Estrella que cae
I
Como un parpadeo
de ojos que huyen,
estela que atrapa
un sueño que espira.
Y nos preguntamos
donde el brillo anida,
si acaso su huida
desafía al sol.
En cierne un deseo
como rito mágico
nos convierte en ansias
que buscan respuestas.
El sueño nos vence,
nos dice: ¡Mañana!,
y así el alma vuela
en busca del alba...
Mar de automóviles, concierto de ruedas aturdidas
Teléfonos, mujeres semidesnudas, elecciones
inglés, muebles, jeans
una fila interminabile de carteles
ladrillo, cemento
por doquier estruendo de metales frenéticos.
Sobreponiéndose, se eleva un tronco de escaso follaje
respira cuarteado y sediento
raíces quebradas contra el suelo.
Seré ese grano de arena
Que viajará a transformarse en perla.
Cuando la muerte llama a tu puerta
respondes con firme voz.
Oh, los largos muros de la siesta,
cuando el dolor sojuzga la piedra
y el sol es un puro reflejo
que mide lo presente.
Por estrecha senda caminas
mientras la luz
resbala por los techos de las casas
y se detiene en sus paredes.
Brando im Schwarzwald (y otros poemas)
Harold Alvarado Tenorio
Azafrán y Cinabrio ediciones,
México, 2010
33 p.
Fue aquel verano es cierto.
Bien lo has dicho.
En Praga hizo esos días
un sol inagotable,
de Junio, y tú,
con tus 20 cumplidos
mentías por la diestra
y la siniestra
a todo el respetable.
A modo de prólogo: "El condicional abriendo"
El condicional abriendo ¿Dónde anda la memoria de Rolando Revagliatti? ¿Acaso internada en los esquemas del latín clásico y haciendo una transferencia en el español medieval para llegarnos hasta ahora, a la reconstrucción de la lengua española en unos versos de penetración del infinito?
Envenenándome, purificándome,
Cuando pienso en los viejos amigos que se han ido
de mi vida, pactando con terribles mujeres
que alimentan su miedo y los cubren de hijos
para tenerlos cerca, controlados e inermes.
Sobre el páramo inmenso en el que vives,
No me voy a mover, no haré ni un gesto,
...He caminado solo y he recibido solo el aliento negro de los muros más altos de la ciudad.
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