absoluta soledad.

Así lo entendieron los antiguos,
así lo certifica el presente.

Quien no pudo cambiar su país
antes de cumplir la cuarta dé cada,
está condenado a pagar su cobardía por el resto
de sus días.

Los héroes siempre murieron jóvenes.
No te cuentes, entre ellos,
y termina tus días
haciendo el cínico papel de un hombre sabio.

 

 

CUANDO LLEGUE

Cuando llegue
con sus alas y sus armas
cuida de cerrar mis ojos
y que mi boca no sea
violada por las moscas.

Ponme en el suelo
mirando hacia la tierra.

Lávame bien
peina mis cabellos
corta mis uñas
y hónrame
con aromáticos ungüentos.

 

 

M.M.C.

Miro tu rostro.

Imagino que habríamos sido felices
si fuera joven
como tú,
sin un pasado,
sin las convicciones que compramos al tiempo.

Miro tu rostro
y confirmo
que nada tiene ya sentido:
tu hermosura debería ser mi sal de cada día
tu juventud me haría vivir otros veinte años.

Miro tu rostro
y me pregunto:

¿Quién estableció esta rutinaria separación de edades?

¿Quién la fidelidad como hierro inamovible?

¿Quién nos quitó la realidad
y sólo nos dejó el deseo?

 

 

LA POESÍA

¿Qué eres sino la visión de la noche?

Todo lo nocturno te pertenece.

Invitas a los espléndidos banquetes de los sueños
y a las no menos espléndidas vigilias de la realidad.

Viajas con el hombre y la mujer como si fueras
la llama de sus ojos, el bordón de su felicidad
o el humo espeso de los amaneceres.

Para ti, madre del dolor, sólo hay gloria y pesar,
el mediodía no está escrito en tus agendas.

Ninguna otra cosa eres, poesía,
que la más alta sima donde el loco,
los mortales,
los desheredados de la suerte y la fortuna,
encuentran cobijo.

Tú, la detestada, la leprosa, la purulenta,
eres la mejor de las hembras
la mejor madre.
la mejor esposa
la mejor hermana
y la más larga y gozosa de las noches.

 

 

ENTRE PARÍS E IRÚN

Después de años de exilio,
-sin documentos-
una pareja de vascos deseaba
morir en las fronteras.

La ruina del cuerpo, la ceguera,
las manos torpes, los trajes derruidos
les impidieron dejar el país
que había consumido
-como madera que arde en un hogar-
el vigor y las fuerzas de su vida.

En un rincón del más largo tren
que hayas visitado
una pareja de ancianos moría de ansiedad.

No hablaban ya su lengua,
no entendían el ritmo de vuestras vidas.

Venían de un pasado, entre dos guerras,
campos de concentración, invasiones
y venta de brazos al mejor postor.

Entre París e Irún
quedaron la cenizas que guardabas
de aquello conocido -entre nosotros-
como esperanza.

 

 

BRANDO IM SCHWARZWALD

Ya no hierve la sangre,
sólo el deseo.
Pero al verte
vuelven a mí
aquellos sentimientos
conocidos en la juventud
cuando un tibio ardor
me hacía saber que la vida
era el mismo amor.
Has dado entusiasmo
a mi ajado corazón.
En esta Selva Negra
tú, con tu belleza, tacto,
cariño y juventud
harás que muera en paz
con este mundo, el miserable
que espero no vuelvas nunca a ver.
Tú, bien mereces,
un sublime homenaje,
mis versos,
mi única fortuna.

 

 

ÚLTIMO TANGO

Fue aquel verano es cierto.
Bien lo has dicho.
En Praha hizo esos días
un sol inagotable,
de Junio, y tú,
con tus 20 cumplidos
mentías por la diestra
y la siniestra
a todo el respetable.

Hubo que verte con los suéter chillones
y los vaqueros rapé
que decías lograste
en una almoneda
de Salamanca
a precio de Zara o de Oro,
hubo que verte,
o cuba o beodo o borracho
noches y semanas
repasando un destino perdido.

No hubo, hoy lo sabemos,
futuro para ti.

Toda belleza acaba y pronto,
dijiste entonces.

Estos días,
en Cartagena de Indias,
vi un despojo que venía
de Eckenforde
y creí eras tú,
tú, aquel mismo
que en un hotelito de la
de la Calle U Obecniho Dvora
amó todo un estío
incluso hasta entretiempo
a quien le había adorado
en plena juventud.

Oh días con sus noches
de la Praha de Dubček
esperando,
con champán en las manos,
un cambio en nuestras vidas.

Todo se esfumó en una noche.
Mientras los tanques rusos ocupaban las calles
nuestro amor se hizo trizas
en un vagón de pompas
camino de Berlin.

 

Ay Brando, Brando, Brando
chillaba Maria Schneider
al salir de aquel piso,
abandonado y vacío de
Ultimo tango a Parigi.

 

CAFÉ BLANCHE

Creyendo que la mejor cura contra la melancolía
eran esas superficies radiantes y abiertas
fuiste hasta las memorables ruinas
y viste la estatua de basalto
que del cuerpo de Antonio hicieron.
Grecia era el testimonio, bajo esa copiosa
y virulenta luz, de cómo solo lo externo
tiene propia existencia.
Ética y belleza
eran una y lo mismo.
Tallar el cuerpo era
tallar también el alma.
Curar el odio a sí mismo
era curar la soledad.

De vuelta a casa, liberado ya del pasado,
con aquellas camisas de colores chillones,
tus negros pantalones de tres prenses,
tus zapatos puntiagudos y habaneros,
el desnudo pecho mostrando la cadena
de oro macizo y los cinco medallones
entrabas al Blanche y pasabas las noches
bebiendo cubatas y quemando porros.

Todas y todos eran tuyos.
Te enamorabas, sin duda.
Amabas tanto los ritos de la carne,
su lenguaje y sus palabras
que incluso ahora, cuando escribes,
no sientes, tampoco, interés alguno
por el "acto final".

Brando im Schwarzwald (y otros poemas), de Harold Alvarado Tenorio, en edición de Benjamín Valdivia, se terminó de imprimir en el mes de diciembre de dos mil diez en la ciudad de León, México. El tiraje fue de trescientos cincuenta ejemplares.

Brando im Schwarzwald (y otros poemas) ha sido enviado a Aurora Boreal® por cortesía del escritor Harold Alvarado Tenorio. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Harold Alvarado Tenorio.

 

 

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